miércoles, 20 de enero de 2016

SEXO, SIN DIOS, TIENE TARIFA





La llamada profesión más antigua del mundo (sofisma laboral) resulta que en los tiempos modernos ha variado sus formas y morales, ya que como muchos aspectos de la vida social, dentro de su práctica, el nivel más bajo y común sería la prostitución de calle y el nivel más discreto y al parecer más aceptado es el de acompañantes sexuales de élite.

Lo que podría justificarse desde una necesidad económica o pobreza extrema hoy ofrece una rápida posibilidad de riqueza y ascenso a placeres humanos (bienes y servicios) a las nuevas generaciones femeninas. Hoy, aunque suene radical, todas las mujeres del mundo están expuestas a la atractiva tentación de cambiar su sexualidad por dinero, es decir, ser oportunistas sexuales.

Los estratos del poder y el dinero tienen un alto y escandaloso consumo de sexo ilegal o amoral, hasta el punto de que el tráfico de menores de edad para estos fines no deja de ser noticia. No hay países pobres o ricos, desarrollados o subdesarrollados, porque esta realidad trasciende fronteras. Muchos políticos, empresarios y tristemente hasta religiosos (no solo católicos) viven en un submundo moral de lujuria, alcohol y drogas; porque sí, muchos veces el sustento de estas realidades proviene de capos del narcotráfico.

Llama la atención como los testimonios de jóvenes que han logrado salir de estas vidas o han sido rescatas de esta explotación y esclavitud no hablan de secuestro y violación, sino de una estrategia que parte de las emociones y la psicología. De ese sueño de ser reconocidas como hermosas, deseas y atendidas. Un tema donde la autoestima pareciera estar por el piso y estos depredadores, citando a San Pedro, “andan como león rugiente buscando a quien devorar”.

Eso me ha hecho pensar y aceptar algo que cuando estudiaba en la universidad me negaba a reconocer. Un día un profesor universitario nos dijo en su cátedra estas palabras: “Todos tenemos un precio” y añadía que probablemente en algunos era muy alto pero cualquier aspecto moral de la vida era doblegable desde el poder con la ayuda del dinero. Me rehusaba aceptarlo pero cuando uno escucha historias como las del Chapo Guzmán y su vinculación con modelos, actrices o personas del arte, mujeres que a cambio de dinero o poder daban libremente placeres corporales a este hombre nada agraciado y que hoy hasta marca tendencia de moda por las “camisas del chapo”, vemos que aquella radical y ofensiva afirmación de mi profesor tenía bases.

Solo una cosa detiene tanta hambre y sed de mundo: “El hambre y sed de Dios”. Es como lo reza el salmo 41(40) “Como busca la cierva corrientes de agua, así mi alma te busca a ti, Dios mío”. Así, no es el dinero el que marca la pauta ni el poder, es nuestra sed y nuestros conceptos de cómo calmarla. Quien busca mundo el dinero puede darle todo. Bajo esa línea cualquier mujer podría ser llevada a la cama por una buena tajada de dinero. Pero quien busca a Dios el dinero es inútil, estéril, hasta absurdo. Quien mantiene conceptos de santidad, gracia y eternidad en su línea de primeras necesidades comprenderá aquella respuesta de Jesús a Satanás cuando este le tentaba desde el hambre, Jesús le dijo: “No solo de pan vive el hombre sino de toda palabra que sale de la boca del Señor”.

Si nuestras jóvenes no conocen y entienden el mensaje de Jesús están muy expuestas a convertirse en instrumentos de placeres para enfermos sexuales, sádicos y pedófilos. Si nuestras jóvenes no viven y entienden el papel de Jesús en nuestra historia de salvación están expuestas desde el internet, las modas y la sociedad a vivir en destiempo experiencias sexuales vacías, pobres y en casos más miserables aún ser usadas por nada. Porque la prostituta recibe dinero a cambio de sexo pero quien entrega su sexualidad solo por placer queda expuesta moralmente a conceptos y adjetivos de: fácil, ligera, mujerzuela, regalada.

En María, finalmente, hay un concepto puro y claro de la riqueza de la virginidad, la gracia del no pecar y sobre todo de tener la mirada solo puesta en Dios, porque como señalaba Santa Teresa de Jesús: “…solo Dios basta”.

¡Luchen padres de familia!, luchen porque el enemigo es astuto y hábil. Entra con razones de mundo y en el mundo no hay razones para no dejarlo entrar. Solo Dios detiene su accionar. Dios los bendiga, nos vemos en la oración.

Lic. Luis Tarrazzi

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