¿Por qué agredes a mi madre?
De las diversas biografía que se han hecho sobre el papa San
Juan Pablo II, algunas literarias otras cinematográficas, muchas destacan que
cuando él queda huérfano de padre y madre fue a una iglesia y ante una imagen
que representaba a María Santísima le dijo: “tú ahora serás mi madre”.
Esa aceptación de María como
madre nuestra, pero primero como la madre de Dios, es lo que une de una manera
especial al mundo cristiano católico,
mundo que tú te has atrevido agredir al mofarte de la figura femenina y pura de María, que solo ha
sabido amar desde su existencia.
Muchas personas que defienden la ideología de género acusan a la iglesia
de intolerante, homofóbica, discriminadora pero no se ven en el espejo triste y
despreciable de lo que sería el lado opuesto de esa moneda: la cristianofobia.
Primero porque cuando desde la
tarima un artista como tú es capaz de tomar una imagen muy venerada y santa
como la de la madre de Dios, mi madre, y alterar su sentido, su belleza, eso
habla de que dentro de la ideología de género no hay más que el exacerbado
deseo de aplastar cualquier expresión de fe cristiana. No hay un deseo de
integración ni de inclusión de lo ya existente con esa corriente del pensamiento
LGBT que trata de meterse en todos los conceptos tradicionales de la sociedad:
familia, matrimonio, adopción, fe.
Nos ofendiste cobardemente Miguel
Bosé, inclusive a muchos de tus admiradores, seguidores de tu música (dentro de
los que NO me sumo pero que sí comparto en mi familia personas que compraban
tus discos), comunidad de fans que no dudo tendrá muchos católicos que
comprando tus entradas para conciertos y tu música te llevaron a la fama que
gozas y de la que aún queda algo. Todavía recuerdo ese concierto por la paz que
diste con Juanes en la frontera colombo venezolana, una llamado a la unión,
todos vestidos de blanco. ¿Qué pasó con ese llamado de paz Miguel?, ¿agredir a
la comunidad católica con estas ideas grotescas te parece paz?
Yo te invito a que sigas tu línea
coherente de insultos y ahora hagas lo mismo con la figura de Mahoma, porque si
cuestionas las doctrinas morales del catolicismo créeme que en el Islam podrás
conseguir también material para mofarte. Pero no, seguro no lo harás, porque
ahí sí podrías poner tu vida en peligro ¿verdad? Pues te adelanto que ofender a la madre de Dios no
queda impune y menos si todavía no eres capaz de entender la gravedad de tu
falta.
Estamos en la era de los insultos
y desagravios hacia la fe y tu país nacionalizado, España, está liderando la
campaña. Un estado que desea pujantemente sacar la religión de sus aulas, que
excluyó pesebres de ayuntamientos, que aplaude a la poetisa catalana (Dolors
Miquel) por tergiversar la oración del Padre Nuestro y ahora, ya tienen su
cantante que tomó la figura santa de María para mofarse de nuestra fe. ¡Caíste
bajo Miguel!
Leerás esto, si lo llegas a leer,
y seguro en tu mentalidad superior dirás: “Otro
fanático religioso, otro homofóbico”. Pero no, te escribo desde la figura
de un hijo que ha sentido que a su madre la han ofendido, usándola para un
comercio barato y superfluo de aplausos vacíos. Un mundo de placeres que ya tú
debes saber, con el pasar de los años, se hace más cuesta arriba disfrutarlo.
Quizás tú no entiendas el sentido
de ofender a una madre porque en tu propio entorno esa figura la negaste, la
suprimiste. Pero la madre es sagrada y más la madre de Dios.
En el programa “El Hormiguero” una vez señalaste: “Para mí, la mesa es sagrada. Todos trabajamos para comer. Yo creo que una
persona que no sabe estar en la mesa, que no respeta la comida y las formas de
la convivencia en una comida, hay algo que está fallando. Tienen que aprender que papá está trabajando para eso y que tiene
que ser respetado. Ese es el primer
valor que existe. Así me enseñaron a mí”. Esto explica lo básico de
tu actitud. Respeto Miguel, respeto fue lo que te faltó.
Aludirán algunos a los sacerdotes
pedófilos, a las riquezas del vaticano, a las cruzadas y hasta la condena a los
escritos de Galileo. Esos temas, que en nada responderían a tu ofensa a María,
tienen sus propias realidades que te aseguro Dios sabrá juzgarlas con la
justicia que es perfecta e incorruptible. No soy moralmente mejor que tú, en lo
absoluto, pero mi madre sí lo es, mejor que todos, y un ser tan puro como María
no merece un trato despectivo de ningún ser humano. La próxima vez que
proyectes una imagen de nuestra madre en un escenario colócate de rodillas y
reza una Salve. Dios te bendiga, nos vemos en la oración.
Lic. Luis Tarrazzi
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