Un papado de polémicas, sin
duda, que ha fracturado la percepción positiva de aquel cardenal argentino que
cuando aceptó el cargo de sentarse en la silla de Pedro pidió a los presentes en
la plaza y a los televidentes del mundo: “Recen
por mí”. Su aparente humildad y sencillez al hablar, como pastor de
parroquia, capturó de inmediato el corazón del mundo católico y no católico. Se
veía como un portador de paz, de encuentro, de diálogo.
Sin embargo hoy desde mi
país (Venezuela), viviendo lo que ya se podría catalogar de sangrienta lucha por los derechos
civiles, las libertades democráticas y la mejora de las condiciones de vida, se
ha dado una fracturado en torno a Francisco. Memes duros, muy duros, caricaturas,
lo llamaron “traidor”, “pro gobierno”, “nos dio la espalda”, “comunista”, etc;
esto derivado de las siguientes declaraciones que hizo en su viaje de retorno
de Egipto, en la ya acostumbrada rueda de prensa que da:
“Hubo una intervención
de la Santa Sede bajo pedido fuerte de los cuatro Presidentes que estaban
trabajando como facilitadores. Y la cosa no resultó. Y quedó ahí…Todos conocemos la
difícil situación de Venezuela, que es un país al que yo quiero mucho. Y sé que
ahora están insistiendo, no sé bien de dónde, creo que de los cuatro
presidentes, para relanzar esta facilitación y están buscando el lugar. Yo creo
que tiene que ser con condiciones ya, condiciones muy claras. Parte de la oposición no quiere esto. Es
curioso, la misma oposición está dividida, y por otro lado parece que lo
conflictos se agudizan cada vez más. Pero hay algo en movimiento.
Estuve informado de eso, pero está muy en el aire todavía. Pero, todo lo que se puede hacer por Venezuela
hay que hacerlo, con las garantías necesarias, sino jugamos al “tin tin
pirulero”, y no va la cosa”.
Entender estas palabras desde
un contexto político, humano, de líder de estado, sin profundizar en el
significado salvífico de ser el Papa, hay que leerlo en un contexto, para mí,
cargado de profundos cuidados e inclusive diría ondas hipocresías, que sería el
lenguaje de la diplomacia. La Iglesia no es ajena, en su historia, a este tipo
de discursos ya que San Pablo, en Grecia, en el areópago de Atenas, pronunció
un discurso muy bello pero de gran esterilidad pastoral. Con ese rotundo
fracaso San Pablo comprendió que al pan se le debe llamar pan y al vino – vino,
con esto la realidad es que Atenas era una civilización culta, muy creyente
pero profundamente idólatra; una esponja para aceptar cuanto credo y fe les
llegara, algo así como creer en todo por
si acaso. Eso explica aquella gruta vacía que decía: “al dios desconocido”, al por si acaso.
La oposición venezolana, de
la cual no oculto decir formo parte, esperaba del Papa Francisco una reacción
más clara en torno al gobierno venezolano. Un llamado al cese de la violencia,
un gesto de cercanía con los que sufren heridas o pérdidas brutales de seres
queridos, un reconocimiento de que este gobierno ya está montado en el potro de
los dictadores. Pero ¿sería sabia una declaración así? Cuando Pio XII le tocó
vivir la segunda guerra mundial con los Nazis como principal enemigo del mundo,
las personas lo acusaron de pro nazi porque no se pronunciaba con firmeza en
torno a Hitler. Él, con esa cruz de enemigos y jueces avanzó en dos planos
fundamentales (como se deberían dar estas luchas): desde la oración al único
Dios verdadero y desde la ayuda sigilosa
pero efectiva que salvó vidas humanas. Porque de haberse pronunciado
frontalmente contra los nazis ¿no hubiese sido el número de muertos católicos
similar al de los judíos?
Si Francisco habla
frontalmente contra este gobierno, con los colectivos armados que andan en las
calles, militares desquiciados disparando bombas a quema ropa, ¿cuáles serían
las consecuencias para consagrados y feligresía, templos, santuarios y lugares
de encuentro para la oración?
Este peine lo conoce bien el
principal enemigo de Dios, el demonio. Y está logrando profundizar la
irracionalidad maligna en el gobierno y el odio irracional en factores de la
oposición que sí está dividida y que sí carece de un liderazgo convincente, que
unifique la lucha y la guíe. Ese peine, todo el que critica al Francisco
duramente lo pisó, lo cual sembró, para el futuro: rechaza al papado, a la
Iglesia y a la fe. ¡Todo un triunfo infernal!
El Papa no puede hablar de
otro cosa que no sea: conversión,
diálogo y encuentro. Y esto porque si Francisco emana “indiferencia” desde
su cargo, Cristo fue mucho más apático contra el imperio romano. Yo, más que
acusar a Francisco de traición ¿por qué no acusamos a Dios de indiferencia, de
desprecio, de dejar correr horas y días este mal que él sí tiene el poder de
acabarlo con un chasquido de dedos? Dios sería el culpable porque fue él el que
nos dio este Papa y es su silencio más notorio que el de Francisco que tampoco
llegó a decir: “En Venezuela no está
pasando nada”.
Pero es que Dios no
pareciera estar claro de qué queremos los venezolanos. ¿Salir del gobierno?, Ya
salimos de Chávez y ¿qué pasó con aquel refrán popular que dice: “Muerto el
perro se acaba la rabia”? En Venezuela no se ha incorporado masivamente a Dios
en esta lucha como el pueblo de Nínive entero lo incorporó para evitar su
propia destrucción. Aquí el que se instaló y nos mueve es el demonio. Dividiéndonos,
enfrentándonos, matando nuestra fe. No, la culpa no es de Francisco, la culpa
es de Dios. (sarcasmo)
Y es bueno que tengamos eso
claro porque aquí finalizo con un análisis en torno al papado. Soy un fiel
defensor del papado, en esto carezco de objetividad. Creo en el papado como un
dogma. Ni lo cuestiono, ni lo critico. Lo malo prefiero colocarlo en oración y
lo bueno agradecérselo a Dios. Cristo, próximo a ascender a los cielos dijo a
Pedro: “He rogado por ti para que tu fe
no falle; y tú, una vez que hayas regresado, fortalece a tus hermanos”
(Lucas 22,32); y amparado en esa intercepción, que a mi entender recae en el
cargo más que en la persona, me pregunto: ¿dejó Jesús de orar y proteger el
papado? Yo opino que no.
Puedo entender los niveles
de desesperación que tenemos la mayoría de los venezolanos al sentir el país se
nos cae pedazos. Al ver el cinismo, la mentira y la opresión, la carencia de
justicia, de respeto y la gran anarquía que recorren nuestras calles. Pero si
seguimos haciendo juego a la crítica, a la división y al a sequía espiritual
atornillamos, no al gobierno, al odio. Gobiernos pasan pero el odio queda. La
expectativa en Jesús para los que luchaban contra roma era que sería el líder
de los celotes (guerrilla judía contra el imperio) y luego se transformaría en
el Rey, hijo de David. No fue así y decepcionó. Jesús no derrotó al imperio ni
luchó contra él. Pasarían como tres siglos para que este imperio cayera hundido
por sus propios pecados. Pero Jesús trajo una misión mayor, más difícil:
Derrotar el odio y el pecado de nuestros corazones. Solo en él y con él
ganaremos esta lucha. Esta batalla, como diría San Pablo, es espiritual. Quien
no lo vea así, con mucho respeto se lo digo, está batallando en las ardientes
calles del infierno para darle, en ambos caso, el poder al mismo líder: El
Demonio.
Dios los bendiga, nos vemos en la oración.
Luis Tarrazzi
Excelente reflexión,pero en Francisco hay claros hechos históricos que denotan su inclinación, tendencia o favoritismo a la izquierda, por no decir al mal.
ResponderEliminarEn vaticano atiende a los representantes del mal (victimarios) y nos las víctimas, en Cuba se reúne con los victimarios (Castros) y no con las víctimas, agreden y detienen a su lado disidentes y voltea la mirada, no dice una palabra en contra de la tiranía. Apenas llega a tierra de libertad y arremete su crítica contra el candidato pro-vida y el muro.
Francisco qué pena!
Muy bien escrito, si tienes la razón, entonces el beato Oscar Arnulfo Romero en su tiempo, y en el nuestro la Conferencia Episcopal Venezolana y todos sus Obispos, sucesores de los apóstoles, mordieron el "peine del demonio", por lo que harías bien en mandarles esta reflexión. Recuerda que la infabilidad del Papa no se aplica a todo lo que dice... Saludos
ResponderEliminarAl pan pan y al vino vino, hubiese dicho el diálogo no resultó porque el gobierno no cumplió las promesas, no cumplió con las condiciones con las que se fue al diálogo, y para otro diálogo habría que hacer ver al gobierno de Maduro que primero cumpla lo que prometió en el primer diálogo, esas serían las "nuevas condiciones muy claras". La oposición está dividida en opiniones , en maneras de enfrentar el problema, pero está muy unida en el objetivo más que claro de que el régimen no sirve y de que hay que hacer un cambio de gobierno, lo que además piden el 80% de los venezolanos, los reacios al diálogo son los que ven en facilitadores o mediadores una función inútil, no se trata de "observar" el diálogo, se trata de una participación activa, de involucrarse responsablemente e imparcialmente para obtener resultados. ¿Oposición dividida? También en la curia romana hay "divisiones" pero nadie se los dice, se resalta la unión de la Iglesia Católica en su esencia.
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