No sé si han notado que cuando
una especie está en peligro de extinción se construyen unas emotivas y
efectivas campañas de protección que hacen por lo menos algo de ruido para
evitar la eliminación total de esa especie en particular. Pues bien los
cristianos vamos en camino hacia una franca campaña ofensiva que busca
eliminarnos con corrientes ideológicas islámicas, relativistas, fundamentalista
en torno al género y ateístas.
Tener esa sensación de minoría en
riesgo en nuestra fe me permite pensar en esas cosas que me gustan pero se
acaban y que cuesta reponerlas, pensar cuando en mi casa por cualquier razón se
va el agua días. Esos momentos me hacen valorar esas cosas que aprecio y que a
veces por sentirlas en abundancia las automatizo sin mayor relevancia.
Necesitamos ser minoría para que
la fe se haga mayoría en nuestros corazones, nos duela a punto de no
importarnos morir por ella antes que perderla, a punto de que si toca perderla
nos perdamos con ella. Necesitamos ser minoría para que la fe se siembre en la
tierra fértil de nuestros corazones y quizás en muchos años el panorama sea más
prometedor que el que nos construyó generaciones pasadas entregadas al placer y
al dinero y la que nosotros le construimos a generaciones futuras cuyas
consecuencias solo tiene una simple lectura: “seamos nuestro propio dios”. Necesitamos ser minoría porque ya lo
somos y aún no nos damos cuenta. Dios los bendiga, nos vemos en la oración.
Lic. Luis Tarrazzi
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