LOS TUMORES DE LA DEMOCRACIA, COMO EL DE VENEZUELA
La mayor evidencia de que el
poder no debe residir en el pueblo la ha dado Venezuela. El poder, hasta en su
figura más despótica, tiene una fuente divina, un origen en Dios. Así Cristo se
lo hizo entender a Pilatos cuando señaló: “Tu
no tendrías poder sobre mí si no te hubiese sido dado de lo alto”.
Venezuela es la mayor prueba de
las grietas que pueden derivar en una democracia, la cual bajo el amparo de dos
palabras como: "Legitimidad y Soberanía" es capaz de darle el poder a
lo peor de una sociedad. Lo peor no lo determina la clase social, lo determinan
los antivalores.
Superamos épocas de reyes y
dictaduras y todos vimos en la
democracia el sistema más perfecto de representación ciudadana. Creo ya es
tiempo de superar la democracia sin volver a atrás. Que Dios nos mande esas
personas con visión de futuro, adelantadas a sus tiempos, que construyan
ideales del ejercicio de poder centrados en Dios con mística de servicio; sin que
esto se entienda tener al clero gobernando, porque esta cercanía de la Iglesia
al poder ya la vivió la humanidad, entendiendo el magisterio que su misión
pastoral transciende lo político. Esta labor que expreso es para laicos, no de
consagrados.
Pero este desenmascaramiento
democrático ya tiene sus imperfecciones en otras naciones, cada una con sus
gravedades morales. En democracia se han legitimado abortos, uniones civiles
homosexuales, eutanasia, perdonado a conveniencia delitos a corruptos,
negociado con narcotraficantes, descompuesto sistemas judiciales, jugado a
diálogos de paz con guerrilleros, perseguido a disidentes y periodistas, entre
otras cosas.
En democracia el difunto ex
presidente de Venezuela Hugo Chávez logró legitimar un atentado contra los mismos
principios democráticos, tal como: la
alternancia en el poder, al lograr “legalmente” hacer que su opción
presidencial fuese ilimitada. Proceso para el cual la naturaleza dio una
respuesta clara cuando la muerte le recordó lo finito de nuestra existencia. En
un falso proceso democrático (aunque reconocido internacionalmente como
dictadura) los Castro cubanos gobernaron hasta que les dio la gana y eso no
impidió que el tiempo les permitiera compartir visitas y amistades con
presidentes “democráticos”. Tanto así que, siguiendo los Castro en el poder, su
principal enemigo y sancionador, que se jacta de enarbolar la bandera de la
libertad y democracia, como lo son los Estados Unidos, ya poco a poco retoman
relaciones comerciales, políticas, económicas y hasta sociales.
Sí, la democracia es permeable a
todo, pero más al mal. Porque si algo tiene muy claro la democracia es que Dios
es una opción, no una verdad obligatoria. Los países, como presiona España,
deben ser laicos y Europa entera compró la tesis del laicismo. La democracia no
detiene el mal, lo acomoda. Pero en democracia se insiste en decir “el poder reside en el pueblo”.
Si la Iglesia fuese demócrata ya
no existiría. Si Dios fuese un demócrata ya el diablo le hubiese ganado el
trono divino. Si la verdad fuese una suerte de votos la mentira, con su gran variedad
de opciones, ya hubiese sido la triunfadora. Si el pueblo de Israel en tiempos
de migración Egipto – Canaán, hubiese clamado una democracia a Moisés todavía
estuvieran caminando en círculo por el desierto.
La democracia resultó ser una
gran utopía social, el sueño irrealizable pero creíble, el disfraz que viste a
lobos de corderos con lenguaje diplomático. La democracia resultó ser como el
comunismo, la teología de la liberación, el socialismo: una bandera de sueños
vacíos que se hace cómplice de lo que juran defendernos.
La democracia hace fáctico que un
ex golpista, ex narcotraficante, que un ex delincuente, etc, llegue al poder
con el simple apoyo popular. La democracia se nutre de medios de comunicación
quienes prácticamente nos dicen por quién votar, ¿O es que alguien duda que el
éxito de campaña del que goza Donald Trump tiene su causa en su difusión
mediática?
Dios observa y calla. Pero no
callará para siempre. Porque como en la parábola
de los viñadores asesinos muchos políticos se creen y sienten dueños del
poder, muchos magistrados, congresistas y presidentes se sienten amos de su
cuota de poder. Pero no, el poder reside en Dios y el pueblo debe obedecer a
ese Dios que estableció reglas claras, inmutables, eternas.
Francamente quisiera tener una
solución que supere el tema de la democracia sin volver a los tiempos de reyes
y dictadores pero debo ser honesto y confesar que no veo esa opción. Quizás hoy
muchos trabajan para encontrar la cura a enfermedades, para superar el
calentamiento global, para luchar contra el hambre y la violencia, pero
quisiera saber si alguien se está preguntando como superar el drama de la democracia
que nos pone en vilo en cada escogencia, que nos hace escoger entre las
opciones menos malas, menos corruptas, menos deshonestas.
La democracia fracasó, Venezuela
lo ha dejado claro. Porque un sistema de poder que permita aberraciones legales
e institucionales, que desconoce lo legítimo y hace legítimo lo ilegítimo ya no
merece ser parte del camino para gobernar. Amanecerá y veremos. Dios los
bendiga, nos vemos en la oración.
Lic. Luis Tarrazzi
De todos los sistemas es el menos malo y el más perfectible. Gracias a la democracia se produjo un avance impresionante en materia de derechos humanos. No es la democracia la que falla y la culpable de nuestros males, sino el mal que habita en cada uno de nosotros. Si Dios mismo, conociendo nuestra condición, no sólo nos hizo libres, sino que siempre ha respetado la libertad del hombre, porque esa libertad es condición necesaria, imprescindible, para que el hombre sea capaz de amar, y en consecuencia capaz de Dios. "El amor es hijo de la libertad". Siempre he sido crítico cuando las palabras que Cristo pronunció dirigidas a una persona en particular, en una situación específica, se "universalizan" y se aplican a toda clase de personas y situaciones. Si "A los gobernantes los elige Dios", no creo que entonces sea relevante el sistema que utiliza, ya que entonces no serían los votantes quienes le otorgan el poder a un ciudadano, sino Dios a través de ellos. En teología se distingue la "voluntad activa" dd Dios, de su "Voluntad pasiva"o permisiva. No importa lo que haga el hombre, Jesucristo Es El Señor de la historia. Nosotros jugamos nuestras cartas, y el juega las suyas, no hace falta decir quien gana el juego. Mi reflexión final es que simplemente cosechamos lo que sembramos: 30 años atrás a nadie le interesaba la política, (la búsqueda dél bien común), cada quien vivía para si mismo, porque las instituciones de gobierno, mal que bien, hacían su trabajo de gobernar. Cuando la renta petrolera se hizo insuficiente para mantener un nivel de vida artificial, la mayoría de los venezolanos se rasgaron las vestiduras y buscaron chivos expiatorios, para terminar eligiendo a un "mesías" y venderle su alma al diablo por el perdido plato de lentejas. Denuncia del pecado y llamado a la conversión, esa es la unica "salida". ¡Saludos! CYMA 81
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