Dentro de las canciones por las cuales es recordada “la voz” destaca la canción “My Way” (a
mi manera), siendo según describe Wikipedia “una canción popular adaptada al
inglés por Paul Anka…escrita por Claude François y Jacques Revaux”
En esa línea de idea quisiera desarrollar el objetivo de mi
artículo sin que por favor se entienda como una crítica al sacerdocio sino como
un celo a lo básico de la liturgia sagrada.
No pocas veces, en diferentes celebraciones Eucarísticas, he
tenido la riqueza de poder escuchar a diferentes sacerdotes, de diferentes
partes, culturas u órdenes religiosas. Y sin duda cada uno tiene su nivel de
profundidad, su grado de virtud y sus aspectos a mejorar. Pero la misa, en su
carácter católico (universal) goza
de elementos comunes que nos unifican como credo, como fe. Ejemplo de ello, en
las misas de domingo, el momento de perdón que debería estar dirigido,
entiendo, por un momento de silencio, la
oración del yo confieso, el rezo
del ten piedad y el Gloria (este último omitido en tiempos de Adviento y
Cuaresma). Luego las lecturas, homilía, el
Credo, la oración de los fieles y pasamos a la segunda parte con las
ofrendas, el santo, la plegaria eucarística (Por Cristo con él y en él),
el rezo del Padre Nuestro, La oración de la paz, Cordero, la Comunión y la
Oración final. De los aspectos descritos notarán algunos que he colocado en
negrilla; ¿por qué?, porque son las omisiones y/o vacíos que he notado en
algunos celebrantes. También me he conseguido con sacerdotes que no usan el misal y por ende no
universalizan esa celebración al no hacerse parte común de las otras misas del mundo, de ese día particular.
Se entiende que hay celebraciones que tienen sus excepciones como las misas por
festividades propias de un país. En otras ocasiones hay sacerdotes que son tan
participativos que ponen a la feligresía a hacer todas las oraciones junto con
él, como por ejemplo la plegaria eucarística que según entiendo solo la debería
hacer el oficiante.
Estos aspectos, a veces acompañados de música no apropiada, pueden
ser producto de la buena intención del párroco u oficiante por mejorar la
asistencia al sacramento de nuestra fe, pero también fusionarían peligrosamente
un rito universal a una fe popular hasta el punto de desdibujar el sentido
litúrgico.
Por eso el llamado es a no omitir lo universal de la liturgia por incluir "variedades creativas". Debemos recordar que el protagonista siempre es
Cristo y todos debemos dirigirnos a Jesús Eucaristía y a la unidad de una
Iglesia que danza al mismo paso Norte Sur, Este y Oeste. La Iglesia no requiere
elementos modernos para tiempos modernos. Ya lo sabía San Agustín al definir a
Dios como belleza siempre antigua y siempre nueva. Quizás porque lo novedoso de
la fe, lo moderno, lo nuevo, no destaca en lo externo, sino en la conversión individual, discreta y profunda de
aquel que prestando sus sentidos a la palabra descubre un amor que nunca muere.
Dios los bendiga queridos sacerdotes, nos vemos en la oración.
Luis Tarrazzi
@luistarrazzi
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