sábado, 7 de octubre de 2017

¿POR QUÉ YO SÍ VOTARÍA?



Primero aclaro el por qué no voy a votar. No votaré no por no querer, sino porque en las próximas elecciones regionales para gobernadores de mi país (Venezuela), el municipio libertador (Distrito Capital) no tiene elección de gobernador, ya que nosotros manejamos la figura de Alcalde Mayor que se elegiría, según entiendo, en las próximas elecciones de alcaldes a nivel nacional.

Muchas veces comenté y de hecho hasta un artículo escribí sobre ello, de la importancia de participar en todos los escenarios de lucha, en la batalla por un cambio de sistema y de ideología en mi país,  incluyendo en la Constituyente. Porque donde no hay barreras ni resitencia se cuelan los abusos. Y la democracia venezolana ha demostrado ser, aunque suene dura mi expresión, un burdel que permite de todo, mientras se cumpla con las normas burocráticas o las formas.

En democracia las luchas se dan electoralmente. Ese es el sentido de la democracia. Se supone que con ella se busca evitar las masacres, la imposición por la fuerza del poder, la mayor participación ciudadana y el revanchismo. Ya los tiempos de la ilustración demostraron que sacar del poder por la fuerza a quienes nos oprimen generaba más violencia en quienes triunfaban. Los derivados de la revolución francesa dan una gran cátedra de esto.

Es difícil querer participar, sobre todo cuando nos han prometido tanto que el cambio está cerca, que falta poco, que este gobierno no aguanta más. Esa demagógica inmediatez es lo que no ha hecho entender a mi generación venezolana que nosotros debemos construir un cambio para el mañana, un mañana que quizás no veremos, pero aunque Moisés no entró a la tierra prometida no dejó de bregar, día a día, mes a mes, año tras año, hasta llevar a los suyos hasta ella. Ya hay que entender que la inmediatez no aplica para el bien ni para lo mejor.

Hay algo evidente: Los candidatos generales puede que no nos convenzan. Están los que quieren gobernar por siempre y se reeligen, y se vuelven a reelegir. Ya el Estado Nueva Esparta pagó la factura de ello, solo por citar un ejemplo. Pero también están los demagógicos discursos que tratan al electorado como niños de primaria. En lo particular creo que esa forma de hacer política ya caducó y pocos políticos venezolanos han entendido esto.

Pero hay que votar. En democracia, repito, las luchas se dan con votos. Y sobre esa base se construyen las demás protestas, exigencias y deseos de cambios. Quedaría para otro artículo preguntarnos si ya la democracia, como sistema político, debe ser revisada, mejorada o derogada. No para volver a monarquías y dictadoras, sino para elevar el compromiso ciudadano en una forma de mando horizontal, inclusivo, recto y 100% dado al servicio de un país. Cuando se agudice la descomposición del cuerpo político llamado chavismo y como un cáncer inicie su auto destrucción ojalá surja la dirigencia política que tenga su mirada en Dios. Ahí veremos una tierra prometida. Dios los bendiga, nos vemos en la oración.


Luis Tarrazzi

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