¡Oh silencio! no me hables más. Necesito dejar de escucharte en mis momentos de pausa, porque cuando me estás hablando me acusas de pasividad.
¡Oh silencio! no me hables más. Tu presencia me invita a una calma que el mundo no necesita. El mal no descansa y el silencio inyecta indiferencia a los que queremos trabajar por el bien.
¡Oh silencio! no me toques el corazón. Mis mayores anhelos están en expresar la verdad, con alegría y tú me llenas de miedo. El silencio no es cualidad de los valientes.
¡Hey ruído, detente!, alejar el silencio no es invocarte a ti. Solo quiero dejar claro que el único silencio que necesito es el de mis pensamientos para oír la voz de aquel que me educa desde mi conciencia.
¡Oh silencio!, deja de hablarle al mundo con ruidos de indiferencia.
Luis Tarrazzi
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