sábado, 14 de octubre de 2017

TIEMPO DE FRACTURAS CON POCOS YESOS


Una sociedad, institución o familia fracturada es un camino seguro al fracaso o al estancamiento. La poca claridad de metas o destinos nos diferencia entre ser arrieros o arriados. Las fracturas, reparadas, enderezadas aunque queden bien y externamente no dejen marcas, sin lugar a dudas dejan cicatrices en los huesos sólidos que duran en el tiempo.

Nuestra sociedad actual, promoviendo una libertad de pensamiento casi que absoluta y profundamente relativista ha logrado sistemáticamente fracturarse poniendo el riesgo no solo los avances y la estabilidad moral sino que también la cantidad de yesos que reparen estas fracturas se tornan limitados, finitos. ¿La consecuencia de ello?, una sociedad encorvada, dolida, limitada, discapacitada.

La peor y más aguda de las fracturas es la fractura de conciencia, esa que impide establecer los juicios necesarios para educar, formar, corregir, convertir, perdonar, amar, discriminar lo malo. Esa fractura de conciencia se ha hecho tan masiva, tan radical y tan incuestionable que inclusive los tradicionales caminos morales como por ejemplo los de la Iglesia Católica hoy también titubean en sus diferentes jerarquías. ¡Cómo cuesta cada vez ver frutos de conversión por yesos que corrijan desviaciones morales, fuentes de pecado!. Eso nos debe preocupar porque el mundo, de puerta ancha, nos recuerda las palabras de nuestro Dios – Hijo, Jesucristo: “Entrad por la entrada estrecha; porque ancha es la entrada y espacioso el camino que lleva a la perdición, y son muchos los que entran por ella"  (Mateo, 7 – 13).

Cobardía, temor de quedarnos solos, temor de ser rechazados, podrían ser algunas de las explicaciones generales del por qué estas omisiones, aunque tampoco hay que descartar que Jesús a muchos les esté dando un poco de vergüenza predicarlo, solución que muchos han encontrado desvirtuando al Jesús verdadero, cuando señalan expresiones amplias que rezan así: “Jesús te ama como eres”, “Jesús no te condena”, “Jesús es el amigo que nunca nos falla”, “Jesús te apoya en tus decisiones”.

Un barco fracturado se hunde, un avión fracturado se cae, un carro fracturado se sale del camino y se estrella, una conciencia fracturada en sus convicciones y creencias ¿se salva?

En un mundo donde todos somos pecadores lo más grave que podemos hacer es naturalizar esa condición y convencernos de que no necesitamos a Dios. Un fracturado que no reconozca su fractura, superado el dolor y cuando el hueso se vuelva a soldar en la posición rota que quedó, aprenderá a caminar o a escribir así, con su hueso torcido. El día que la muerte nos alcance los huesos mal pegados serán enderezados a costa de un dolor de conciencia agudo. No rechacemos la Verdad pero tampoco neguemos la fuente de esa verdad, divina, eterna, poderoso y misericordiosa. Dios los bendiga, nos vemos en la oración.

Luis Tarrazzi
@luistarrazzi

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