No todas las personas nacen para ser gobernantes, es más, me
atrevería a decir que los buenos gobernantes son los que no queriéndolo y menos aspirarlo llegaron a ser ungidos por Dios a través de un
designio profético o una revelación de un profeta. (1 Samuel 16,13)
Los buenos gobernantes han tenido como característica el
Santo Temor de Dios y la humildad, como por ejemplo se decía de Moisés, que no
había en la tierra hombre más humilde que él (Número 12,3).
Los gobernantes no deberían ser electos y menos llegar al
poder por herencia o por la fuerza.
Deberían ser ungidos por Dios, así como lo creemos los católicos con los
Papas, en ese cónclave donde actúa el Espíritu Santo por encima de las miserias y avaricias humanas. Pero, si ya Dios
casi que se ha convertido en una fábula para el mundo ¿cómo darle semejante
poder para elegir a nuestros gobernantes?
En realidad no es imposible pero sí muy poco factible.
Estamos en tiempos de tanta demagogia y corrupción política que tendría que
existir una verdadera revolución espiritual y moral para que se abran las
puertas de las unciones.
Ser presidente, derivado de los sistemas democráticos, es
diferente a ser candidato presidencial. Quien no está en el poder para llegar
a él promete el cielo y la tierra. Promete acabar con la pobreza, mejorar la
seguridad, eliminar la corrupción, mejorar las vías, potenciar el desarrollo,
modernizar la educación, hacer accesible la salud sobre todo para los sectores
más necesitados, permitir el desarrollo armónico de lo privado con lo público,
bajar la inflación, etc. No hay un candidato que para llegar al poder no
ofrezca esto y más. Pero una vez se gana ¿qué nos conseguimos?, ¡eh ahí el
dilema!
Imagínate sentado en la silla presidencial y llegue a tu
oficina el empresario poderoso, o el representante de la mafia de la droga, o
el que trafica con placeres carnales para poderosos (la trata de personas), o
el que tiene la cuota territorial para pasar contrabando, o el que financió tu
campaña y ahora viene a cobrarte su factura, o al poco de aduladores que
vendrán a ti a pedirte casa, trabajos, licitaciones. ¿Y qué harás? En la visión humana del poder, atenderlos y al
prestarles tus oídos llegando así a dominar todo tu cuerpo. Es un cáncer muy agresivo de rápida
metástasis. Y es que el poder nos nubla y nos puede dar un placer tan
inimaginable que nos olvidamos de pecados, Dios y eternidad. Ya estás en tu
cielo y tratarás que sea lo más "eterno" posible. Este resbalón moral lo tuvo hasta
el Rey David, uno de los mejores reyes de la historia humana y el mejor para el
pueblo de Israel.
El ungido requiere tener muy claro quién lo ungió, a quién le
debe rendir cuentas y luchando contra sus propias debilidades tener presente el
Temor de Dios de David, la humildad de Moisés y la firmeza misionera de San Pablo. Para el
mundo sería un dictador o fundamentalista. Para el mundo sería un cerco para el
progreso y la igualdad de derechos, pero para Dios sería su ungido y caminando
con rectitud al pueblo que gobierne le vendrían años de prosperidad, fertilidad y seguridad:
“Si caminan
según mis tradiciones y guardan mis normas poniéndolas en práctica,
les enviaré
las lluvias a su tiempo para que la tierra dé sus productos y los árboles del
campo sus frutos.
El tiempo de
trilla alcanzará hasta la vendimia y la vendimia durará hasta la siembra;
comerán su pan hasta saciarse y vivirán seguros en su tierra.
Yo estableceré
la paz en su país y dormirán sin que nadie los moleste; haré desaparecer del
país los animales feroces, y la espada no pasará por su tierra.
Perseguirán a
sus enemigos, que caerán ante ustedes a filo de espada.
Cinco de
ustedes perseguirán a cien de ellos, y cien de ustedes a diez mil de ellos: los
enemigos caerán ante ustedes a filo de espada.
Yo me
inclinaré hacia ustedes y mi alianza con ustedes cobrará pleno vigor; tendrán
familias numerosas y llegarán a ser un gran pueblo;
todavía no
habrán terminado de comer la cosecha añeja cuando tendrán que tirarla para dar
cabida a la nueva.
Tendré mi
Morada entre ustedes y ya no los miraré mal.
Me pasearé en
medio de ustedes y seré Dios de ustedes mientras ustedes serán mi pueblo”.
Palabra de
Dios
Dios los bendiga, nos vemos en la oración
Luis Tarrazzi
@luistarrazzi
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