sábado, 12 de agosto de 2017

SI YO FUERA PRESIDENTE



No todas las personas nacen para ser gobernantes, es más, me atrevería a decir que los buenos gobernantes son los que no queriéndolo y menos aspirarlo llegaron a ser ungidos por Dios a través de un designio profético o una revelación de un profeta. (1 Samuel 16,13)

Los buenos gobernantes han tenido como característica el Santo Temor de Dios y la humildad, como por ejemplo se decía de Moisés, que no había en la tierra hombre más humilde que él (Número 12,3).

Los gobernantes no deberían ser electos y menos llegar al poder por herencia o por la fuerza.  Deberían ser ungidos por Dios, así como lo creemos los católicos con los Papas, en ese cónclave donde actúa el Espíritu Santo por encima de las miserias y avaricias humanas. Pero, si ya Dios casi que se ha convertido en una fábula para el mundo ¿cómo darle semejante poder para elegir a nuestros gobernantes?

En realidad no es imposible pero sí muy poco factible. Estamos en tiempos de tanta demagogia y corrupción política que tendría que existir una verdadera revolución espiritual y moral para que se abran las puertas de las unciones.

Ser presidente, derivado de los sistemas democráticos, es diferente a ser candidato presidencial. Quien no está en el poder para llegar a él promete el cielo y la tierra. Promete acabar con la pobreza, mejorar la seguridad, eliminar la corrupción, mejorar las vías, potenciar el desarrollo, modernizar la educación, hacer accesible la salud sobre todo para los sectores más necesitados, permitir el desarrollo armónico de lo privado con lo público, bajar la inflación, etc. No hay un candidato que para llegar al poder no ofrezca esto y más. Pero una vez se gana ¿qué nos conseguimos?, ¡eh ahí el dilema!

Imagínate sentado en la silla presidencial y llegue a tu oficina el empresario poderoso, o el representante de la mafia de la droga, o el que trafica con placeres carnales para poderosos (la trata de personas), o el que tiene la cuota territorial para pasar contrabando, o el que financió tu campaña y ahora viene a cobrarte su factura, o al poco de aduladores que vendrán a ti a pedirte casa, trabajos, licitaciones. ¿Y qué harás? En la visión humana del poder, atenderlos y al prestarles tus oídos llegando así a dominar todo tu cuerpo. Es un cáncer muy agresivo de rápida metástasis. Y es que el poder nos nubla y nos puede dar un placer tan inimaginable que nos olvidamos de pecados, Dios y eternidad. Ya estás en tu cielo y tratarás que sea lo más "eterno" posible. Este resbalón moral lo tuvo hasta el Rey David, uno de los mejores reyes de la historia humana y el mejor para el pueblo de Israel.

El ungido requiere tener muy claro quién lo ungió, a quién le debe rendir cuentas y luchando contra sus propias debilidades tener presente el Temor de Dios de David, la humildad de Moisés  y la firmeza misionera de San Pablo. Para el mundo sería un dictador o fundamentalista. Para el mundo sería un cerco para el progreso y la igualdad de derechos, pero para Dios sería su ungido y caminando con rectitud al pueblo que gobierne le vendrían años de prosperidad, fertilidad y seguridad:

“Si caminan según mis tradiciones y guardan mis normas poniéndolas en práctica,
les enviaré las lluvias a su tiempo para que la tierra dé sus productos y los árboles del campo sus frutos.

El tiempo de trilla alcanzará hasta la vendimia y la vendimia durará hasta la siembra; comerán su pan hasta saciarse y vivirán seguros en su tierra.
Yo estableceré la paz en su país y dormirán sin que nadie los moleste; haré desaparecer del país los animales feroces, y la espada no pasará por su tierra.
Perseguirán a sus enemigos, que caerán ante ustedes a filo de espada.
Cinco de ustedes perseguirán a cien de ellos, y cien de ustedes a diez mil de ellos: los enemigos caerán ante ustedes a filo de espada.
Yo me inclinaré hacia ustedes y mi alianza con ustedes cobrará pleno vigor; tendrán familias numerosas y llegarán a ser un gran pueblo;
todavía no habrán terminado de comer la cosecha añeja cuando tendrán que tirarla para dar cabida a la nueva.
Tendré mi Morada entre ustedes y ya no los miraré mal.
Me pasearé en medio de ustedes y seré Dios de ustedes mientras ustedes serán mi pueblo”.
Palabra de Dios

Dios los bendiga, nos vemos en la oración

Luis Tarrazzi

@luistarrazzi

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