Los hijos no siempre son el reflejo de sus padres, en algunos
casos pueden ser mejores personas y en otras, como en la motivación de este artículo,
mucho peores.
La democracia venezolana, que data de manera estable y
continuada desde el año 1958, con sus aciertos y desaciertos, era considerada
un modelo para el continente. Venezuela por años fue admirada pero,
con su democracia, crecieron unos hijos que hoy no solo reniegan de sus
orígenes sino que han destruido hasta la identidad del país.
Venezuela es un país abiertamente militarizado y en su
mayoría estos militares, incluyendo al fallecido Hugo Chávez, se formaron en la
cuarta república. Estos “hijos de Bolívar” le deben su ser a estos años académicos
en gobiernos que venían desde Rómulo Betancourt hasta Carlos Andrés Pérez (I y
II). Son los hijos de la Cuarta.
En la cuarta había inseguridad, pobreza, corrupción,
indiferencia, sí la había, pero con esta realidad actual hoy miramos atrás
y vemos que no vivíamos tan mal como ahora. El pacto de punto sembró bases
de una rotación gubernamental, dio institucionalidad al país, respetó lo básico de la democracia y a la
Constitución. Insisto, con sus enormes fallas pero no parecía que la democracia
en nuestro país, en un continente que estuvo plagado de dictaduras en el siglo XX, estuviera en riesgo. La democracia venezolana daba brillo al iceberg
del continente suramericano.
En esta analogía uno se pudiera preguntar ¿Y los hijos de la
quinta serán peores? Y la respuesta es ambigua. Este régimen al margen de la
democracia y las libertades es estéril. Y eso lo demuestra el reciclaje de
ministros y rostros que por casi 20 años nos han gobernado. No deja una
generación de hijos independientes. Todos viven de la renta y de la imagen del
fallecido comandante Chávez y eso es finito, agotable y de vida corta. Cuando
este sistema culmine, salgan sus actores, quedarán en la triste historia de una
Venezuela que se hundió por ideas y no por guerras, pestes o desastres
naturales. Sus propios hijos, los hijos
de la cuarta, agudizaron aquello que juraron erradicar y quitar. Le han
dado la peor economía al país y su peor crisis social en su historia
republicana. Son el reflejo de lo peor de la cuarta.
Esto no sería un ataque al pueblo que creyó o todavía cree en
el chavismo. Quien nace ciego jamás podrá entender lo que es ver. Es un reclamo
a la demagogia, también abrazada muchas veces por la oposición venezolana, que
no termina de educar al pueblo sino que sigue tratando a los electores como
autómatas con cédulas, mascotas de partidos políticos o tontos útiles. Dios los
perdone porque más pesar me da hoy el futuro de ustedes, los culpables de esta
realidad, que el de mi propio país; país que le costará levantarse pero SE LEVANTARÁ.
Nos vemos en la oración.
Luis Tarrazzi
@luistarrazzi
No hay comentarios:
Publicar un comentario