No se pierde lo que no se tiene.
Una máxima muy cierta a la hora de hablar de sacrificios u omisión de valores
por lo que muchos políticos llaman “causas mayores”.
No sé si compartan lo que a continuación afirmaré pero Venezuela, aunque se debate fuertemente entre dos
posiciones políticas no muy claras, pero al parecer muy diferentes, hace tiempo perdió lo que nos daba esencia humana
como habitantes de esta tierra, perdimos nuestra
identidad espiritual.
Uno al hablar de un país del medio
oriente inmediatamente asocia a sus habitantes con el Islam, aunque no sean
absolutamente todos musulmanes la mayoría sí lo son. ¿Si pensáramos en
Venezuela, en torno a su espiritualidad, qué diríamos de sus habitantes? Probablemente muchos se
aventurarían a decir que Venezuela es un país cristiano, y puede que lo seamos
de palabra, pero el arraigo con esa fe, como un valor de vida innegociable dudo, honestamente, lo tengamos.
¿Por qué afirmo esto?; porque si pensamos en los valores del cristianismo, católicos o protestantes, estos no se hacen sentir en donde considero bien fuerte deberían estar presente, y es en la
política, en los gobernantes. No por el fundamentalismo que podría derivar con el ejercicio de la fe desde el poder, sino por esa formación cristiana que te enseñaba que la vida es sagrada, el matrimonio es entre
un hombre y una mujer, que la corrupción es pecado grave, que lo ajeno se
respeta, entre otros aspectos. Y esto porque como buenos latinos, más que
exportar valores seguimos importando los ajenos, y ahorita el valor que
predomina en Europa, USA y en los llamados países desarrollados es el relativismo.
No se trata de cuestionar las identidades y creencias de otras personas, lo cuestionable es la rápida
renuncia por las propias, como cristianos, en especial como católicos, de que no transmitamos con orgullo lo que creemos, por preferir la ley de Darwin de la adaptación por lo de Cristo de la salvación.
Políticamente Venezuela vuelve a
otro proceso electoral, el principal orgullo de este gobierno es vendernos su
imagen democrática porque se han realizado muchos procesos electorales. Y es
cierto, Venezuela ha votado mucho, pero hemos votado por tumbas limpias, bien
decoradas, de mármol, preocupándonos poco del estado de descomposición
interno de sus valores morales, que es falso decir no están asociados a una
creencia porque todo valor moral tiene una fuente, como el bien y el mal, en
Dios o en el demonio.
Candidatos, consignas, “derechos”,
reivindicaciones, asociaciones, promesas, todo eso y más constituyen el fondo
de las campañas electorales y no sé por qué pero los venezolanos sabemos que nos engañan pero pareciera no nos importa. La pasión con la que se vive la política en
Venezuela se centra en derrotar al otro, celebrar el triunfo, sin que se vote por un proyecto claro de país, perdurable en el tiempo y conservado con amor por sus habitantes. Ahora un tercer
factor, que crece y es sano saber leer, sencillamente siente apatía porque
simplemente no se identifica con el circo mediático de lo que al final serán
funcionarios públicos, que le pagaremos su sueldo, pero que luego no darán
audiencias, no atenderán emergencias y sobre todo, seguirán escribiendo líneas
de sincretismo religioso en cada célula moral de sus habitantes.
Venezuela ya perdió, lo perdió
todo. Venezuela necesita ser tratada como un país pagano, donde la fe requiera
ser dada a conocer como algo nuevo, con un trabajo educativo y evangelizador
correcto y con un compromiso moral sostenible en el tiempo.
En esta labor cada docente, que recibe año
tras año 30, 40 o 50 niños que representan 30, 40 o 50 familias, tiene un papel
protagónico, sobre todo quienes laboran en instituciones católicas. Cada médico
asociado a movimientos por la vida que se nieguen a ser practicantes de abortos
y eutanasia. Alcaldes, jueces y legisladores que reconocen el valor positivo
del matrimonio entre un hombre y una mujer alejado de presiones de grupos que
traten de transgredir o imponer otras normas civiles sobre este aspecto, ya que
el apoyo de un alcalde, juez o legislador católico
a estas corrientes que se quieren atribuir la bandera del modernismo y la lucha
por estos falsos derechos, cometen una falta grave contra una moral heredada,
no creada, unida a los valores del Dios eterno. Recordemos que los valores
cristianos hablan de la identidad moral de Dios, nos permiten conocer su
personalidad, y nos mantienen en sintonía con su amor y verdad.
Venezuela ha perdido y sigue en
línea de volver a perder. Sumado a la crisis de abastecimiento severa que vivimos en casi todas las
áreas comerciales del país, a la cultura de la muerte que ejerce la
delincuencia, al odio social entre hermanos, a la anarquía, la corrupción y la
falta de justicia, perdimos casi en su totalidad el sentido coherente de ser
llamados católicos, nación católica. ¡Y qué hermoso es ser católicos!, porque
quien rechaza esta fe no es porque Cristo le haya decepcionado, es porque un católico,
como tú y como yo, cargado quizás de enormes incoherencias, le dio el mensaje
que la fe, más allá de ideas y bellas palabras, no tiene mayor influencia en la
conducta de quienes la predicamos con pasión.
Venezuela, comencemos desde el principio: En el nombre del Padre, del
Hijo y del Espíritu Santo…Dios los bendiga, nos vemos en la oración.
Lic. Luis Tarrazzi
Completamente de acuerdo con todos tus planteamientos, ya es hora de asumir nuestra responsabilidad de rescatar y afirmar nuestros valores cristianos.
ResponderEliminarCompletamente de acuerdo con todos tus planteamientos, ya es hora de asumir nuestra responsabilidad de rescatar y afirmar nuestros valores cristianos.
ResponderEliminarGracias Leo por tomarte un tiempo para leerlo. Nos vemos en la oración.
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