viernes, 14 de agosto de 2015

¿QUÉ PERDEREMOS EL PRÓXIMO 6 DE DICIEMBRE (2015)?




No se pierde lo que no se tiene. Una máxima muy cierta a la hora de hablar de sacrificios u omisión de valores por lo que muchos políticos llaman “causas mayores”.

No sé si compartan lo que a continuación afirmaré pero Venezuela, aunque se debate fuertemente entre dos posiciones políticas no muy claras,  pero al parecer  muy diferentes, hace tiempo perdió lo que nos daba esencia humana como habitantes de esta tierra, perdimos nuestra identidad espiritual.

Uno al hablar de un país del medio oriente  inmediatamente asocia a sus habitantes con el Islam, aunque no sean absolutamente todos musulmanes la mayoría sí lo son. ¿Si pensáramos en Venezuela, en torno a su espiritualidad, qué diríamos de sus habitantes? Probablemente muchos se aventurarían a decir que Venezuela es un país cristiano, y puede que lo seamos de palabra, pero el arraigo con esa fe, como un valor de vida innegociable dudo, honestamente, lo tengamos.

¿Por qué afirmo esto?; porque si pensamos en los valores del cristianismo, católicos o protestantes, estos no se hacen sentir en donde considero bien fuerte deberían estar presente, y es en la política, en los gobernantes. No por el fundamentalismo que podría derivar con el ejercicio de la fe desde el poder, sino por esa formación cristiana que te enseñaba que la vida es sagrada, el matrimonio es entre un hombre y una mujer, que la corrupción es pecado grave, que lo ajeno se respeta, entre otros aspectos. Y esto porque como buenos latinos, más que exportar valores seguimos importando los ajenos, y ahorita el valor que predomina en Europa, USA y en los llamados países desarrollados es el relativismo.

No se trata de cuestionar las  identidades y creencias de otras personas, lo cuestionable es la rápida renuncia por las propias, como cristianos, en especial como católicos, de que no transmitamos con orgullo lo que creemos, por preferir la ley de Darwin de la adaptación por lo de Cristo de la salvación.

Políticamente Venezuela vuelve a otro proceso electoral, el principal orgullo de este gobierno es vendernos su imagen democrática porque se han realizado muchos procesos electorales. Y es cierto, Venezuela ha votado mucho, pero hemos votado por tumbas limpias, bien decoradas, de mármol, preocupándonos poco del estado de descomposición interno de sus valores morales, que es falso decir no están asociados a una creencia porque todo valor moral tiene una fuente, como el bien y el mal, en Dios o en el demonio.

Candidatos, consignas, “derechos”, reivindicaciones, asociaciones, promesas, todo eso y más constituyen el fondo de las campañas electorales y no sé por qué pero los venezolanos sabemos que nos engañan pero pareciera no nos importa. La pasión con la que se vive la política en Venezuela se centra en derrotar al otro, celebrar el triunfo, sin que se vote por un proyecto claro de país, perdurable en el tiempo y conservado con amor por sus habitantes. Ahora un tercer factor, que crece y es sano saber leer, sencillamente siente apatía porque simplemente no se identifica con el circo mediático de lo que al final serán funcionarios públicos, que le pagaremos su sueldo, pero que luego no darán audiencias, no atenderán emergencias y sobre todo, seguirán escribiendo líneas de sincretismo religioso en cada célula moral de sus habitantes.

Venezuela ya perdió, lo perdió todo. Venezuela necesita ser tratada como un país pagano, donde la fe requiera ser dada a conocer como algo nuevo, con un trabajo educativo y evangelizador correcto y con un compromiso moral sostenible en el tiempo.

En esta labor cada docente, que recibe año tras año 30, 40 o 50 niños que representan 30, 40 o 50 familias, tiene un papel protagónico, sobre todo quienes laboran en instituciones católicas. Cada médico asociado a movimientos por la vida que se nieguen a ser practicantes de abortos y eutanasia. Alcaldes, jueces y legisladores que reconocen el valor positivo del matrimonio entre un hombre y una mujer alejado de presiones de grupos que traten de transgredir o imponer otras normas civiles sobre este aspecto, ya que el apoyo de un alcalde, juez o legislador católico a estas corrientes que se quieren atribuir la bandera del modernismo y la lucha por estos falsos derechos, cometen una falta grave contra una moral heredada, no creada, unida a los valores del Dios eterno. Recordemos que los valores cristianos hablan de la identidad moral de Dios, nos permiten conocer su personalidad, y nos mantienen en sintonía con su amor y verdad.

Venezuela ha perdido y sigue en línea de volver a perder. Sumado a la crisis de abastecimiento severa que vivimos en casi todas las áreas comerciales del país, a la cultura de la muerte que ejerce la delincuencia, al odio social entre hermanos, a la anarquía, la corrupción y la falta de justicia, perdimos casi en su totalidad el sentido coherente de ser llamados católicos, nación católica. ¡Y qué hermoso es ser católicos!, porque quien rechaza esta fe no es porque Cristo le haya decepcionado, es porque un católico, como tú y como yo, cargado quizás de enormes incoherencias, le dio el mensaje que la fe, más allá de ideas y bellas palabras, no tiene mayor influencia en la conducta de quienes la predicamos con pasión.

Venezuela, comencemos desde el principio: En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo…Dios los bendiga, nos vemos en la oración.

Lic. Luis Tarrazzi

3 comentarios:

  1. Completamente de acuerdo con todos tus planteamientos, ya es hora de asumir nuestra responsabilidad de rescatar y afirmar nuestros valores cristianos.

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  2. Completamente de acuerdo con todos tus planteamientos, ya es hora de asumir nuestra responsabilidad de rescatar y afirmar nuestros valores cristianos.

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    1. Gracias Leo por tomarte un tiempo para leerlo. Nos vemos en la oración.

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