sábado, 22 de agosto de 2015

EL MUNDO PESA EN GRAMOS




Más allá de las fuerzas naturales que rigen el mundo los seres humanos, a lo largo de los siglos, han desarrollado nuevas formas de poder que buscan regir a los que se les dio las llaves para gobernar lo creado, el hombre (Salmo 8). Estas formas de dominación tuvieron y tienen como principal característica el poder y las riquezas, que se expresaron en reinados, dictaduras y ahora han mutado en la democracia, como ya lo he señalado en otras oportunidades.

La democracia le ha dado la oportunidad a virtuosos y corruptos, buenos y malos, constructores y destructores, para luchar por estas formas de dominación, para lo cual hace falta establecer vínculos poderosos, con recursos, que generen campañas publicitarias efectivas que hagan que nosotros, los consumidores de mentiras, sintamos empatía, afecto y hasta necesidad pero esos candidatos al poder.

Así se ha desarrollado en el cuerpo democrático una célula mortal para la moral del hombre, una nueva forma de poder adictivo por los efectos biológicos que produce en quienes la consumen y social por los beneficios económicos que conlleva, los cuales a su vez, traen enormes placeres vinculados al sexo, lujos e influencias. Me refiero clara y expresamente al mundo de la droga y el narcotráfico.

Muchas naciones hoy son gobernadas por la droga. Colombia fue (no sé si aún lo sea) un ejemplo muy claro de ello cuya evidencia lo refleja el libro del cronista y periodista Germán Caycedo titulado La Bruja, en donde “Amanda” recrea su experiencia social girando en torno a la brujería, el narcotráfico y el poder de demócratas colombianos en sus niveles más altos.

Razón siempre ha tenido Jesús de Nazareth cuando advertía que “ancha es la puerta que lleva a la condenación” (Mateo 7,13) porque el mundo democrático, con sus banderas de libertad, igualdad y respeto a los derechos de todos, ha servido de tierra fértil para que todos los antivalores cristianos se unan en un solo propósito, sacar el mensaje de la salvación y sustituirlo por la esclavitud del libertinaje, la adicción y la muerte.

El mundo pesa en gramos porque las extraordinarias redes de distribución de drogas referenciadas en el mundo, sus lazos con políticos, su capacidad de operar en las sombras y su enorme poder de influencia están haciendo que el piso que pisamos cada vez sea más blanco y rojo cuando la violencia derivada de estos “negocios” se complica.  El “chapo” Guzmán, uno de los más grandes narcotraficantes del planeta con una poderosa red de distribución de drogas, refleja solo una parte importante del Goliat que representa este flagelo, que muchos enfrentan y condenan desde el consumo pero que a la hora de enfrentar la producción parecería haber cierta timidez conveniente.

En un mundo como el de hoy que pareciera todo estar vigilado, controlado y supervisado, que sabemos satelitalmente los movimientos de personas, animales y superficies terrestres, ¿cuánto más no se sabrá sobre plantaciones de drogas, ubicación los castillos y palacios en la que viven los narcotraficantes y sus lavados de dinero en activos y bienes?

Detrás de cada candidato aspirante, cada político gobernante y cada partido patrocinante, la droga, con sus “diplomáticos y representantes”,  buscará un acercamiento, una atractiva colocación de fondos, un favor retribuido al largo plazo, una concesión a nivel fronterizo, etc. Sí, la droga gobierna el mundo y si no lo hace de forma absoluta ya forma parte de la mesa de los que lo hacen, pero siempre con un instinto monárquico, absolutista y voraz. 

Los enemigos de la droga no están fuera de la droga, están dentro de ella; entre quienes quieren ser líderes de carteles o por luchas de territorios. La admiración que muchos sentían por un Pablo Escobar en Colombia, porque ayudaba a personas, tenía el dinero para pagar la deuda externa de países e impartía su propia justicia, habla claramente de la crisis moral y espiritual ante la que el mundo se enfrenta. La droga no es en sí un dios pero sí un poderoso instrumento de influencia de este dios, diabólico, que lleva rostro de poder y riqueza.

El mundo pesa en gramos porque la cruz cada vez significa menos, porque es más fácil aceptar el polvo blanco que pesa menos que la cruz pesada, cargada de dolor y clavos de Jesús, que por cierto él nos invita a tomarla y seguirle (Lucas 9,23)

La droga puede dar generosas limosnas, puede financiar candidatos con opciones, puede construir hospitales, regalar casas, pagar carreras universitarias, pagar implantes de seno, obtener servicios sexuales a la carta, manejar vehículos de ensueño, construir escuelas, pero siempre será…la droga. Es complejo luchar contra un enemigo tan poderoso sin la conciencia del sentido de la cruz, sin la comprensión de la eternidad y sin saber que todos los derivados de la droga son malditos (con el perdón de usar esta palabra que detesto) tanto para los que la producen y distribuyen como para quienes la consumen y sostienen el mercado.

El mundo pesa en gramos pero Dios soplará, algún día lo hará, y todo ese polvo blanco saldrá de la tierra llevándose consigo a los que cubrieron sus vidas con sus delicias, y el infierno quemará lo blanco y todo quedará oscuro y ahí verán con claridad el verdadero rostro que siempre estuvo detrás de estos gramos de poder y riqueza. Dios los bendiga, nos vemos en la oración.


Lic. Luis Tarrazzi 

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