martes, 25 de agosto de 2015

CULPABLES POR SER DE UNA GENERACIÓN






Recientemente escuché una entrevista radial que le hicieron al reconocido político venezolano, históricamente del partido COPEI, el señor Eduardo Fernández, a quien en particular recuerdo fue aspirante para la presidencia de Venezuela en las elecciones de 1988 ganadas por su oponente de Acción Democrática (AD) Carlos Andrés Pérez (F). En esta entrevista el señor Fernández explicaba, entre otras cosas, que el gran drama de nuestra sociedad venezolana era la educación y la cultura y que la gran deuda social que tenían (y se incluía) quienes habían tenido mayor o menor responsabilidad en esta realidad actual, al no contribuir al desarrollo de una mejor educación, eran precisamente los políticos.

Eduardo Fernández, Renny Ottolina (F), Arturo Uslar Pietri (F), Diego Arria, entre otros, fueron aspirantes presidenciales que tuvieron una propuesta de país, con una trayectoria curricular  nada despreciable, pero que en sus momentos no lograron capturar a las mayorías que votaban y que hoy, los que sobreviven a esa generación, son castigados por su edad, por su historia partidista o sencillamente por ser “culpables de una generación pasada”.

Es lamentable el poco esfuerzo que hacemos los ciudadanos por conocer y profundizar en el conocimiento de los que aspiran cargos públicos como la presidencia de una país. Sin yo pretender ser un admirador de la cultura política norteamericana, confieso que da nostalgia (por no citar el pecado capital de la envidia) ver esos debates públicos que se dan en los aspirantes presidenciales, sean republicanos o demócratas, para dar a conocer sus ideales educativos, sociales, culturales, espirituales, morales, económicos, políticos, etc. Y es que si algo requiere ser interrogado a profundidad, exige de respuestas claras y sin ambigüedades con la mayor sinceridad posible es la política.

Pero no, muchos hemos preferido ser espectadores del desafío. No influimos en el linups de los equipos políticos pero sí nos encanta aferrarnos a uno para celebrar la victoria, aunque en el fondo no sepamos lo que esa victoria traiga consigo.

Hay políticos que sin duda darán nostalgia de no haber logrado gobernar, sobre todo los que olían a honestidad, transparencia, aunque no con ello significara perfección en el ejercicio de sus mandatos. Esos políticos que por amar la democracia la protegían, entendiendo que el principal gesto de amor hacia ella sería cuando entregaran su poder a nuevos aspirantes, habiendo dejado una semilla de nación, respeto y fuentes de valores donde, por encima de todo, la luz de Dios y el evangelio brillara en cada habitante de esta tierra bendecida. No sé qué sería de mi país si alguno de ellos hubiese ganado, pero sí sé que los que ganaron hicieron de mi país lo que hoy nadie quiso que fuera. Dios los bendiga, nos vemos en la oración.

Lic. Luis Tarrazzi



sábado, 22 de agosto de 2015

EL MUNDO PESA EN GRAMOS




Más allá de las fuerzas naturales que rigen el mundo los seres humanos, a lo largo de los siglos, han desarrollado nuevas formas de poder que buscan regir a los que se les dio las llaves para gobernar lo creado, el hombre (Salmo 8). Estas formas de dominación tuvieron y tienen como principal característica el poder y las riquezas, que se expresaron en reinados, dictaduras y ahora han mutado en la democracia, como ya lo he señalado en otras oportunidades.

La democracia le ha dado la oportunidad a virtuosos y corruptos, buenos y malos, constructores y destructores, para luchar por estas formas de dominación, para lo cual hace falta establecer vínculos poderosos, con recursos, que generen campañas publicitarias efectivas que hagan que nosotros, los consumidores de mentiras, sintamos empatía, afecto y hasta necesidad pero esos candidatos al poder.

Así se ha desarrollado en el cuerpo democrático una célula mortal para la moral del hombre, una nueva forma de poder adictivo por los efectos biológicos que produce en quienes la consumen y social por los beneficios económicos que conlleva, los cuales a su vez, traen enormes placeres vinculados al sexo, lujos e influencias. Me refiero clara y expresamente al mundo de la droga y el narcotráfico.

Muchas naciones hoy son gobernadas por la droga. Colombia fue (no sé si aún lo sea) un ejemplo muy claro de ello cuya evidencia lo refleja el libro del cronista y periodista Germán Caycedo titulado La Bruja, en donde “Amanda” recrea su experiencia social girando en torno a la brujería, el narcotráfico y el poder de demócratas colombianos en sus niveles más altos.

Razón siempre ha tenido Jesús de Nazareth cuando advertía que “ancha es la puerta que lleva a la condenación” (Mateo 7,13) porque el mundo democrático, con sus banderas de libertad, igualdad y respeto a los derechos de todos, ha servido de tierra fértil para que todos los antivalores cristianos se unan en un solo propósito, sacar el mensaje de la salvación y sustituirlo por la esclavitud del libertinaje, la adicción y la muerte.

El mundo pesa en gramos porque las extraordinarias redes de distribución de drogas referenciadas en el mundo, sus lazos con políticos, su capacidad de operar en las sombras y su enorme poder de influencia están haciendo que el piso que pisamos cada vez sea más blanco y rojo cuando la violencia derivada de estos “negocios” se complica.  El “chapo” Guzmán, uno de los más grandes narcotraficantes del planeta con una poderosa red de distribución de drogas, refleja solo una parte importante del Goliat que representa este flagelo, que muchos enfrentan y condenan desde el consumo pero que a la hora de enfrentar la producción parecería haber cierta timidez conveniente.

En un mundo como el de hoy que pareciera todo estar vigilado, controlado y supervisado, que sabemos satelitalmente los movimientos de personas, animales y superficies terrestres, ¿cuánto más no se sabrá sobre plantaciones de drogas, ubicación los castillos y palacios en la que viven los narcotraficantes y sus lavados de dinero en activos y bienes?

Detrás de cada candidato aspirante, cada político gobernante y cada partido patrocinante, la droga, con sus “diplomáticos y representantes”,  buscará un acercamiento, una atractiva colocación de fondos, un favor retribuido al largo plazo, una concesión a nivel fronterizo, etc. Sí, la droga gobierna el mundo y si no lo hace de forma absoluta ya forma parte de la mesa de los que lo hacen, pero siempre con un instinto monárquico, absolutista y voraz. 

Los enemigos de la droga no están fuera de la droga, están dentro de ella; entre quienes quieren ser líderes de carteles o por luchas de territorios. La admiración que muchos sentían por un Pablo Escobar en Colombia, porque ayudaba a personas, tenía el dinero para pagar la deuda externa de países e impartía su propia justicia, habla claramente de la crisis moral y espiritual ante la que el mundo se enfrenta. La droga no es en sí un dios pero sí un poderoso instrumento de influencia de este dios, diabólico, que lleva rostro de poder y riqueza.

El mundo pesa en gramos porque la cruz cada vez significa menos, porque es más fácil aceptar el polvo blanco que pesa menos que la cruz pesada, cargada de dolor y clavos de Jesús, que por cierto él nos invita a tomarla y seguirle (Lucas 9,23)

La droga puede dar generosas limosnas, puede financiar candidatos con opciones, puede construir hospitales, regalar casas, pagar carreras universitarias, pagar implantes de seno, obtener servicios sexuales a la carta, manejar vehículos de ensueño, construir escuelas, pero siempre será…la droga. Es complejo luchar contra un enemigo tan poderoso sin la conciencia del sentido de la cruz, sin la comprensión de la eternidad y sin saber que todos los derivados de la droga son malditos (con el perdón de usar esta palabra que detesto) tanto para los que la producen y distribuyen como para quienes la consumen y sostienen el mercado.

El mundo pesa en gramos pero Dios soplará, algún día lo hará, y todo ese polvo blanco saldrá de la tierra llevándose consigo a los que cubrieron sus vidas con sus delicias, y el infierno quemará lo blanco y todo quedará oscuro y ahí verán con claridad el verdadero rostro que siempre estuvo detrás de estos gramos de poder y riqueza. Dios los bendiga, nos vemos en la oración.


Lic. Luis Tarrazzi 

domingo, 16 de agosto de 2015

INTENSA-MENTE Y EL GÉNERO


Vi la película Intensa-Mente y quisiera comenzar expresando que me gustó mucho. En un ejercicio de evaluar las enseñanzas que derivan de una historia visual o escrita (ejercicio que recomiendo a todo padre de familia hacer) desarrollaré en esta opinión un vínculo implícito entre el género y las emociones, a la luz de Intensa-Mente.

LA FAMILIA


 

Es agradable destacar las historias donde las familias constituidas por un padre y una madre tienen peso y valor algo que en "intensa-mente" está claramente definido y sin ambigüedades. La figura de una familia que comparte la mesa, que tiene roles definidos, contribuye a revivir una creciente carencia social de nuestro tiempo, el escepticismo en el matrimonio, definido por Dios entre un hombre con una mujer.


EL GÉNERO



Desde que Riley nace (inicio de la película) la trama no se debate en un tema de identidad, nace mujer y claramente su desarrollo morfológico y cognitivo está en armonía con su género. Hay un protagonista primario en su identidad, que son sus memorias, su aprendizaje basado en percepciones que al final marcan sus emociones, resumidas con extraordinario basamento psicológico, en cinco: alegría, tristeza, furia, temor y desagrado.

 



Estas cinco emociones tienen una característica común, todas tienen conciencia y eso me agradó. "Intensa-mente" no es una película que hable de Dios en lo absoluto, pero esa conciencia dada a cada emoción junto con la aparición de las mismas en Riley al momento de su nacimiento me lo recordó mucho, porque es lo que nos da carácter de hijos de Dios, saber controlar esas emociones desde la razón. Ese vacío no aclarado en la película trajo a mi mente la llegada de Pablo a Grecia donde viendo el exacerbado politeísmo de aquella cultura encuentra una imagen que decía: “al dios desconocido” y se sirve de ella para decir: “Pues lo que vosotros adoráis sin conocer, eso os anuncio yo”. (Hechos 17,23). Así utilizo el mismo recurso para afirmar que el origen de esa conciencia o razón, desconocido en la película, viene de Dios,  de quien tanto escuchamos decir “nos habla a través de la conciencia”.

Furia es un personaje bien particular, muy cómico, que se debate constantemente entre usar las palabras groseras y aplicar la ira como un drenaje emocional, pero muchas veces lo controla porque razona consecuencias y si no lo hace las otras emociones se lo hacen razonar. Por ello me atrevo afirmar que las emociones no se aprenden pero su contenido y manera de aplicarlas sí. Así, teniendo especial énfasis la película de que todo esté liderado por la alegría, lo cierto es que se destaca que todas las emociones son necesarias y cada una tiene su utilidad, inclusive para resolver problemas.

Las crisis que desarrolla Riley hasta el final de sus 11 años (edad tope a la que llega su historia en la película) son todas productos de emociones, experiencias, recuerdos y vivencias, y coloco el énfasis en esto porque sin duda son las experiencias y enseñanzas recibidas las que al final determinan lo que somos, nuestros juicios, discernimientos o discriminaciones y en esto poco influye la genética que de hecho no tiene ningún protagonismo en la historia, algo frustrante para los que buscan explicar identidades de género a través del llamado gen gay.

Memorias a corto, mediano y largo plazo, abismo del olvido, memorias centrales, ciclos del sueño, todo un paraíso para los que desde la psicología buscan explicar conductas humanas y todo, en la cinta, tiene una explicación desde el recuerdo, porque al final ¿qué es la enseñanza sino el recuerdo de cosas percibidas?

"Intesa-mente" invita a respondernos honestamente la pregunta: ¿la inconformidad con lo que somos, los problemas de autoestima, las crisis de identidad cuerpo – género no tendrán de fondo heridas emocionales?, heridas de las que pocos nos salvamos pero que a veces no mostramos  interés en indagar porque quizás no nos agrade confrontar, desde la razón, unas emociones desordenadas.

¿Qué sería de la alegría, tristeza, furia, miedo y desagrado sin una razón que las guíe?, seríamos como esas personas que se enorgullecen en decir que siempre expresan lo que sienten, sin importar sin son una aplanadora de emociones en otras personas. Dios no nos abandona en las emociones, de hecho la interacción de todas da equilibrio, mejor capacidad de adaptación y mayor comprensión de nuestro existencia. Es por ello, estimados formadores, que es bueno destacar que si hasta la existencia de Dios debemos enseñarla y sus valores derivados (Deuteronomio 6,7) ¿cuánto más no tendremos que esforzarnos en dar una diligente educación en torno al género (hombre y mujer), a la importancia de una familia sólida y constituida según lo que sabemos es moralmente correcto y luchar porque las futuras generaciones sepan controlar todas sus emociones?, porque las experimentarán todas pero el error muchas veces, y así lo destaca el film, es querer resolverlo todo desde la felicidad, evitar el aburrimiento, el cansancio, el fastidio, el silencio, el vacío, el pudor y el miedo, llegando a ser luego adultos inseguros con terribles problemas de identidad y desorientación emotiva.

Felicito a Walt Disney Pictures, a Pixar Animation Studios, y a su escritor y director  Pete Docter por este trabajo, que intencionalmente o por esas casualidades guiadas, considero dan un bonito mensaje, humano, pero ajustado a la realidad de lo que somos como especie y como hijos de Dios. Dios los bendiga, nos vemos en la oración.

Lic. Luis Tarrazzi





viernes, 14 de agosto de 2015

¿QUÉ PERDEREMOS EL PRÓXIMO 6 DE DICIEMBRE (2015)?




No se pierde lo que no se tiene. Una máxima muy cierta a la hora de hablar de sacrificios u omisión de valores por lo que muchos políticos llaman “causas mayores”.

No sé si compartan lo que a continuación afirmaré pero Venezuela, aunque se debate fuertemente entre dos posiciones políticas no muy claras,  pero al parecer  muy diferentes, hace tiempo perdió lo que nos daba esencia humana como habitantes de esta tierra, perdimos nuestra identidad espiritual.

Uno al hablar de un país del medio oriente  inmediatamente asocia a sus habitantes con el Islam, aunque no sean absolutamente todos musulmanes la mayoría sí lo son. ¿Si pensáramos en Venezuela, en torno a su espiritualidad, qué diríamos de sus habitantes? Probablemente muchos se aventurarían a decir que Venezuela es un país cristiano, y puede que lo seamos de palabra, pero el arraigo con esa fe, como un valor de vida innegociable dudo, honestamente, lo tengamos.

¿Por qué afirmo esto?; porque si pensamos en los valores del cristianismo, católicos o protestantes, estos no se hacen sentir en donde considero bien fuerte deberían estar presente, y es en la política, en los gobernantes. No por el fundamentalismo que podría derivar con el ejercicio de la fe desde el poder, sino por esa formación cristiana que te enseñaba que la vida es sagrada, el matrimonio es entre un hombre y una mujer, que la corrupción es pecado grave, que lo ajeno se respeta, entre otros aspectos. Y esto porque como buenos latinos, más que exportar valores seguimos importando los ajenos, y ahorita el valor que predomina en Europa, USA y en los llamados países desarrollados es el relativismo.

No se trata de cuestionar las  identidades y creencias de otras personas, lo cuestionable es la rápida renuncia por las propias, como cristianos, en especial como católicos, de que no transmitamos con orgullo lo que creemos, por preferir la ley de Darwin de la adaptación por lo de Cristo de la salvación.

Políticamente Venezuela vuelve a otro proceso electoral, el principal orgullo de este gobierno es vendernos su imagen democrática porque se han realizado muchos procesos electorales. Y es cierto, Venezuela ha votado mucho, pero hemos votado por tumbas limpias, bien decoradas, de mármol, preocupándonos poco del estado de descomposición interno de sus valores morales, que es falso decir no están asociados a una creencia porque todo valor moral tiene una fuente, como el bien y el mal, en Dios o en el demonio.

Candidatos, consignas, “derechos”, reivindicaciones, asociaciones, promesas, todo eso y más constituyen el fondo de las campañas electorales y no sé por qué pero los venezolanos sabemos que nos engañan pero pareciera no nos importa. La pasión con la que se vive la política en Venezuela se centra en derrotar al otro, celebrar el triunfo, sin que se vote por un proyecto claro de país, perdurable en el tiempo y conservado con amor por sus habitantes. Ahora un tercer factor, que crece y es sano saber leer, sencillamente siente apatía porque simplemente no se identifica con el circo mediático de lo que al final serán funcionarios públicos, que le pagaremos su sueldo, pero que luego no darán audiencias, no atenderán emergencias y sobre todo, seguirán escribiendo líneas de sincretismo religioso en cada célula moral de sus habitantes.

Venezuela ya perdió, lo perdió todo. Venezuela necesita ser tratada como un país pagano, donde la fe requiera ser dada a conocer como algo nuevo, con un trabajo educativo y evangelizador correcto y con un compromiso moral sostenible en el tiempo.

En esta labor cada docente, que recibe año tras año 30, 40 o 50 niños que representan 30, 40 o 50 familias, tiene un papel protagónico, sobre todo quienes laboran en instituciones católicas. Cada médico asociado a movimientos por la vida que se nieguen a ser practicantes de abortos y eutanasia. Alcaldes, jueces y legisladores que reconocen el valor positivo del matrimonio entre un hombre y una mujer alejado de presiones de grupos que traten de transgredir o imponer otras normas civiles sobre este aspecto, ya que el apoyo de un alcalde, juez o legislador católico a estas corrientes que se quieren atribuir la bandera del modernismo y la lucha por estos falsos derechos, cometen una falta grave contra una moral heredada, no creada, unida a los valores del Dios eterno. Recordemos que los valores cristianos hablan de la identidad moral de Dios, nos permiten conocer su personalidad, y nos mantienen en sintonía con su amor y verdad.

Venezuela ha perdido y sigue en línea de volver a perder. Sumado a la crisis de abastecimiento severa que vivimos en casi todas las áreas comerciales del país, a la cultura de la muerte que ejerce la delincuencia, al odio social entre hermanos, a la anarquía, la corrupción y la falta de justicia, perdimos casi en su totalidad el sentido coherente de ser llamados católicos, nación católica. ¡Y qué hermoso es ser católicos!, porque quien rechaza esta fe no es porque Cristo le haya decepcionado, es porque un católico, como tú y como yo, cargado quizás de enormes incoherencias, le dio el mensaje que la fe, más allá de ideas y bellas palabras, no tiene mayor influencia en la conducta de quienes la predicamos con pasión.

Venezuela, comencemos desde el principio: En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo…Dios los bendiga, nos vemos en la oración.

Lic. Luis Tarrazzi