Siendo San Lucas el evangelista que reseñó al mejor detalles aspectos de la infancia de Jesús, llama la atención que haya sido Mateo, apóstol directo, el que nos hablará de estos tres personajes, llamados los magos de oriente o los tres reyes magos.
Los nombres de estos tres personajes, Melchor, Gaspar y Baltazar, lo dio la tradición y su representación ha dado para construir mensajes de salvación bien variados e interesantes, desde el significado de sus obsequios (oro, incienso y mirra) hasta la representación continental de cada uno para las tierras conocida de la época (África, Asia y Europa).
El relato nos enseña aspectos de su llegada, la estrella que los guía, Herodes como el villano que quería asesinar al niño, profetizado entre otros por Miqueas, que definía a Belén como la tierra donde nacería el Mesías, el Rey de Judá. Luego la advertencia del ángel a estos hombres de no volver a Herodes porque este quería matar al niño y que regresaran por otro camino. A partir de esta parte es que deseo desarrollar mi idea.
Pareciera que ir a Dios implica volver por otro camino. Todos los que tienen un acercamiento a Jesús y abrazan su buena nueva, viven una metanoia, una conversión que nos invita a cambiar de vida, de camino, de intereses, de gustos y ser hombres nuevos. Es por eso que este enigmático regreso de estos reyes magos debió ser muy significativo para ellos y para las tierras de donde venían. Ellos venían a descifrar un mensaje y al llegar y verlo, "le adoraron", acción guardada solo para los dioses y le dieron obsequios muy proféticos, afines a la vida de Jesús: oro para un rey, incienso para un Dios y mirra para entender el sentido de su misión: morir para darnos vida.
La llegada de cada rey a sus tierras debió ser una acción evangelizadora, previa a la de los discípulos y en particular a la de Pablo a los gentiles. Debió ser como aquella samaritana del pozo de Jacob que fue a buscar a sus vecinos y cercanos para anunciarles que había encontrado al Mesías, a un profeta, y que fueran con ella a escucharle. La llegada de los reyes a sus tierras debió romper ídolos, cambiar prioridades y transformar sus vidas. Si hoy los recordamos como hombres de Dios es porque fueron, luego de María y José, los primeros cristianos junto con aquellos humildes pastores que quizás tuvieron menor capacidad de comprensión de aquel hecho que desafiaba la razón y la comprensión humana.
Los reyes magos salvaron a Jesús cuando no volvieron a Herodes. Dieron tiempo para el escape a Egipto y prepararon la tierra para lo que luego, tiempo después de la ascensión de Jesús a los cielos, fuese la misión evangelizadora de los apóstoles a las tierras de África, Europa y Asia.
Feliz día de reyes
Dios los bendiga, nos vemos en la oración
Luis Tarrazzi
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