viernes, 28 de enero de 2022

SER INFIEL A NOSOTROS MISMOS

 


El ejercicio de mirarnos en un espejo e identificar lo que somos no lo siento tan común como muchos podrían pensar. Generalmente desde que nos levantamos hasta el final de la jornada, estamos construyendo imágenes de aceptación social, gustar a los demás, conseguir adeptos a nuestras opiniones y evitar el mayor número de adversarios posibles.


Estos tiempos si algo tienen es que nos están consumiendo la vida y se percibe como rápido. Yo que acabo de llegar a mis 40 años, veo dos décadas de años pasados y en esencia el esquema de vida ha sido el mismo: trabajar para vivir cada mes, agradecer, sin duda, la compañía de mi esposa e hijo y los años de salud.


Pero lo que quizás busco enfatizar con este artículo son los temas de nuestras propias identidades, si donde trabajamos es el lugar que Dios quisiera estuviésemos y qué tanto nuestras actividades laborales y sociales están teniendo un impacto positivo en la nutrición de nuestra existencia. Hay que hacer una pausa y responder a la pregunta de quién o quiénes están llevando nuestras vidas, si somos el capitán de nuestros barcos o estamos dentro de esa cultura del desecho y sobre todo, qué tanto nuestros seres queridos se están viendo afectados por una emocionalidad frágil, irritable o distante, producto precisamente del vivir de la puerta hacia fuera y no saber cómo salir de esa corriente de tareas, funciones, comentarios y procesos cual sistema binario social 0,1,0,1.


La pandemia nos obligó a detenernos y descubrimos que no somos personas de encierro, que muchas familias ni se reconocían en la mesa, que muchos aspectos de nuestras vidas están depositados en redes sociales, correos y la informática en general. Quizás debamos pronto retomar la mirada al espejo de nuestra existencia y como recomendaban tantos santos y doctores de la Iglesia, mirar a dentro ya que somos uno de los misterios más complejos a descifrar, es decir, reconocer ¿quiénes somos o en quiénes nos estamos convirtiendo?


Dios los bendiga, nos vemos en la oración


Luis Tarrazzi







sábado, 15 de enero de 2022

LA EUCARISTICA, UNA SACRAMENTO ACCESIBLEMENTE INACCESIBLE

La Eucaristía es "el sacramento de nuestra fe", así se profesa en cada celebración eucarística y así lo enseña nuestra doctrina católica. Sobre este misterio de amor entendemos que Jesús está presente a través del milagro de la transustanciación y que para recibirlo debemos estar en estado de gracia o solo con pecados veniales, los cuales la misma Eucaristía borra, sin dejar a un lado la necesaria conciencia de nuestro estado de gracia. 

En paralelo sabemos que cuando se tienen pecados mortales, existe otro sacramento a través del cual Dios borra esas faltas y nos deja habilitados para recibir el cuerpo de Cristo. Y finalmente que hay condiciones de vida que nos alejan de él y que es más complejo que pasar por una confesión; es el caso de los divorciados vueltos a casar, las personas que se han practicado el aborto, lo ejecutan y defienden, los herejes o apóstatas, en sí, los excomulgados. 

En una visión muy simplista de mi parte, y en tan solo dos párrafos, pareciera que se pudiera definir todo sobre este milagro de amor, a la derecha los que comulgan y a la izquierda los que no. Pero en el fondo, el tema eucarístico es más complejo que unas normas de apariencia o una suerte de autopercepción psicológica. Hay personas que por un exacerbado sentido del pecado viven alejadas de comulgar, pudiendo hacerlo, y hay otras con vidas bastante divorciadas del deber ser cristiano y aún así a suerte de rutina, soberbia y descaro, comulgan. Pero este ojo, este criterio de juicio, solo es perfecto en la mirada de Dios, como en el caso cuando el profeta Samuel fue a escoger al sucesor del rey Saúl y creyendo este que el rey debía ser de apariencia robusta, alto y guerrero, Dios le enseña a Saúl que su elegido terminaría siendo un pastor, casi niño, sin fuerza física pero con el corazón que Dios quería en un rey.

Como Iglesia, tenemos un desafío en torno a la Eucaristía muy alto, porque siento que podemos estar habitando en dos extremos no deseados por Dios para el necesario acercamiento de sus fieles al alimento gratuito, ofrecido por su Hijo Jesús,  para la salvación de las almas. Jesús, en una oportunidad, decía a los fariseos de su tiempo: "¡ay de ustedes, maestros de la Ley y fariseos, que son unos hipócritas! Ustedes cierran a la gente el Reino de los Cielos. No entran ustedes, ni dejan entrar a los que querrían hacerlo." (Mateo 23,13) 

Es aquí donde el planteamiento es el siguiente: ¿Qué es lo verdaderamente preocupante al momento de comulgar?, ¿es el hecho de detenernos en el hecho de si somos dignos o no de recibir el sacramento?, ¿es el hecho de ayunar una hora antes y después?, ¿es el hecho de que las personas vean que si constantemente no comulgo, hagan elucubraciones  sobre mi estado de vida?; ¿es procurar, con calendario en mano, no pasar más de una año sin recibir el sacramento? A todo lo anterior solo diré: es mucho más que eso, muchísimo más. 

Preocupa no tener conciencia de lo que Jesús dejó en verdad y en significado en torno a este milagro de amor. Verdad porque su presencia en él es innegociable para el creyente, él está ahí en cuerpo y sangre, alma y divinidad. Significado por lo que representa ser un buen alimento para nosotros, porque alimentos hay muchos, pero buenos alimentos no son todos. El buen alimento inyecta vitaminas, mantiene los niveles de un perfil 20 en los rangos adecuados, nos mantiene la tensión arterial y la glicemia en control, nos nutre y fortalece. Jesús es el único alimento para el alma, de tantos, que se hace fuente y recurso del propio bien. Jesús es la salvación que salva, el  camino que camina y la verdad que no cambia. Jesús llegó a decir que las prostitutas y los publicanos nos llevaban la delantera , indicó que los que se sentían cargados y agobiados fuesen a él que él los aliviaría y perdonó sin medida, amó sin medida y dejó su patio central de su casa abierto para que todo el que quieran entrar, entraran a su casa. Pero además, él está a la puerta, tocando, esperando que le abramos para entrar y hacer morada en nosotros, como dice el libro del Apocalipsis.

Es así que la balanza eucarística pareciera no estar equilibrada, entre los que se debaten dignos y los que se sientan demasiado pecadores. Confesionarios casi vacíos, horarios de confesión complejos, poco tiempo para la asesoría espiritual pero mucha más disposición para ordenar cronogramas, charlas, horarios de misa, actividades de ayuda bien documentadas para las redes. Así, cabe la pregunta: ¿cómo pedir buena comprensión del misterio con ese cuadro?

Yo viví más de 5 años sin comulgar. No entré en conflicto con la norma de la Iglesia. Vivía en una condición irregular que además sabía las consecuencias que traería en mi vida. Yo me excluí antes que me dijeran que me tenía que ir o antes de que generara situación de escándalo y murmuración. Esta condición terminó no por mi conversión, sino porque la muerte hizo aparición anticipada y se llevó a quien fue mi primera esposa. En este tiempo, paradógicamente, fue cuando mi accionar pastoral fue más potente, eran increíbles los dones que Dios colocó en mí, no porque consintiera mi situación, sino porque su amor me arropó en todo momento y porque no dudo muchas personas oraron por nosotros, porque tanto mi primera esposa como yo, éramos creyentes y tratábamos de llegar hasta donde nos fuese permitido. Conocimos la comunión espiritual y ¡qué bueno que con la pandemia este recurso se potenció! 

Luego, en su amor, Dios me bendijo con mi actual esposa, con quien sí vivo una vida sacramental y tuve mi hijo, de momento unigénito. Pero en mí quedaron esas experiencias de vida y hoy por hoy, pese a estar en apariencia habilitado para comulgar, todavía me cuesta, porque entiendo no es como rezar un padre nuestro en misa, pero tampoco, como un manual de alcances o ser miembro del grupo de los dignos.

Creo que sobre esto hay mucha tela que cortar y reflexionar. Como vieron, en dos párrafos logré definir el sacramento, pero me llevó mucho más explicar el deseo de Dios de saber para quiénes  él quiere ser alimento. ¿estaremos transmitiendo bien el mensaje? 

La base doctrinal para mí está clara y soy fiel a ella, pero la educación social para interiorizar el sentido de este misterio es el que siento está habitando en los extremos, y Dios no habita en extremos, porque quedaría muy distante del otro lado.

Dios los bendiga, nos vemos en la oración

Luis Tarrazzi









sábado, 8 de enero de 2022

LOS HIJOS QUE SON MASCOTAS O LAS MASCOTAS QUE SON HIJOS

     


El 05 de enero de este naciente año 2022, salió en el portal digital ACIPRENSA (y no fue el único) las recientes declaraciones del Papa Francisco en donde cuestionaba las parejas que preferían no tener hijos o hasta un hijo, pero que sí potenciaba el hecho de tener mascotas. Sus palabras textuales fueron: “Muchas parejas no tienen hijos porque no quieren, o tienen uno, pero no más, pero tienen dos perros, dos gatos, los perros y los gatos ocupan el lugar de los hijos. Si hace reír, pero es la realidad. Y este rechazar la paternidad y la maternidad nos disminuye, nos quita humanidad, y así, la civilización se convierte más vieja y sin humanidad, porque se pierde la riqueza de la paternidad y de la maternidad, y sufre la patria que no tiene hijos” 


En este comentario yo tengo mi cuota de representación porque, con mi esposa al momento de escribir este artículo, solo tengo un hijo, aunque no tengo mascota. Llama la atención que hoy sorprenda al mundo de la fe que esto esté ocurriendo, aunque puedo entender la preocupación. El problema de la crisis de hijos, más característico en los países europeos o llamados del primer mundo, no es solo un tema de mascotas, es un tema de formación educativa y cultural que tiene años, que se ve en las feligresías de iglesias envejecidas, en los cambios de intereses y en la pobreza de los contenidos educativos en lo que refiere a familia. Todo hoy se centra en una educación centrada en competencias, en destrezas, en que todos somos buenos para algo y en el fondo, en la mirada individualista del mundo. 


Lanzar opiniones tan generales o simples siempre es una acción osada, porque son muchos los factores que pueden llevar a parejas a no desear tener hijos o tener pocos. Entre ellas la situación económica, política de un país. Luego los compromisos y madurez a la hora de asumir un liderazgo familiar. Los animales no llenan vacíos de hijos, entretienen la vida. Pero sí hay personas que tratan mascotas como seres humanos o hijos como mascotas y esto, en ambos casos, tiene un toque de patología social. Los primeros llevan la fábula a sus vidas. Dicen entender y hablar con sus mascotas, les atribuyen emociones, gustos y espacios que en un contexto normal son característicos de las personas. Los segundos, educan a sus hijos bajo el pensamiento del mantenimiento: te visto, te doy de comer, te saco a pasear, pago tus médicos y entretenimiento, pero no profundizan los vínculos y compromisos de crianza. Esto sí, en la línea de lo que expresaba el Papa Francisco, es un tema más profundo de abordar. No porque parejas tengan más hijos las sociedades o países serán mejores. Es verdad que creemos en el Dios de la vida y que confiar en su providencia nos invita a estar abiertos a la vida, pero eso requiere experiencia de fe, conocer testimonios y contar con un acompañamiento formativo que desde la infancia eduque en los roles de ser padre y ser madre.


Luego el Papa terminó sus palabras diciendo: “Quienes viven en el mundo y se casan, piensen en tener hijos, a dar la vida, porque serán ellos quienes te cerrarán los ojos, tomarán de ti para el futuro, y también si no pueden tener hijos piensen en la adopción. ¿Es un riesgo? Si, tener hijos siempre es un riesgo, sea natural o de adopción, pero es más riesgoso no tenerlos, negar la paternidad, negar la maternidad, sea la real, sea la espiritual. Un hombre, una mujer, que no desarrolla el sentido de la paternidad, de la maternidad, le falta algo, algo principal, algo importante. Piensen en esto por favor” 


En la utopía de la vida este es el ideal, pero también hay padres que cierren los ojos de sus hijos. Sí coincido en el hecho de que negar el sentido de paternidad y maternidad resta potencialidad a la biología XX y XY, pero entendamos que este no es un problema de todo el planeta, sino muy propio del catolicismo moderno, de lo que queda de creyentes, porque en las familias musulmanas, promedio, nacen más hijos que en las familias cristianas, como lo señaló en su momento un artículo de CNN en el año 2017: "Se espera que la población mundial crezca un 32%, hasta 9.600 millones de personas, para el año 2060. El número de musulmanes –que tienen la población más joven y la tasa de fecundidad más alta entre las religiones más importantes del mundo– crecerá un 70%.

Fuente: https://cnnespanol.cnn.com/2017/04/10/pronto-naceran-mas-bebes-musulmanes-que-bebes-cristianos-dice-estudio/


Sin un sentido existencial preexistente, misionero y familiar, los discursos caerán en sacos rotos. Las bases del sentido familiar de la vida cristianas están débiles, rotas o inexistentes. Y esto se evidencia en los pobres cursos pre matrimoniales, apresurados y sin profundidad en los temas álgidos. Esto se ve en la educación de colegios católicos donde cada vez son más seculares que confesionales, temerosos de sanciones, multas o cierres. No se le puede pedir a un adulto que maneje el carro de su vida, si de niño jamás se le enseñó bien a conducir. Grandes son los desafíos, los enemigos de los hijos no son las mascotas, somos nosotros mismos, como sociedad. 


Dios los bendiga, nos vemos en la oración


Luis Tarrazzi

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jueves, 6 de enero de 2022

¿QUÉ HICIERON LOS REYES MAGOS AL VOLVER?

 


Siendo San Lucas el evangelista que reseñó al mejor detalles aspectos de la infancia de Jesús, llama la atención que haya sido Mateo, apóstol directo, el que nos hablará de estos tres personajes, llamados los magos de oriente o los tres reyes magos.


Los nombres de estos tres personajes, Melchor, Gaspar y Baltazar, lo dio la tradición y su representación ha dado para construir mensajes de salvación bien variados e interesantes, desde el significado de sus obsequios (oro, incienso y mirra) hasta la representación continental de cada uno para las tierras conocida de la época (África, Asia y Europa).


El relato nos enseña aspectos de su llegada, la estrella que los guía, Herodes como el villano que quería asesinar al niño, profetizado entre otros por Miqueas, que definía a Belén como la tierra donde nacería el Mesías, el Rey de Judá. Luego la advertencia del ángel a estos hombres de no volver a Herodes porque este quería matar al niño y que regresaran por otro camino. A partir de esta parte es que deseo desarrollar mi idea. 


Pareciera que ir a Dios implica volver por otro camino. Todos los que tienen un acercamiento a Jesús y abrazan su buena nueva, viven una metanoia, una conversión que nos invita a cambiar de vida, de camino, de intereses, de gustos y ser hombres nuevos. Es por eso que este enigmático regreso de estos reyes magos debió ser muy significativo para ellos y para las tierras de donde venían. Ellos venían a descifrar un mensaje y al llegar y verlo, "le adoraron", acción guardada solo para los dioses y le dieron obsequios muy proféticos, afines a la vida de Jesús: oro para un rey, incienso para un Dios y mirra para entender el sentido de su misión: morir para darnos vida.


La llegada de cada rey a sus tierras debió ser una acción evangelizadora, previa a la de los discípulos y en particular a la de Pablo a los gentiles. Debió ser como aquella samaritana del pozo de Jacob que fue a buscar a sus vecinos y cercanos para anunciarles que había encontrado al Mesías, a un profeta, y que fueran con ella a escucharle. La llegada de los reyes a sus tierras debió romper ídolos, cambiar prioridades y transformar sus vidas. Si hoy los recordamos como hombres de Dios es porque fueron, luego de María y José, los primeros cristianos junto con aquellos humildes pastores que quizás tuvieron menor capacidad de comprensión de aquel hecho que desafiaba la razón y la comprensión humana.


Los reyes magos salvaron a Jesús cuando no volvieron a Herodes. Dieron tiempo para el escape a Egipto y prepararon la tierra para lo que luego, tiempo después de la ascensión de Jesús a los cielos, fuese la misión evangelizadora de los apóstoles a las tierras de África, Europa y Asia. 


Feliz día de reyes


Dios los bendiga, nos vemos en la oración


Luis Tarrazzi

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miércoles, 5 de enero de 2022

SACERDOCIO XX: LA LUCHA DE UN SEXO

 


El tema del sacerdocio en la Iglesia Católica ha venido dando qué hablar por varias décadas, sobre todo porque hay que reconocer que se vive un crisis vocacional derivado de un mundo cada vez más secularizado, mediático y hedonista. La sexualización explícita de muchos contenidos de la vida dificulta la comprensión de lo que exige en concepto tradicional de vida consagrada, es decir, la vida en castidad, pobreza y obediencia. 


A razón de lo expuesto no sé si surge como una solución al vacío sacerdotal o como un capricho de lucha de géneros que buscan siempre domar los designios tradicionales de la Iglesia, el ordenamiento sacramental de mujeres e inclusive el ordenamiento sacramental de hombres casados. De estas dos variables solo abordaré la primera y no lo haré en un concepto de convencer a los lectores de cuál decisión o posición es la correcta, sino evaluar el propósito y aspectos funcionales de un ordenamiento sacramental femenino.


Para ello debemos quizás repasar cómo imaginamos a un sacerdote, cómo lo soñó quien lo inspiró, el mismo Jesús, no sobre la base de los aspectos socio culturales de su época, profundamente machistas, porque Jesús si algo tenía era que rompió estas piedras que habitaban en el corazón. El sacerdocio requiere un ser cuyo corazón esté atado a Dios y tenga una libertad de servicio sin ataduras emocionales, con una capacidad de prudencia muy alta, con niveles de formación y convicción doctrinal sólidas y representar en el altar al mismo Jesús encarnado, sobre todo en el momento de consagración eucarística.


Si me tocara imaginar un sacramento del orden para una mujer partiría del modelo de María, la madre de Jesús, la santa, virgen, inmaculada y asunta al cielo en cuerpo y alma. Este modelo expresa atributos que inclusive deben estar en el sacerdocio masculino: obediencia y confianza absoluta a Dios, castidad total, pobreza (entendida como un total desapego a lo material, donde Dios es la única riqueza de la existencia -anawin); es decir, que el modelo del sacerdocio perfecto viene, luego de Cristo, de una mujer, de María. Pero María no fue sacerdote, porque el sacerdocio es imagen de Cristo, sería como representar la paternidad en la figura de una mujer. 


Una mujer desde el altar como oficiante de una celebración eucarística, pero además como administradora sacramental, invita a pensarnos el por qué y el para qué de esta labor. ¿Lo harían bien?, posiblemente, como en el caso de los hombres, unas sí y otras no; ¿Habría escándalos sexuales o de corrupción?, posiblemente como en el caso de los hombres, para unas sí y para otras no. El problema no es quién lo haría igual, mejor o peor, es tema de fondo son los roles pensados por Dios para cada uno, todos importantes, todos relevantes, todos complementarios


La mujer es tan extraordinariamente multi tareas que ha demostrado que puede ser madre, empresaria, estudiante, esposa, amiga, con un cerebro interconectado. Yo no dudo y sé que como yo muchos, de las habilidades de una mujer. Pero Jesús instituyó el sacramento del orden en hombres y no por ello hizo al hombre jefe o superior a la mujer. No olvidemos a Jesús lavando los pies de sus discípulos y diciendo que el que quiera ser el primero que se haga el último entre sus hermanos. Un sacramento que involucra lo que un hombre está llamado a ser: caballeroso, atento, servil.


Otro aspecto que en lo particular me preocupa sobre este tema, y ya lo mencionaba, es que no haya aires de caprichos ideológicos acá. La mujer ha conquistado espacios que, celebro en demasía, logró alcanzar. Tener derechos humanos, derecho al voto, derecho al estudio y a trabajar en puestos importantes, alcanzar presidencias, etc, habla de todo lo que la mujer es capaz; pero no es menos cierto que hoy las familias tienen enormes desafíos en lo que refiere a la educación de los hijos, delegadas a terceros, la estabilidad y durabilidad de los matrimonios (cada vez más escasos). 


No me atrevo a decir que el sacerdocio de la mujer en la Iglesia Católica nunca se dará, pero sosteniendo los aspectos mencionados y la santa tradición de la Iglesia, lo que el sacerdocio representa y a quién vivifica, creo que no es necesaria esta lucha. Jamás pondría, para promover una sana lactancia, la imagen de un hombre dando pecho a un niño, pero sí pondría a esa hombre acompañando a su esposa en este acto de amor, ayudándola en los quehaceres del hogar. El sacerdocio no es quién quiera serlo, sino quien Dios quiera llamar para representar a su hijo, aquel que dio su vida por todos nosotros y que dignificó a la mujer al darnos a su madre, en modelo y figura de santidad, imagen que hasta el Papa de turno (Francisco para el momento que escribo) le rendirá devoción y respeto. 


Existe un ordenamiento femenino, una vida consagrada para la mujer. En él se pueden desarrollar muchos aspectos de la vida religiosa: ser consejeras, servir al necesitado, orar, educar, amar a Dios. Las monjas o religiosas no son imagen de Cristo en el sacramento del orden, pero sí pueden ser modelo de vida santa, esposas e hijas de Dios, que logran, como tantas santas lo hicieron, dignificar la esencia de ser mujer.


Dios les bendiga, nos vemos en la oración


Luis Tarrazzi


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martes, 4 de enero de 2022

CUANDO LA MUERTE ES LA ESPERANZA

 


El día de ayer, 03/01/2022, nos enteramos por las redes sociales del fallecimiento de un joven, adolescente, que se lanzó del tercer piso de un centro comercial de Caracas, el Sambil. Un acto de valor cargado de dosis de desesperanza, angustias y pérdida de fe.


Estos temas, abordarlos, es muy delicado porque tocan la sensibilidad de dolientes cercanos o el recuerdo de personas que con las mismas características perdieron a seres queridos por actos de suicidio.


El suicidio tiene muchas variables, el atentar contra la vida con actos violentos y aquellos que muchos gobiernos han normado bajo la figura de muerte asistida o también conocida eutanasia. Todos sabemos las consecuencias inmediatas del suicidio; dejar esta vida con todos los elementos que nos impulsan a escapar de ella. Pero lo que quizás no queda claro para los que seguimos de espectadores ante esos sucesos, es ¿qué esperan luego de la muerte?, solo dejar de existir o encontrar una realidad espiritual que les alivie su dolor o sencillamente no exista el sufrimiento.


La inexistencia para los que existen, en la mirada cristiana y de muchas denominaciones religiosas, no es una opción. Pero aunque lo fuera, es una mirada muy destructiva de nuestra existencia. La vida, con sus dolores y sufrimientos, sigue siendo una riqueza. La peor mentira de la muerte es venderse como un alivio para la vida, porque es la antítesis del vivir. 


San Pablo, en su carta a los Romanos, capítulo 6, nos dirá:  "Estamos seguros de eso, porque Cristo fue levantado de los muertos y nunca más volverá a morir. La muerte ya no tiene ningún poder sobre él."  Y esta frase final, "ya no tiene ningún poder sobre él", es la propuesta que ojalá muchas personas en el dolor y la desesperanza pueden abrazar para sus propias vidas. Hay derecho a llorar, a deprimirnos, a querer estar solos, a estar furiosos o en lapsos de desesperanza, pero nunca permitamos que la muerte tenga poder sobre nosotros, porque la muerte es el desierto de la vida, árido, seco, donde no brota vida, no hay frescura y por sobre todo, es cerrarle las puertas al amor infinito de Dios.


Siempre oraré por los suicidas, no los juzgaré y sé, confío, que la misericordia de Dios les abrazará en la gran mayoría de los casos. Pero más oro por quienes hoy y mañana están considerando estas opciones para decirles que todo estado emocional es pasajero, pero la muerte sin Dios es irreversible y Dios no está en la muerte porque la ha vencido.


Dios les bendiga, nos vemos en la oración


Luis Tarrazzi

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lunes, 3 de enero de 2022

BARRANCAS DEL ORINOCO, UNA SOBERANIA DEFENDIDA POR MICRÓFONOS




Dijo Jesús que: "No todo el que me dice: «Señor, Señor», entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos" (Mateo 7,21-23) y es que de hecho esto aplica para casi todo lo que tiene que ver con el matrimonio funcional: palabras - hechos.

Venezuela, desde el año 1999, ha escuchado del único partido que la ha gobernado por 22 años, es que hemos rescatado nuestra soberanía, que ya no somos el patio trasero de los EEUU y que ahora Venezuela es de los venezolanos. De verdad, ¿qué más quisiera creer yo de mi amado país que esto?, pero los hechos patean esta amarga promesa de micrófonos, de soldados condecorados y militares que poco a poco colonizaron todos los espacios civiles de mi país.

El problema de Barrancas del Orinoco es uno de tantos problemas fronterizos que tiene nuestra nación. El cobro de vacunas, ciudades gobernadas con grupos paramilitares, lugares condenados a no desarrollarse teniendo potenciales turísticos soñados por otras naciones, hablan del desprecio al país por un enfermizo amor al dinero y al poder. Venezuela, la perla del Caribe, ha quedado como patio trasero de la droga, la trata de personas, la anarquía armada. Un país que desde niño escuché caminaba en vía de desarrollo, cayó en un hueco vial que nadie pareciera querer sacarla de ahí.

Me entristecen los habitantes de estas regiones, sus hijos, sus sueños, sus anhelos, sus cansancios y sensación de abandono. Me dan pena nuestros soldados jóvenes, rasos, que a merced de peones de un tablero de ajedrez de incompetencias y ineptitud, mueren como carnada de pirañas.

Dijo Tertuliano, que escribía en el año 197: "La sangre de los mártires es semilla de los cristianos", época marcada por agudas persecuciones al cristianismo. Ojalá todo este abandono, miseria y dolor que nos tocó vivir a la generación viviente de finales del siglo XX e inicios del siglo XXI (ya casi un cuarto consumida), permita ser semilla de otra Venezuela que capaz yo no viviré pero sí anhelo para sus generaciones futuras.

Dios los bendiga, nos vemos en la oración.

Luis Tarrazzi

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