viernes, 5 de enero de 2018

¿PECA DIOS DE OMISIÓN?


Wikipedia define la omisión como “pecado que se comete por no hacer algo que es impuesto por la ley moral”, esto claro está, dentro del ámbito religioso como claramente lo especifica el portal.

Ver una injusticia y callar ante ella, ver un abuso y hacernos la vista gorda, ser cómplice de delitos cuando sabemos quién ha robado, hurtado o hecho algún mal y no denunciarlo por miedo, por comodidad o porque sencillamente no es nuestro problema, eso nos hace practicantes de la omisión. Sí, la omisión no nos es ajena a ninguno y por eso es considerado un pecado, uno de los cuatro citados en la oración del yo confieso.

Hablar de un pecado en Dios es sencillamente absurdo, decir que Dios pueda pecar o simplemente afirmarlo, automáticamente mancharía su sagrada condición de Dios. Pero sí es prudente salir al paso a mucho de los argumentos ateos que niegan la existencia de Dios por falta de acción ante tanta maldad en el mundo. Eso ¿no sería acusarlo de omisión?

No hay forma de escudriñar los pensamientos de Dios. A Dios lo conoce quien él ha querido dárse a conocer y su mayor presencia pública, para todos, la hizo en la figura de Cristo, como Dios y salvador. Pero sí, el silencio de Dios ante tantas atrocidades es un argumento de duro peso, sobre todo para las víctimas de sufrimientos propios o por pérdidas de terceros y a veces el simple consuelo de decir que “Dios sabe lo que hace”, no basta, más bien hasta puedo encolerizar a los que sufren.

Una vez escribí que la kriptonita de Dios era el libre albedrío y lo hice porque por encima del poder de actuar de Dios está su hermoso deseo, propio de su esencia divina, de amar. Sí, Dios es amor (1Juan 4,8) y ese amor, que corrige y guía, trabaja respetando de manera pulcra las libertades humanas, algo que muchos gobiernos y poderosos e inclusive padres de familia les cuesta entender o no desean entenderlo. El ser humano, aunque sea un ser social, es un ser que debe aprender a desarrollar sus propios pensamientos y deseos y eso a la larga nos condena a vivir con errores y aciertos, con el trigo y la cizaña hasta el momento de la siega. Dios no peca de omisión porque él actúa. El propio hecho de acompañar la historia y enviar siglo tras siglos semillas de santidad, el sacrificio de Cristo en la Cruz, la historia de la salvación son evidencia de un Dios que para nada es pasivo. Pero las acciones que queremos ver en Dios no son las que realmente ocurren. Quizás tantas escenas de Vengadores y Guardianes de la Galaxia contrarrestan nuestro entendimiento del cómo se debería vencer el mal. Pero muchas de estas películas no explican cómo se derrota el mal que todos llevamos por dentro, ese mal que es más agudo de vencer y que es el que realmente importa al Señor, porque ese mal es el que nos aparta de su amor, de su salvación y de su Reino. Dios no omite, nosotros al omitirlo a él caemos en deseos de ira, venganza, odio, desprecio, rabia. Podemos llegar a desear cosas terribles a aquellos que por estar llenos de oscuridad nos dañaron con su falta de luz, una luz que se recibe con una evangelización efectiva, interiorizada, no de carteleras, bailes y canciones bonitas.

La omisión de la que acusan a Dios, que sería un pecado, no existe. Lo que existe en una ceguera colectiva de reconocer que el camino es Cristo, que su mensaje es claro y que quien practicara el evangelio con honestidad, humildad y entrega llenaría el mundo de paz, amor y santidad. Que en este 2018 encontremos esa luz de Cristo en nuestros corazones y una vez ahí, esa luz nos lleve a la eterna luz que nunca se apaga. Dios los bendiga, nos vemos en la oración.

Luis Tarrazzi
@luistarrazzi



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