lunes, 18 de diciembre de 2017

NAVIDAD EN VENEZUELA (2017)


Este probablemente sea mi último artículo del año 2017 con el cual quiero agradecer a todas las personas que se han tomado el tiempo para leer mis opiniones sobre diferentes tópicos.

Me gusta terminar un ciclo en diciembre, porque diciembre es tiempo de esperanza, de alegría, de unión familiar, de fe. Por lo menos eso debería ser, aunque cada vez lo sea menos. Es perverso ver como la navidad, sobre todo en niños, se ha convertido en una aspiración de cosas que dan felicidad (material) en la medida que son obtenidas. El consumismo y materialismo se han apoderado de estas fechas y eso hace que la navidad sea como la descripción de aquella canción que le encantaba a mi abuelo: cantares de navidad, que reza así:

Hay quien tiene todo, todo lo que quiere y sus navidades siempre son alegres, hay otros muy pobres que no tienen nada, son los que prefieren que nunca llegara”

Mi país es un reflejo de esta última frase de esa estrofa. Probablemente estemos viviendo las peores navidades desde el punto de vista económico de la historia republicana de nuestro país: Hiperinflación, enorme escasez, muertes por desnutrición, crisis de salud y medicinas, descomposición política terrible, cargada de mentira y odio, una anarquía social que ha convertido nuestras calles en un caldo de violencia colectivo.  Sí, nuestras navidades son muy parecidas a las que describía el director Franco Zeffirelli en su versión cinematográfica de la vida de Jesús (Jesús de Nazaret) donde los judíos ante, la opresión romana, clamaban al cielo un Mesías que impulsara un cambio.

Estas navidades cargadas de tantas crisis y austeridad no creo sean casualidad, o mejor dicho para que no se interprete que Dios las manda, son fuente de grandes oportunidades, de fortalecer la fe y re direccionar las prioridades. Son una posibilidad de reforzar la unión familiar y entenderla como una riqueza y bendición. Cuando la vida está cargada, como es natural, de pérdidas físicas de seres queridos, uno se da cuenta de cuál valor tiene cada persona, cada integrante de nuestra familia.

La navidad no es un tiempo para extrañar, para llorar o para sumergirnos en amargas depresiones. Aunque humanamente sea casi que inevitable hacerlo, la navidad es, y deberá ser siempre, CRISTO, camino, verdad y vida.

La cena, los adornos, que nos encantan, y bendecidos quienes la puedan vivir en abundancia, son un plus. Pero ¿de qué nos serviría tanto licor y comida, tanta belleza externa, si espiritualmente estamos como sepulcros vacíos?

La navidad es actitud y según esté nuestra actitud estará nuestra felicidad, no solo ante ella sino el resto del año. El 2018, como cada año, trae enormes desafíos para nuestra fe católica, cada año menos seguida y más fusionada con otras creencias paganas, leyes contra natura, contra la vida, más anticlericales, más corrupción, más sexualización de nuestros jóvenes y legalización de drogas. Un arte que año tras año avanza más y con más atrevimiento a lo vulgar.

Ante este rostro Cristo se muestra como una esperanza cierta, no utópica, que por amor espera paciente, ante la mirada de Dios Padre, la conversión de los corazones y la construcción de su Reino; algo de lo cual nosotros somos obreros y por lo cual debemos recordar las plegarias del maestro cuando señalaba: “«La cosecha es abundante, pero los trabajadores son pocos. Rueguen, pues, al dueño de la cosecha que envíe trabajadores a recoger su cosecha" (Mateo 9,37-38)

La lucha ardua, la que busca acabar el último bastión de resistencia, es contra la familia. Esta puede ser la semilla de un nuevo amanecer en la sociedad, no solo venezolana, sino del mundo entero. Esto lo sabe Satanás, lo saben los poderosos, pero Si Dios está con nosotros ¿quién contra nosotros? (Romanos 8,31)

Tengamos la fe de los pastores de Belén, la confianza de María y José, y el gozo solemne de los ángeles. Creamos esta historia porque es verdad y vayamos al encuentro del Salvador del mundo. ¡Alegrémonos!

"…os anuncio una gran alegría, que lo será para todo el pueblo: os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un salvador, que es el Cristo Señor; y esto os servirá de señal: encontraréis un niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre."


Gloria a Dios en las alturas y en la tierra paz a los hombres en quienes él se complace.»"
(Lucas 2)

Feliz Navidad, nos vemos en la oración.

Luis Tarrazzi
@luistarrazzi


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