"En la historia de
Venezuela y otros países sudamericanos, muchas veces el ejército es el agente
del cambio cuando las cosas están tan mal y el liderazgo ya no puede servir a
la gente"
Estas palabras las emitió el secretario de Estado
estadounidnese, Rex Tillerson en alusión a la durísima crisis que vivimos los venezolanos y que no
terminamos de verle un final.
Muchos experimentos de libertad encabezados por Estados
Unidos en el siglo XX se volvieron en su contra. Grupos que se le facilitaron
armas luego se convirtieron en rebeldes terroristas, comunistas. No por ello
las denuncias hechas desde Estados Unidos son falsas pero, temeraria afirmación golpista, tampoco es la solución.
En mi opinión nuestras “gloriosas” Fuerzas Armadas murieron
cuando Hugo Chávez le dio beligerancia política a este estamento que por
naturaleza tendría que ser apolítica. Hoy por hoy, somos gobernados por
militares en todas las áreas del
quehacer social. Su ética está entre dicho y uno lo ve en las calles, en el
trato, en la baja calidad humana y sobre todo en los asesinatos de jóvenes
civiles que el año pasado (2017), durante el mes de abril morían a diario por
balas de hombres que vestían estos uniformes verdes.
Si me lo preguntan no quiero ni espero ya nada del ejército.
Un país de la región Centro Americana lo entendió, Costa Rica,
cuando el primero de diciembre de 1948 eliminó su ejército.
Los golpes de Estado, revueltas armadas, crímenes, sacan unas
dictaduras e instauran otras. La historia republicana no se escribe con armas,
se escribe con mentes brillantes, intelectuales, científicos, hombres y mujeres
que caminan el día a día de un país. El error de Venezuela es que no ha sabido
reducir al mínimo esta institución que como parásitos comen y viven de lo que
producimos, y más un país como nosotros que no conoce una guerra desde
su independencia (siglo XIX).
No necesitamos que experimenten con Venezuela. Necesitamos
salir de esto pero más confío en Dios que en cualquier acción humana. Confío
mañana, aunque suene profundamente utópico, ver una acción como la de
Constantino en Roma, que luego de perseguir la fe cristiana un buen día decidió
seguir a Cristo. Sí, confío más en almas conversas que en balas sin rumbo de tiranos decidiendo quiénes vivir y quiénes no.
Así que aunque suene tentador una salida que alimente la sed
de justicia y el hambre de venganza, la rechazo, no la quiero y menos de este
brazo armado del gobierno venezolano. Por eso lo escribí una vez, Q.E.P.D. FANB 1810 – 2017. Dios los
bendiga, nos vemos en la oración.
Luis Tarrazzi
@luistarrazzi
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