Hola Paula, soy Luis y te escribo desde Caracas Venezuela.
Hoy, 08 de febrero del presente año (2018), revisando las noticias (como
habitualmente lo hago), vi este titular que me hizo indagar más y llegué hasta
tu historia. El titular dice esto:
Dice la nota que tienes 19 años, casi la mitad de lo que he
vivido yo. Al fin y al cabo lo único que tenemos es nuestro presente, es lo que
mejor vivimos y es el único espacio de nuestra historia donde nuestros
sentidos tienen protagonismo.
Dice la nota que padeces “una enfermedad dolorosa y
degenerativa” y no puedo imaginar lo que eso te hace sufrir para desear morir.
Pero hay dos formas de desear la muerte, una para acabar con un sufrimiento
(como tu caso) y otra por el anhelo de abrazar aquello que solo por la fe se
puede alcanzar, la eternidad con Dios. No
he sufrido como tú, pero en mi vida he tenido momentos de dolor, de mucho
dolor. A veces físico y a veces emocional y en mi caso, el emocional me
derrumbó más que el físico. En tu caso, imagino las líneas de lo físico y lo
emocional se unieron, así el sentido de tu vida se ha perdido para ti.
La muerte, con esa enfermedad o sin ella igual te va a llegar
querida Paula. La muerte no es ajena a ninguna vida y el sufrimiento tampoco.
Aunque para ser sinceros, imagino nos importa muy poco el sufrimiento de otros
cuando el de nosotros nos agobia tanto, como lo expresas tu.
Yo te escribo porque tú le has pedido a tu presidenta
saliente, Bachelet, que te autorice la eutanasia, una muerte asistida, legal,
que le ponga fin a tu sufrimiento. Yo en
tu lugar quizás, no lo sé, pediría lo mismo, pero no a mi presidente, ni a mis
políticos, ni a los que les gusta decidir sobre la vida de otros. Yo se lo pediría
a Dios, quizás hasta en tono de reclamo y con mi corazón doliente. Y lo haría
porque Jesús, que sufrió horrores por nuestros pecados, nos dijo frases como
estas:
"Vengan a mí los
que van cansados, llevando pesadas cargas, y yo los aliviaré. Carguen con mi
yugo y aprendan de mí, que soy paciente y humilde de corazón, y sus almas
encontrarán descanso." (Mateo 11,28-29).
Pero también la biblia recoge el momento más humano de Jesús
cuando con profundo miedo ante el enorme sufrimiento que sabía le venía pidió a
su Padre:
“Padre, si es tu
voluntad, aparta de mí esta copa; pero
no se haga mi voluntad, sino la tuya”. (Lucas 22,42).
Quien anhelan la muerte por sufrimiento no sé si se ha preguntado ¿qué hay después de morir? Porque temo Paula que mueras dos veces:
Una físicamente y otra espiritualmente; esta última que por desconfiar en vida de los designios de Dios, y luego de morir, te
impida abrazar a Dios y su misericordia.
Sufrir es parte de la vida, ¿qué tanto?, ¿cuál es el límite?,
no lo sé. Tu sufrimiento, ofrecido o no por mí te lo agradezco y te pido perdón
por quienes quizás rodeándote no han sabido acercarte a Dios desde tu dolor; en cambio, han logrado alejarte de él desde tu frustración. Dios te ama Paula, pídeselo a él y él
dispondrá hasta cuándo vivirás y te aseguro que si lo haces así conocerás la felicidad eterna.
De un
hermano espiritual que te estima y se hace solidario en tu dolor, que Jesús
que nos salva y nos ama te sane
físicamente y/o te salve espiritualmente. Oraré por ti, nos vemos en la
oración.
Luis Tarrazzi
@luistarrazzi
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