miércoles, 21 de febrero de 2018

UN PASTOR EVANGÉLICO A LAS PRESIDENCIALES DE VENEZUELA



“He decidido (…) junto al clamor de mucha gente desesperanzada (…) delante de mi señor, poner mi nombre y el liderazgo que por gracia tengo como opción a las próximas elecciones presidenciales”

Estas han sido las palabras de Javier Bertucci, una vez que se ofrece como una alternativa política contra el candidato a la reelección del gobierno Nicolás Maduro.

No lo conozco, pero es que con la actual situación de Venezuela, nuestro problema supera los candidatos, hoy el problema es la falsa democracia que vive mi país.

Venezuela no necesita un ecumenismo político, porque este ecumenismo pondría en la misma mesa, en las mismas condiciones y en la misma realidad al bien y al mal. ¿Tiene puntos de encuentro las posturas ideológicas de los políticos actuales venezolanos?, para mí, no.

Jugar a la democracia y participar en ella, en esta vergonzosa realidad es como aceptar una invitación del diablo, al infierno, para hablar de santidad y amor a Dios. Las condiciones no están dadas para unas elecciones que además fueron convocadas ilegítimamente por un órgano que no le compete hacerlo, la Asamblea Constituyente.

Hay un mito: la fe no debe meterse en político. Al contrario, los laicos estamos llamados a participar y llevar los valores cristianos al poder. Pero una cosa es hacerlo con equidad y respeto y otra es llevar al poder a prospectos de fundamentalistas. Sería como llevar a un sacerdote a la candidatura presidencial, yo no votaría por él.

La política requiere un don primario, el Temor de Dios. Y la demagogia no tiene rostro de Dios, sino de falsedad y corrupción. Ante un país que clama por comida, medicinas, seguridad, paz, respeto, civismo, progreso; y a su vez está harto de corrupción, mentiras, populismo, ideologías, anarquía, lo último que tiene relieve, en estas circunstancias¸ es quién nos quiere gobernar. Ahorita nos preocupa quienes no quieren dejar el poder. Mientras el descaro intelectual los haga hacerse la vista gorda de que ya menos los quieren y más desean un cambio, seguiremos en un circo de democracia, que este año nos ofrece un set llamado: presidenciales. Dios los bendiga, nos vemos en la oración.

Luis Tarrazzi

@luistarrazzi

viernes, 16 de febrero de 2018

EL CANDIDATO PRESIDENCIAL QUE LE PEGA A SU MUJER


Cada vez es más difícil creer en los políticos. El exacerbado uso de la demagogia se ha vuelto tan común que aunque no podemos negar que sigue siendo efectivo en sectores intelectualmente sensibles y de escasos recursos, ya se vuelve dantesco.

Mitómanos, corruptos, demagogos, populistas, son algunos de los adjetivos que más definen a muchos de los que hoy ostentan el poder.

Venezuela, como mejor ejemplo de la región sur de América, no escapa de esta terrible realidad. Recientemente escuchaba  al candidato presidencial del oficialismo decir que él garantizaba que ganando ellos la situación económica mejoraría. Pero ¿no fue acaso con ellos que todo esto empeoró a los niveles que estamos?

El recurso de echarle la culpa a terceros, a vecinos derechistas, al imperio, le funcionó a Cuba y al parecer en Venezuela no ha sido tan estéril. Pero la realidad es que cuando tus políticas estrangulan una nación de la forma que ha ocurrido en Venezuela, la culpa no puede ser tan ajena a tu propia responsabilidad.

Por eso, cuando el actual presidente se postuló para una reelección de 6 años pensé en el esposo maltratador que luego de golpear sistemática a su mujer le promete que la amará y le dice de hecho que nadie la va a amar como él. 

Nos han herido y los agresores se postulan como solución a nuestras heridas. Somos un país secuestrado, frustrado, con una población triste, herida y sin expectativas mayores a resolver su hambre de cada día. En Venezuela se vive un día a la vez.

Sin embargo, con este panorama tan triste solo me consuela la mirada de Dios. Que no es indiferente aunque sí paciente. Entiendo que superado este período de duro aprendizaje en Venezuela deberá quedar borrada, para siempre, las ideologías extremistas, en especial las de izquierda socialista – comunista, y comenzar una era de gestiones políticas eficientes, prósperas y sobre todo con real sentido demócrata para recibir, gestionar y soltar el poder. Que así sea. Dios los bendiga, nos vemos en la oración.

Luis Tarrazzi

@luistarrazzi

jueves, 8 de febrero de 2018

VAS A MORIR PAULA PERO NO LO HAGAS DOS VECES



Hola Paula, soy Luis y te escribo desde Caracas Venezuela. Hoy, 08 de febrero del presente año (2018), revisando las noticias (como habitualmente lo hago), vi este titular que me hizo indagar más y llegué hasta tu historia. El titular dice esto:

Dice la nota que tienes 19 años, casi la mitad de lo que he vivido yo. Al fin y al cabo lo único que tenemos es nuestro presente, es lo que mejor vivimos y es el único espacio de nuestra historia donde nuestros sentidos tienen protagonismo.

Dice la nota que padeces “una enfermedad dolorosa y degenerativa” y no puedo imaginar lo que eso te hace sufrir para desear morir. Pero hay dos formas de desear la muerte, una para acabar con un sufrimiento (como tu caso) y otra por el anhelo de abrazar aquello que solo por la fe se puede alcanzar, la eternidad con Dios. No he sufrido como tú, pero en mi vida he tenido momentos de dolor, de mucho dolor. A veces físico y a veces emocional y en mi caso, el emocional me derrumbó más que el físico. En tu caso, imagino las líneas de lo físico y lo emocional se unieron, así el sentido de tu vida se ha perdido para ti.

La muerte, con esa enfermedad o sin ella igual te va a llegar querida Paula. La muerte no es ajena a ninguna vida y el sufrimiento tampoco. Aunque para ser sinceros, imagino nos importa muy poco el sufrimiento de otros cuando el de nosotros nos agobia tanto, como lo expresas tu.

Yo te escribo porque tú le has pedido a tu presidenta saliente, Bachelet, que te autorice la eutanasia, una muerte asistida, legal, que le ponga fin a tu sufrimiento.  Yo en tu lugar quizás, no lo sé, pediría lo mismo, pero no a mi presidente, ni a mis políticos, ni a los que les gusta decidir sobre la vida de otros. Yo se lo pediría a Dios, quizás hasta en tono de reclamo y con mi corazón doliente. Y lo haría porque Jesús, que sufrió horrores por nuestros pecados, nos dijo frases como estas:

"Vengan a mí los que van cansados, llevando pesadas cargas, y yo los aliviaré. Carguen con mi yugo y aprendan de mí, que soy paciente y humilde de corazón, y sus almas encontrarán descanso."  (Mateo 11,28-29).

Pero también la biblia recoge el momento más humano de Jesús cuando con profundo miedo ante el enorme sufrimiento que sabía le venía pidió a su Padre:

“Padre, si es tu voluntad, aparta de mí esta copa; pero no se haga mi voluntad, sino la tuya”. (Lucas 22,42).

Quien anhelan la muerte por sufrimiento no sé si se ha preguntado ¿qué hay después de morir? Porque temo Paula que mueras dos veces: Una físicamente y otra espiritualmente; esta última que  por desconfiar en vida de los designios de Dios, y luego de morir,  te impida abrazar a Dios y su misericordia.

Sufrir es parte de la vida, ¿qué tanto?, ¿cuál es el límite?, no lo sé. Tu sufrimiento, ofrecido o no por mí te lo agradezco y te pido perdón por quienes quizás rodeándote no han sabido acercarte a Dios desde tu dolor; en cambio, han logrado alejarte de él desde tu frustración. Dios te ama Paula, pídeselo a él y él dispondrá hasta cuándo vivirás y te aseguro que si lo haces así conocerás la felicidad eterna. 

De un hermano espiritual que te estima y se hace solidario en tu dolor, que Jesús que nos salva y nos ama te sane físicamente y/o te salve espiritualmente. Oraré por ti, nos vemos en la oración.

Luis Tarrazzi

@luistarrazzi

sábado, 3 de febrero de 2018

FIDELITO SOLO Y SUS CIRCUNSTANCIAS


Dijo el filósofo Ortega y Gasset “Yo soy yo y mis circunstancias”, en una franca alusión de que el mundo externo que conocemos solo tiene importancia no desde lo que ofrece sino desde el cómo lo interpretamos.

La vida que para muchos da enormes motivaciones de vivirla es la misma vida que a otros les motiva, como a “Fidelito”, a quitársela. Ese es el problema de la vida, es justa para algunos e injusta para otros. Es por ello que vivir la vida sin intérprete y sin motivadores se torna vacío y peligroso. Es ahí donde aquella enseñanza de Jesús cobra vigor y fuerza existencial: “¿De qué le sirve al hombre ganar el mundo entero, si pierde la vida?” (Mateo 16,26).

Hombres como el dictador Fidel Castro que ostentaron el poder por décadas, gobernó hasta que le dio la gana, teniendo toda clase de lujos y placeres propio del poder autoritario; pero le faltó algo hoy visible en su legado vital (su hijo), algo que diera una respuesta a su propia existencia, EL TEMOR DE DIOS.

No digo que esto sea un castigo de Dios pero sí creo algo que es muy común (no ley): la vida son los frutos de nuestros propios actos. Así, cuando leí esta noticia del suicidio de “Fidelito” no puede evitar recordar esta advertencia de la Palabra de Dios: “…visita la iniquidad de los padres sobre los hijos y sobre los hijos de los hijos, hasta la tercera y cuarta generación.” (Éxodo 34,7). El poder mal habido, mal ejercido, seca y destruye uno de los tesoros más grandes de todo hombre: La familia.

El suicidio, que por años la Iglesia entendió como un pecado mortal que enviaba a las almas al infierno, sin derecho a exequias, hoy por hoy se entiende como un acto duro, contrario a la voluntad de Dios pero nunca ajeno a su misericordia. Muchas son las causas que pueden llevar a un hombre a quitarse la vida y Dios acompaña esas razones hasta el último aliento, dando siempre una posibilidad de perdón y de amor. Así se lo daba entender Dios a Santa Teresa de Jesús sobre el caso de un hombre que lanzándose de un puente se quitó la vida: “Teresa, Teresa, ¿acaso no sabías que entre en puente y el río estaba Yo?” Hoy podríamos decir entre la pistola y la bala, entre la soga y el cuello, entre las pastillas y la sangre.

Este acto del hijo del dictador fallecido Fidel Castro, que lideró lo que todavía queda como un destello triste del oscuro comunismo soviético en Cuba, nos invita a reflexionar, a pensar. A mí, si me lo preguntan, me interesaría más dejar en mi hijo un legado de amor y paz en torno a Dios y su salvación, que un legado de dolor, muerte y obsoleta ideología. Dios le dé perdón y paz al hijo de Fidel Castro, Fidel Castro Díaz-Balart. Nos vemos en la oración.

Luis Tarrazzi

@luistarrazzi

jueves, 1 de febrero de 2018

EXPERIMENTO VENEZUELA (Rex Tillerson)



 "En la historia de Venezuela y otros países sudamericanos, muchas veces el ejército es el agente del cambio cuando las cosas están tan mal y el liderazgo ya no puede servir a la gente"

Estas palabras las emitió el secretario de Estado estadounidnese, Rex Tillerson en alusión a la durísima crisis que vivimos los venezolanos y que no terminamos de verle un final.

Muchos experimentos de libertad encabezados por Estados Unidos en el siglo XX se volvieron en su contra. Grupos que se le facilitaron armas luego se convirtieron en rebeldes terroristas, comunistas. No por ello las denuncias hechas desde Estados Unidos son falsas pero, temeraria afirmación golpista, tampoco es la solución.

En mi opinión nuestras “gloriosas” Fuerzas Armadas murieron cuando Hugo Chávez le dio beligerancia política a este estamento que por naturaleza tendría que ser apolítica. Hoy por hoy, somos gobernados por militares en todas las áreas del quehacer social. Su ética está entre dicho y uno lo ve en las calles, en el trato, en la baja calidad humana y sobre todo en los asesinatos de jóvenes civiles que el año pasado (2017), durante el mes de abril morían a diario por balas de hombres que vestían estos uniformes verdes.

Si me lo preguntan no quiero ni espero ya nada del ejército. Un país de la región Centro Americana lo entendió, Costa Rica, cuando el primero de diciembre de 1948 eliminó su ejército.

Los golpes de Estado, revueltas armadas, crímenes, sacan unas dictaduras e instauran otras. La historia republicana no se escribe con armas, se escribe con mentes brillantes, intelectuales, científicos, hombres y mujeres que caminan el día a día de un país. El error de Venezuela es que no ha sabido reducir al mínimo esta institución que como parásitos comen y viven de lo que producimos, y más un país como nosotros que no conoce una guerra desde su independencia (siglo XIX).

No necesitamos que experimenten con Venezuela. Necesitamos salir de esto pero más confío en Dios que en cualquier acción humana. Confío mañana, aunque suene profundamente utópico, ver una acción como la de Constantino en Roma, que luego de perseguir la fe cristiana un buen día decidió seguir a Cristo. Sí, confío más en almas conversas que en balas sin rumbo de tiranos decidiendo quiénes vivir y quiénes no.

Así que aunque suene tentador una salida que alimente la sed de justicia y el hambre de venganza, la rechazo, no la quiero y menos de este brazo armado del gobierno venezolano. Por eso lo escribí una vez, Q.E.P.D. FANB 1810 – 2017. Dios los bendiga, nos vemos en la oración.

Luis Tarrazzi
@luistarrazzi