Muchos se ofenden cuando se cuestiona el arte visual o al
mundo de la actuación, como una digna profesión de vida. El solo hecho de
actuar no debería traer mayores escándalos pero el giro que ha dado el mundo de
la televisión o del séptimo arte en torno a la sexualidad y violencia explícita
es contundente.
Ya de por sí ver a personas casadas besando “artísticamente”
a otras personas que no son sus parejas sacramentales o civiles debía
generarnos preocupación. Aunque con este comentario me pueda ganar el título de
ortodoxo, arcaico o conservador, no sé a cuántos les agradaría ver a sus parejas
besándose en una cama, semidesnudos o totalmente desnudos, todo por “trabajo” y
por favorecer el entretenimiento.
El rumbo que han dado las novelas, las series, el cine y
hasta el teatro no podía tener unas consecuencias diferentes a las que ahora
empiezan a florecer en el mundo del cine más próspero y reconocido del planeta,
el mundo de Hollywood.
Las tentaciones de por sí, en el mundo cotidiano, son a
diario parte de la compañía de la vida, y así se den en escenarios controlados
de cámaras y guiones, de escenas, seríamos muy cándidos de pensar que eso no
genera alteraciones hormonales en quienes las viven más el consentimiento de pensamientos
y deseos impuros.
Conocíamos casos de actores que se divorciaban y se volvían a
casar y las razones eran muchas: infidelidad, alcohol, drogas, violencia.
Pareciera que el tenerlo todo, materialmente hablando, genera un "tener nada" en
el ser, un vacío en el alma, una pobreza existencial que en no pocos casos han
derivado en suicidios.
Pero seamos justos. ¿Cuáles son los verdaderos predadores
sexuales del mundo del cine? Acá veamos en dos pronombres personales la
respuesta: Tú y yo.
El arte cinematográfico tomó este rumbo porque se hizo
rentable, viable y masivamente consumible. Inclusive en lo más infantil o
fantástico del cine, ya muchos héroes expresan una belleza corporal que
estimulan el erotismo. Las prácticas sexuales sin compromiso, sin contenido,
todo nos ha hecho tener una enorme viga en el ojo antes de señalar la paja que
hay en el ojo de nuestro hermano.
Ahora no solo aparecen estos escándalos sino que productores, hombres de poder, se les acusa
de cobrar favores sexuales por el otorgamiento de buenos guiones. Aparecen
casos de abusos sexuales en menores de edad o de acuso sexual pedófilo.
Sí, el cine ha sido el espacio perfecto, legal y natural que
el demonio ha encontrado para estimular nuestros instintos más básicos y
aquellos que desean ir más allá, recurren al no menor mercado productivo y
multimillonario de la pornografía. Así, como el aborto “legal” no suena tan
pecaminoso o la eutanasia que ofrece una “muerte digna” se percibe consoladora,
el demonio avanza entre creyentes y los crecientes no creyentes. Todos somos
responsables.
Hoy nadie se plantea un boicot al mundo del cine. Una
protesta de que no veremos más películas por este escándalo. Algo que muchos sí
hacen cuando sacerdotes son acusados de cosas similares, consiguiendo la excusa perfecta para abandonar la fe, la Iglesia y hasta Dios.
Por eso Jesús decía: “"«Ningún criado puede servir a dos
señores, porque aborrecerá a uno y amará al otro; o bien se entregará a uno y
despreciará al otro. No podéis servir a Dios y al Dinero.»" (Lucas, 16 ,13).
Y Hollywood es un ejemplo de ello. No porque el mundo del arte visual sea malo,
ya que este ha servido y sirve también como transmisor de hermosos valores y de
correcta evangelización. El punto está es que el mundo que conduce a la fama,
al dinero, al poder y a los placeres sin límites termina siendo el mundo donde
a todos nos usan, actores y consumidores, y luego nos hacemos víctimas.
Interesante reflexionar sobre esto, porque el tiempo de todos cada día se agota
de cara a la eternidad. Cada día estamos más cerca del final de nuestras vidas
y del comienzo de nuestra eternidad. Y en la eternidad viviremos lo construido en
lo finito. Dios los bendiga, nos vemos en la oración.
Luis Tarrazzi
@luistarrazzi
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