Los Nazis fueron los responsables de uno de los holocaustos
más horrendos del siglo XXI y digo uno porque la realidad es que no fueron los
únicos. El deseo del hombre de poder decidir sobre la vida de otros, de
quiénes merecen vivir y quiénes no, de quiénes son superiores y quienes no, ha marcado el inicio de terribles calamidades que sin duda avergüenzan la raza humana y son
heridas que aunque cicatricen no se borran.
Es muy evidente, por lo menos así lo veo yo, que en las
élites del poder hay una políticas muy marcadas en torno al control de la
natalidad en el mundo y es que la tendencia ha sido de que año tras año la
población mundial aumenta. Eso crea la idea de que los recursos finitos que
tenemos pueden estar en peligro y que la vida debe ser regulada. Ante esta
inquietud tres soluciones han aparecido: La anticoncepción, el aborto y la
eutanasia.
Me sorprende como la Organización de las Naciones Unidas, uno
de los entes que agrupa la mayor cantidad de países del planeta (no todos) ha
realizado presiones muy fuertes para que, por ejemplo, el aborto sea
legalizado.
Profetas de alta calidad han pasado por sus instalaciones
anunciando los peligros de promover estas políticas asesinas de exterminio
masivo. Solo por citar dos están Madre Teresa de Calcuta y Juan Pablo II. Las pretensiones
del hombre por querer gobernarlo todo, incluyendo la naturaleza y la vida, año
tras año son más preocupantes y al parecer sin límites. Así el siglo XXI se
construye su propia vergüenza entre las cuales destacarán sus leyes pro muerte.
El siglo XXI decide quiénes viven y hasta cuándo vivirán los que ya no “merezcan
seguir consumiendo recursos”
Es una cachetada al Creador, un darle la espalda a Dios.
Claramente la O.N.U. se ha convertido en los
viñadores asesinos (Marcos 12,1-11). Pero ¿por qué?
El enemigo del mundo, de la vida y por ende de Dios es el
demonio. Aunque muchos lo quieren mitificar o transformar en un símbolo del
mal, este ser con alta inteligencia y una voluntad incansable de hacer el mal, ha conseguido la silla permanente en el consejo de la
O.N.U. Hoy, aunque se pretenda utilizar la figura de la mujer (eterna enemiga
del demonio) y de la misericordia ante el sufrimiento, lo cierto es que hemos
reemplazado a Dios en los espacios políticos del mundo y por esto el mundo pagará sus consecuencias.
Todavía aplaudo los países que hacen cara a esto con firmeza.
Resisten y aunque quizás con el tiempo cedan, esperemos que aquellos que logren
mantenerse firmes sirvan de referencia positiva ante Dios para que este aplaque
su ira ante la indiferencia de continentes que presumen su desarrollo a costa
de la soberbia de sentirse como dioses.
Dios nos perdone ante el nuevo holocausto llamado: EL ABORTO.
Nos vemos en la oración.
Luis Tarrazzi
@luistarrazzi
No hay comentarios:
Publicar un comentario