Me puse a ver la película Miracles
from Heaven, y algo que me llamó poderosamente la atención es que
siendo una comunidad cristiana no católica (protestante), al inicio de la misma
queda bien identificada la unión del grupo, con su música sensibilizadora pero
siempre en torno a Jesús, el
compartir como comunidad (comidas) y sobre todo estar ahí para los momentos
difíciles, cuando algunos de la iglesia o del grupo pasan por problemas.
A veces desde nuestra fe
católica, la cual amo y espero siempre, fortalecido en Cristo, defender, una de
nuestras patas cojas radica en dos cosas: 1) la unión extramuros, extra
actividades centrada en el respeto y la
vivencia de lo que predicamos y 2)el
hacer todo por Jesús y no por figurar, por protagonismo o como excusa para
salir de la casa y contar con ciertas libertades.
Recuerdo en una actividad
musical, hace ya algún tiempo, hubo la participación de muchos grupos
parroquiales. Estos grupos en mayor o menor grado se esmeraron por hacer una
buena presentación. Pero cuando llegó un momento guiado de meditación y oración
hubo una fuerte desconexión y fastidio de un gran número de los mismos
participantes. Se suponía que quizás aquel momento cumbre y sublime no debía
derivar en lo que en efecto derivó, el aburrimiento. ¿Qué explica esto?
Hace unos años intenté hacer un
encuentro inter pastoral (como un Congreso) entre colegios católicos de mi
comunidad con el fin de intercambiar experiencias, evaluar con eficacia la
labor evangelizadora y finalmente explorar cuáles eran nuestras verdaderas
motivaciones. Así podríamos lograr establecer objetivos comunes que sirvieran
para abordar problemas compartidos y muy particulares de nuestra sociedad
venezolana. ¿Qué ocurrió?, ninguna pastoral podía. Todos en julio estaban
cansados y cuando regresaban en septiembre ya había que comenzar. ¿Agosto?,
intocable, eran las vacaciones. Eso me desmotivó tanto que conversando con el
Padre que me había dado su apoyo y facilitado inclusive el lugar para realizar
aquella magna reunión me dijo: (no cito) < que el problema se centraba en
las motivaciones de muchos de esos miembros de grupos o integrantes de esas pastorales.
Había casos de personas con problemas de autoestima que ahí se sentían parte de
algo, otros(as) estaban más por intereses sentimentales particulares, otros(as)
por protagonismo – reconocimiento> pero a pocos les gustaba ser evaluados,
corregidos, cuestionados y, si eran criticados, podían hasta irse.
Así, y sobre todo cuando se
trabaja con jóvenes, si no se logra establecer con claridad el sentido de formar
parte de un grupo cristiano católico, que debe ser muy eucarístico, muy de
oración, muy de evangelización con la
doctrina de la Iglesia, muy de servicio, muy de formación, terminamos
siendo un club social, un plan vacacional o un grupo de retiro de la tercera
edad, muy dinámico pero poco efectivo.
Quizás a veces vemos protestantes
o mismos católicos que cuando oran lo hacen con fervor, no les da pena levantar
sus manos, hablar de Jesús en todos los
espacios de su vida, no temen al qué dirán, y muy probablemente muchos de
nosotros nos hemos burlado de ellos o mínimo catalogado de fanáticos
fastidiosos. Pero ¿no estaremos más bien nosotros demasiado mundanizados, muy
desconectados de la verdadera esencia del servicio pastoral?
No todo puede ser risas y pasarlo
bien, no todo puede ser chistes y juegos. Eso está bien, pero no es la fuente
de la interiorización. El que llega a un grupo cristiano, a una pastoral tiene
que ser transformado en el amor de Cristo, convertido y comprometido con la
causa de su propia salvación y facilitar la de los demás. Y sí, tiene que haber
minutos de formación clara, minutos de oración profunda, interpelante. Tiene
que existir un acompañamiento en todo momento y muy solidario. ¿Se han
enfermado miembros de tu grupo y no los has visitado u ofrecido tu mano amiga?,
¿se ha complicado la economía de alguno de los miembros de tu grupo y le has
brindado ayuda, auxilio o simplemente acompañamiento?, ¿Se ha desviado del
camino algún miembro de tu grupo, alguna condición de pecado grave, vicio, y
más que corregirlo con amor has ignorado la situación o lo has expulsado por
pecador?
A todo esto ¿cómo respondería
Cristo?, esa es la gran pregunta. ¿Qué haría Cristo?
Siempre expreso que no es un
juicio de opinión porque bastantes errores que tengo. Solo quizás busco sumarme
a esta lucha de des mundanizar mis vivencias de fe, de que los líderes de
grupos o movimientos vean el gran beneficio o daño que pueden hacer con sus
testimonios y ejemplos y que ninguna actividad, retiro, juego o dinámica puede
estar por encima del silencio que permite escuchar la voz de Dios. Dios los
bendiga, nos vemos en la oración.
Luis Tarrazzi
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