Muchas veces escuchamos ese
consejo externo y falto de profundidad que buscando un alivio para nuestros
problemas de parejas, hijos, laborales, económicos, etc nos dice: “pasa la
página”. Pero debemos entender que para muchas personas no es fácil hacer esto
porque para ellos(as) su página es su libro, y solo podemos pasar la página
cuando esta se encuentra dentro de una continuidad de otras que juntas
constituyen el libro de nuestra vida.
Nuestra mirada debe estar
enfocada en el libro y cada página nos enriquece, nos llena de experiencia y
conocimiento y todas son importantes, pero nunca más importante que el libro.
Pero ¿qué es un libro sin un autor?,
pues Dios es el autor de tu libro, solo que este libro tiene voluntad de
escribir el contenido de su historia. Y acá radica el mensaje trascendental de
nuestra historia. Ninguna página puede estar por encima del libro ni de quien
le dio a esa carátula existencia y voluntad.
Las etapas de la vida, desde la
niñez hasta la vejez son una escuela de aciertos y desaciertos, de buenas y
malas decisiones, pero que tienen que tener un mismo enfoque y destino, el
encuentro con Dios. No se trata de sumar páginas de parejas, páginas solo de
hijos, páginas solo de dinero, placeres; al contrario, se trata de sumar
páginas que nos conduzcan a la fuente y sentido de nuestra existencia. Para
ello, la vida sacramental, el camino sacramental, nos acompaña para que cuando
nuestro libro esté en las páginas más profundas, esas que le dan sentido y
razón de ser, su desenlace sea la santidad.
No hagamos de nuestras páginas el
libro, hagamos que nuestro libro esté lleno de páginas donde cada momento, cada
avanzar esté colmado de Dios, de su amor y verdad. Dios los bendiga, nos vemos
en la oración.
Lic. Luis Tarrazzi
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