jueves, 17 de septiembre de 2015

QUIERO CAMBIAR LA FECHA DE MI CUMPLEAÑOS




No todas las cosas legales, por serlo, son buenas. Aunque hoy muchas personas, legisladores y juristas se desgastan por la aprobación de leyes de índole antinatural y que van en contra de la voluntad de Dios, el que sean “legales” da la sensación de validez, de placebo a la conciencia.

Reflexionando sobre esto pensé: ¿qué ocurriría si una persona que naciera X fecha deseara cambiarla legalmente porque no le gusta su fecha de nacimiento real, que va con el calendario que maneja el mundo? La ley podría proponerse y estipularse que una cosa muy distinta es el día que naciste y otra la que la persona desea celebrar por cumpleaños. Luego de muchas discusiones se logra aprobar y esta idea pasa a ser ley. Ahora ¿el hecho de que sea ley cambia la realidad histórica del nacimiento de cada individuo?

 De esto se trata, esa es la base de toda argumentación legal. La lógica entre <lo que es> y <lo que queremos sea>. Una ley puede decirle a un hombre que es mujer, a un niño que es niña, a una pareja homosexual que son un matrimonio y a una madre que el aborto de su hijo no fue un crimen. La pluma es muy creativa pero el juez de esa escritura no serán los hombres, sino aquel que creó a cada individuo según su naturaleza (hombre y mujer), que bendijo cada matrimonio según su voluntad de unión y que es el único “Señor y dador de vida”.

No confiemos tanto en la legalización de voluntades, porque cuando una sociedad, encabezada por sus políticos, se distancia tanto de Dios, la ley jamás expresará su voluntad sino la de aquel que por rebeldía se hizo eterno enemigo de la verdad. Dios los bendiga, nos vemos en la oración.

Lic. Luis Tarrazzi

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