domingo, 6 de septiembre de 2015

LO QUE DIOS SABE SOBRE VENEZUELA



No soy un experto en teología, pero de lo que llevo en saber y que siempre busco esté en armonía con las enseñanzas de la Iglesia Católica, algo que creo me va quedando claro en torno a Dios es que él para decidir sobre los destinos de la humanidad, de un país, busca hacerlo desde la propia humanidad; es decir, hacerse parte de nuestra historia.

En este juego de creernos a veces mejores que otras personas, porque somos creyentes, practicantes o un poco más instruidos en la fe, caemos en la temeraria tentación de juzgar como creemos que Dios lo haría, anhelar castigos como pensamos Dios debería aplicarlos y así podemos llegar hacer de nuestra oración una suerte de chisme espiritual donde le hablamos a Dios de lo malas que son algunas personas.

Algo así debió acontecer en los tiempos de Sodoma y Gomorra donde nos dice el libro del Génesis que tres hombres se aparecieron ante Abraham porque iban de camino a esta ciudad, señalando la palabra lo siguiente: “…el Señor le dijo: La gente de Sodoma y Gomorra tiene tan mala fama, y su pecado es tan grave, que ahora voy allá, para ver si en verdad su maldad es tan grande como se me ha dicho. Así lo sabré”. (Génesis 18, 20-21). La forma como esta mala fama llegó a oídos del Señor a mi entender fue la oración, quizás de Lot que aparentaba ser el único justo de aquella tierra descarriada.

¿Cuáles eran los pecados de Somoda y Gomorra? Tendrían que estar ligados a faltas morales muy graves, pues recordemos estos tiempos fueron previos al decálogo que Dios diera a Moisés. Eran sociedades agudamente instintivas, es decir, que probablemente respondían más a sus deseos carnales que a los deseos de agradar a un Dios probablemente desconocido. El problema del paganismo es que suele volver cuando se desestima el buen ejemplo, siendo más grave en nuestros tiempos cuando ya tenemos una verdad revelada, evangelizada y muy clara, enmarcada en un gran título llamado: Doctrina Cristiana Católica.

¿Qué sabe Dios sobre Venezuela?, lo sabe todo. En parte porque las quejas sobre nuestra tierra no deben ser pocas. El llanto en oración de madres que han tenido que enviar a sus hijos a tierras lejanas, la cantidad de personas (en su mayoría jóvenes) que están en las filas de los muertos producto de una inseguridad sangrienta y cada vez más terrorífica, el doloroso sincretismo religioso que equipara el esoterismo, santería, espiritismo, superstición con la verdad revelada por Jesús, una verdad que le costó un viacrucis de dolor y muerte. Sumemos a esto la sexualidad ejercida por muchas personas de manera desordenada (heterosexuales y homosexuales) donde cada fin de semana el alcohol, el cigarro y la droga se apoderan de muchos templos corporales de vidas creadas por Dios para liberar deseos y vivir placer por placer, para finalmente ver como los procesos educativos ceden terreno ante el pecado dando a entender que las tendencias del mundo deben regir las verdades de un dios que no es Dios.

¿Pretendo yo insinuar con esto que ha Venezuela le espera un destino similar al de Sodoma y Gomorra?; pues sería muy irresponsable si dijera que sí porque no lo sé y tampoco lo anhelo. Para empezar porque no sé quien pudiera hoy levantar la bandera de santidad en mi tierra para ser liberado de un castigo tan atroz. Porque después de Cristo no creo que el Señor buscara salvar a “justos” sino a “santos”. Pero sí debemos tener muy presente este antecedente histórico del génesis porque el pecado cuando se hace tan masivo, sobre todo a niveles tan altos del poder gubernamental, jurídico y castrense, deja heridas sociales que creo son insanables sin un arrepentimiento profundo y doloroso como el que expresó en pueblo de Nínive cuando se le venía un castigo similar al de Sodoma y Gomorra. (Jonás 3).

Una sociedad pierda su capacidad de recuperación si sus referentes morales se desvinculan de Cristo, del Cristo real, eucarístico y de su sana doctrina. Una seudo verdad contaminada de relativismo donde cada parecer cuenta, donde nada se cuestiona y donde solo se habla de derechos, dificulta un milagro de redención en esta tierra.

No sé si ya han venido estos enigmáticos supervisores de la sociedad, no sé si ya pisaron nuestra tierra venezolana y se hayan ido sacudiendo el polvo de sus pies (un mal signo de conclusión), pero sí sé que la construcción de una sociedad mejor no empezará porque anhelemos un cambio externo, ni siquiera un cambio drástico de gobierno ya que seguiremos cometiendo los mismos errores una y otra vez, más cuando la fe siga siendo un aditivo cultural de nuestras calles y no el oxígeno de nuestros pulmones. Finalizo con esta promesa recogida en el libro del profeta Isaías:

“Venid ahora, y razonemos —dice el Señor—
aunque vuestros pecados sean como la grana, como la nieve serán emblanquecidos; aunque sean rojos como el carmesí, como blanca lana quedarán”.
(Isaías 1,18)

Dios los bendiga, nos vemos en la oración.

Lic. Luis Tarrazzi



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