viernes, 28 de febrero de 2014

FLEXIBILIZARNOS ANTE EL PECADO




Existe una extraña y peligrosa ilusión de que con el nombramiento del Papa Francisco como cabeza de la Iglesia Católica cambiarán percepciones y prohibiciones que actualmente tiene la doctrina católica sobre ciertas conductas del hombre. Temas tan conflictivos como la homosexualidad, el divorcio, el aborto, la eutanasia, el celibato, la anticoncepción. Cada vez que el papa menciona algo sobre alguno de estos temas, en particular la homosexualidad, el divorcio, como lo hace con un lenguaje amoroso y cercano al que vive esta condición, se genera la ilusión de un pronto cambio. Muchos afirman que el papa Francisco cambiará la Iglesia, la adaptará y por fin dejarán esa visión retrógrada el mundo.

La Iglesia necesita aceleradamente responder a los cambios del mundo actual. Pero responder no es sinónimo de adaptar y mucho menos de incoherencia. Lo que la Iglesia ha enseñado durante siglos no ha sido, aunque muchos crean lo contrario, el capricho de 20 cardenales o 100 obispos; no, ha sido, es y siempre será una expresión de la voluntad de Dios, el cual creemos es cabeza y motor de esta fe. De no serlo seríamos una especia de Institución, ONG o Movimiento Carismático sin conexión con el Altísimo.

Flexibilizarse con el pecador no implica flexibilizarse con aquello que nos aleja de Dios, el pecado. El pecado es la doctrina del enemigo de Dios. El pecado que ha condenado almas antes, hoy no puede entenderse como un error conceptual. La justicia divina, contraria a la de los hombres, es perfecta en misericordia y justicia. Siendo así, cuando Jesús le dijo a su primer papa, Pedro, “A ti te doy las llaves del Reino de los Cielos, lo que ates en la tierra quedará atado en el cielo y lo que desates en la tierra quedará desatado en el cielo” sin duda, más que un gesto extremo de confianza, fue una declaración absoluto del vínculo indisoluble que siempre habría entre la Fe Cristiana Católica y la Eternidad de Dios. Que sus dogmas y doctrinas siempre serían cónsonos con la voluntad del Altísimo.

Sí, la Iglesia cambiará sus maneras de respuestas, seguramente habilitará nuevos caminos de salvación y de evangelización, pero jamás, jamás dirá que lo que antes era pecado hoy no lo será. Es cierto que han existido posturas desde el clero que han querido tener aperturas sobre temas como la anticoncepción o la comunión de los divorciados vueltos a casar, pero estos posturas, no dudo cargadas de buenas intenciones, se han encontrado con un no, porque lo que se podría creer un beneficio para las almas, al final lo que busca es una aceptación de la fe en masa, ante el temor de perderse presencia en la moral en la vida de los hombres. Y la fe, es como ese encuentro con Jesús y la gente luego de la multiplicación de los panes, narrado en el capítulo 6 de San Juan, en donde él revela que es el pan vivo bajado del cielo, que quien coma su carne y beba su sangre tendrá vida eterna. Ese discurso, señala el evangelio, provocó un éxodo de seguidores decepcionados ante aquellas declaraciones que parecían las palabras de un desequilibrado. Al irse la gente y quedarse Jesús con sus discípulos, este les pregunta: “Y ustedes también se irán”, respondiendo Pedro: “Señor, ¿a dónde iremos si tú tienes palabras de vida eterna?”. Esto lo entiendo yo así: <aunque seamos pocos, jamás sacrificaremos la verdad y la alegría de estar junto a ti para complacer a las masas>. Que dios los bendiga, nos vemos en la oración.

Lic. Luis Tarrazzi

miércoles, 19 de febrero de 2014

CUANDO MI ENEMIGO ES MÁS PODEROSO


Todos tenemos un enemigo en común. Por más cristianos, judíos, musulmanes, pacifistas, ambientalistas, entre tantas formas como nos podamos definir, todos compartimos un mismo enemigo. Negarlo es la principal falta de juicio y razón hacia la verdad y pretender encuentros con ese enemigo es perder el tiempo. El nombre de ese enemigo abstracto es el MAL. El mal no es empírico pero necesita hacerse tal a través de muchas aspectos de la vida, entre ellos, la humanidad.

El mal no es etéreo, no es una metáfora filosófica que atrae hacia sí todo lo que consideramos o percibimos contrario a nuestra voluntad. No; el mal es fruto de una decisión y esa decisión tiene su origen y tendrá su fin. El mal, aunque hoy hablar de esto pareciera absurdo en pleno siglo XXI, nace del libre albedrío y sus primeros poseedores fueron los ángeles caídos, quienes tras una decisión contraria a la voluntad del Dios eterno, que todos compartimos aunque definimos o percibimos de múltiples maneras, se desfiguró su esencia, convirtiéndolos en lo que hoy conocemos como: demonios.


La filosofía del mal, que no es lo mismo a decir el mal como filosofía, es muy rara y cambiante. Es como esos tumores con metástasis que nos invaden lo más débil, lo más vulnerable. Y es precisamente ahí donde tenemos que aprender a diferenciar a los portadores del mal del mal en sí.

Cuando vemos gobernantes, líderes mundiales o hasta cabezas de familia, ejerciendo el mal sin medida lo que vemos es a un ser que ha decidido permitir la entrada en sí de este cáncer incurable e invencible. Eliminar al portador no elimina al mal, solo lo demora, lo desvía, lo inactiva de momento.

Hoy viendo tanto mal en mi país, tanta división y odio, tantos crímenes absurdos, sin razón, tantos muertos en nuestras aceras en donde uno podría desear que al final apareciera la palabra GAME OVER y todos estos personajes asesinados, como juegos de video, se levantaran y no pasaran de un mal episodio, de un mal juego, me hacen recordar las palabras de San Pablo donde advierte que nuestra batalla no es contra seres de carne y hueso sino contra ángeles caídos en sus diferentes jerarquías, trato de reenfocar mi natural desprecio por los rostros que utiliza el mal y dirigirlo al mal en sí, un mal que sé jamás tendremos las fuerzas de derrotar SIN EL AUXILIO DE DIOS.

¿Dónde está Dios en nuestras luchas?, ¿dónde hemos dejado a nuestro principal guerrero del bien? ¿Lo estamos incorporando en nuestras batallas? Como leí recientemente a Martín Valverde decir, <Dios no tumba gobiernos sino que convierte corazones y Venezuela está en plena cirugía de corazón abierto>.

Derrotamos al mal obstruyéndole la entrada a nuestros pensamientos y acciones. Esto lo supieron manejar muy bien la Virgen María, Ghandi, Mandela (quien aunque al principio apoyó la lucha armada luego comprendió que la vía era otra) e inclusive Martin Luther King Jr.

No es fácil, pero quizás la mayor lucha que estamos enfrentando los venezolanos, y me sumo a ella, es contra nosotros mismos. Venciendo nuestros propios demonios que nos asedian y nos quieren igualar a lo que hoy más despreciamos.

Oremos: "Padre eterno, como decimos en el Padre Nuestro, líbranos del mal, del maligno. Haznos fuertes ante la tentación del odio, de la venganza, del desprecio por el otro. Siembra en todos tus hijos un corazón de amor, de paz, de verdadera paz. No como la paz que nos ofrece el mundo sino como la que tú nos das. Renueva en especial a cada venezolano y extranjero que vive en esta tierra bendita que tú nos has regalado. Expulsa, con la ayuda de María Santísima y San Miguel Arcángel, los demonios que hoy guían las acciones de muerte, odio y anarquía en Venezuela. Amén". Dios los bendiga, nos vemos en la oración.

Lic. Luis Tarrazzi

domingo, 16 de febrero de 2014

EL DUEÑO DE LA MUERTE





Hoy, 16 de febrero de 2014, al despertar y revisar el twitter, me consigo con la funesta noticia, deplorable y condenable, del asesinato de dos religiosos (Sacerdote y Hermano) salesianos en la ciudad de Valencia, ambos de la tercera edad. Buscar las causas o los por qué de este acto siniestro es redundar en lo mismo que ya por años vivimos en Venezuela y en buena parte del resto del mundo, y es que hay personas, hijos de Dios, que se creen los dueños de la muerte.

En las lecturas que sugiere el magisterio de la Iglesia para el día de hoy, domingo, lecturas que probablemente hubiera meditado este sacerdote, asesinado, en su homilías dominical, destaca la del libro del Eclesiástico (15, 16,21) en donde, en una parte, reza así: “Delante del hombre están la muerte y la vida; le será dado lo que él escoja”. Y es que precisamente los que andan por la vida creyendo que tienen en sus manos el poder de la muerte, administrándosela a quienes les plazca con total impunidad, no son más que esclavos de ella. No son ellos quienes dominan a la muerte sino la muerte las que les domina a ellos.

Solo un hombre venció a la muerte, Cristo Jesús. Como nos lo señala San Pablo en su primera carta a los Corintios, al decir: “¡Qué victoria tan grande! La muerte ha sido derrotada. ¿Dónde está, oh muerte, tu victoria? ¿Dónde está, oh muerte tu aguijón?” (15, 54-55). Muchos pueden pensar que toda persona asesinada ha sido vencida por la muerte, fruto de un mal solo explicado por el pecado y la acción del demonio. Pero no, la muerte no triunfa sobre el que se va, triunfa sobre el que lleva en sí el peso de su crimen. La muerte, gracias a Cristo, da paso a la vida, a la vida eterna. Ella no refleja acción ni sufrimiento para el abatido, pero sí genera una culpa, solo lavable por el sacramento del perdón, que oprime al alma del asesino a una oscuridad eterna, alejada de Dios.

Dios jamás estará en la muerte. Jamás estará en el pecado. Como dice la misma lectura del Eclesiástico que ya cité, más adelante: “A nadie (Dios) le ha mandado ser impío y a nadie le ha dado permiso de pecar”.

Tristeza da ver como todavía vemos a Caín asesinando a Abel. Vemos a personas con nada en la cabeza más que odio e inmediatez, sin ningún tipo de compromiso ético y moral, que se piensan poderosos por el simple hecho de asesinar. Pero recordemos las justas y oportunas palabras de Jesús: “El que a espada mata, a espada morirá” (Mateo, 26, 52). Hoy podemos decir igual, el que a bala mata, por la bala morirá. Busquen el perdón los que llevan en la frente de su alma el título de asesinos, depongan sus armas y ese camino de violencia criminal, que mientras vivan encontrarán la gracia y el perdón de Dios. después será eternamente tarde.

Oremos: Señor Jesús, asiste a mi amada Venezuela. Hoy víctima del odio de quienes asesinan, de quienes se creen dueños de la muerte. Ayúdales a encontrar tu perdón sacramental, a deponer sus armas e insta a todo el que propicia la violencia a que, por el camino de la conversión y el perdón, alcance tu amor y salvación. Amén. Dios los bendiga, nos vemos en la oración.

Lic. Luis Tarrazzi

jueves, 6 de febrero de 2014

LA LEY ORGÁNICA MACARENA





“Dale a tu cuerpo alegría Macarena, que tu cuerpo es pa´ darle alegría y cosa buena…”, así reza uno de los temas más exitosos y bailados en fiestas. Y con esta canción, con el respeto de sus autores, me he motivado a escribir sobre algo que me preocupa y que recientemente me llevó a un debate (si se puede definir así) muy fuerte por twitter sobre el tema de los derechos que tienen los homosexuales para aspirar al matrimonio civil, legal.

Es contundente cuando noto, más allá de los argumentos sociales y legales que puedan abordarse sobre este particular, cómo, para este debate, se ha sacado a un ser que a mi criterio es la mayor traba moral que tienen quienes apoyan esta corriente, se ha sacado a Dios del debate, porque sus enseñanzas bíblicas sobre este particular son muy, muy claras y contundentes. Y en casos más osados, se construye un perfil de Dios sobre este tema falso.

El discurso de intolerancia, homofobia, exclusión, nos llueve a los cristianos como una suerte de demonios que nos creemos dueños de la verdad. Inclusive me llegaron a llamar anticristo por no representar, entiendo, dignamente el mensaje de amor de Jesús. Pero es que es muy distinto el homosexual que la homosexualidad y sus derivados. Al hablarse del homosexual, persona que asume que su preferencia sexual es por personas del mismo sexo, se habla de un hijo de Dios. Es el ser humano, como yo, que respira, que se alimenta, que convive con un entorno social activo. Este ser humano merece todos los derechos civiles y espirituales que su decisión le permitan vivir. De eso a la homosexualidad como tal hay un segundo paso. La homosexualidad es cuando la persona asume su autopersepción de género (decidida o adquirida) y la vive abiertamente. Decide tener pareja y aspira constituir un hogar con esta otra persona. Es aquí donde hay una marcada diferencia entre la fe y lo que se aspira legalmente aprobar con la que yo he llamado  “la ley orgánica macarena”.

No todo lo que pensamos correcto, justo, lo es. Por naturaleza funcional y por enseñanza divina, nuestra vida debe estar guiada por un rumbo moral existencial porque si no nos reducimos a una mera respuesta a estímulos. Así cuando me provoque asesinar, asesinaré. Cuando me provoque robar, robaré. Cuando sienta intensa lujuria por alguien haré todo lo posible por complacer aquel deseo carnal sin control alguno, derivando posiblemente hasta en una violación, cuando descubra en mí dones de liderazgo puedo pensar que soy merecedor del dominio de otros y lo haré. Decidir o asumir la homosexualidad como una realidad que te inunda la mente no es pecado. Es una realidad respetable. Tampoco lo considero una enfermedad o algo que violentamente deba ser corregido. Pero esa realidad no puede ir acompañada de reforzamientos o maquillajes sociales como que serlo permite aspirar a ser: “familia homosexual”, “padres homosexuales” o “matrimonio homosexual”, este último siendo, para los cristianos, un sacramento y como tal necesitaría la aprobación, ya negada, de Dios.

¿Dios no ama a los homosexuales?, afirmar esto es diabólico. Los ama tanto o más que a los que nos definimos heterosexuales. Los ama porque Dios ama sin condición. Pero el acto sexual homosexual, como con la fornicación heterosexual, no puede ser visto como una aceptación divina, como un entendimiento del Creador ante un ser que siente y responde a lo que siente.

La Iglesia no odia, no persigue, no condena a los homosexuales. La iglesia rechaza, condena y busca corregir con caridad el pecado. Y quien enseñe o haga lo contrario en nombre de la fe nunca hablará ni actuará en el nombre de Dios.

Oremos: “Bendice a nuestros hermanos homosexuales. Guíalos a descubrir la luz de tu verdad y que esta luz los libere de todo lo que los aleja de ti. Inculca caridad para quienes les agreden y no son reflejo de tu amor. Fortalece nuestra Iglesia, tú Iglesia, para que tu mensaje de amor y salvación llegue a todos por igual. Amen” Dios nos bendiga, nos vemos en la oración.

Lic. Luis Tarrazzi

miércoles, 5 de febrero de 2014

REDES SOCIALES PASTORALES, ¿ADITIVAS O SUSTITUTIVAS?



             Hoy me he encontrado con una situación que me hizo reflexionar muchísimo. Un señor llegó a mi trabajo, aludiendo un total desconocimiento de la informática y requiriendo ayuda para descargar una carta. Resulta que la carta era redactada y no descargada por lo cual él sugirió borrarla con corrector y sacarle una copia para llenarla manual. Al comenzar el proceso del tipex la mano le temblaba y le pidió ayuda a mi esposa para hacerlo porque, y cito, “yo soy alcohólico” (dijo él). Eso me hizo pensar, porque no había conocido a un alcohólico que reconociera su situación, lo cual siempre sugieren de vital importancia para una posible rehabilitación. Y pensé, ¿qué podía hacer yo, cómo ayudarlo?. Él no pedía ayuda por su alcoholismo, solo lo reconocía. Como un cáncer terminal que solo queda esperar que te consuma. De inmediato pensé en tantos organismos, tantas instituciones que ayudan a personas así y pensé en mi fe. En que no bastaba sugerirle la ayuda, él necesitaba un alimento espiritual.
            Yo constantemente realizo labores pastorales en redes sociales (facebook y twitter), pero este señor me hizo pensar: ¿Será suficiente cuando esta persona no sabe ni prender un computador? Y el problema no es la labor pastoral en internet, que es buena y necesaria. El problema es cuando los que la hacemos reemplazamos el trabajo de campo por ella. No sumamos nuestro compromiso cristiano del contacto personal a este trabajo de redes, sino que lo sustituimos y es ahí cuando se torna estéril en situaciones como la que he descrito.
            La pastoral debe siempre ser aditiva, sumar recursos y jamás reemplazar, salvo en casos probadamente inútiles, una cosa por otra. Sino mañana, tendremos misas por youtube y confesiones por Skype, lo cual sería una aberración a los respectivos sacramentos. Para pensar, ¿no?.

Oremos: “Señor que mi pastoral sea eficaz, sea útil para lo que el mundo de hoy exige. Que no sea conformista y cómodo con mi manera de evangelizar y lo más importante, que siempre consiga hermanos que me evangelicen y me permitan experimentar el amor de Dios.” Amén.