Volvemos a
otro año electoral en Venezuela, presidenciales, y la situación sigue siendo la
misma: mismos rostros, mismos contrincantes, y misma situación mediática. De
todas las cosas que los venezolanos hemos aprendido a superar para sobrevivir,
definitivamente los aspectos políticos no son una de ellas.
Que pasen 24
años de un mismo sistema de gobierno y sigamos viendo los mismos candidatos que
han perdido (o se han dejado ganar), pero además, todos de medios, de redes, de populismo, es una tragedia.
Capriles con
su reciente documental creo quiso transmitir la idea de que él había sido el
único candidato que realmente ha derrotado al chavismo, pero percibo que su asesor
no midió el profundo malestar de afirmar, luego de tantos años, lo que afirmó.
Porque fue responsable evitar la masacre, sí, eso es verdad, pero el masacrador
se quedó en el poder y no sé si eso fue peor.
Por otra
parte María Corina Machado debe elevar una imagen donde la fortaleza para votar
por ella no sea solo por ser mujer, o sea la Avengers de la oposición. Venezuela
necesita una imagen de un candidato que rompa el vínculo con la actual realidad
socio política y proponga los elementos básicos para que un país funcione y
genere bienestar a su gente, como por ejemplo: un sistema de seguridad social
que de acceso a hospitales dotados, una educación de calidad y actualizada a
los tiempos que vivimos, mejora de todos los servicios públicos (agua, luz,
gas, transporte, etc), impulsar el turismo con una vialidad de primer mundo,
respetando el ecosistema; y así tantas cosas que no están dentro del marco de
la confrontación política.
Y
finalmente, Benjamín Rausseo, un humorista venezolano que sin duda es ejemplo
de crecimiento y de progreso, pero que también deja la duda de que esto no sea
un capricho en torno un pendiente por alcanzar, al estilo Trump, y que, sin
embargo, no dudo del amor al país que este ciudadano tiene, mas no sé si él
está consciente de lo que implica una presidencia y codearse con los capos de
la droga, la corrupción profunda en todas las áreas del país, la falta de
cultura ciudadana (de los mayores daños del chavismo) y que los que intentan
cambiar eso pueden terminan como Ottolina.
Lo cierto es
que políticamente seguimos con hambre, a nivel de desnutrición, de alimentos
frescos, con conceptos políticos modernos, no contaminados por la demagogia, el
rencor. El candidato a vencer en estas elecciones no es Maduro, es la apatía, la
falta de interés y irrelevancia de la política en el quehacer social. Al final
los venezolanos hemos aprendido a dirigir el país sin gobierno, porque por
donde nos cierran puertas, abrimos ventanas.
Señor, danos
políticos santos…
Dios les
bendiga, nos vemos en la oración
Luis Tarrazzi