A veces cuando no encuentro sobre qué escribir, ingreso a las redes sociales y ahí obtengo un vasto océano de información que, una vez verificada, te permite explorar diversos temas. Lo más reciente encontrado, la mutación de humano a gorila de un actor venezolano quien, no encontró otra forma de expresar su hombría que detonando un arma, legal o no, al aire. Esto, luego de ser sacado de una discoteca por otros incidentes previos.
Y es que en efecto, nuestras
conductas más irracionales, casi que instintivas de animales salvajes, son como
estas balas disparadas. Con puntería o no, al salir del arma imagino (porque
nunca he detonado una) que el nivel de adrenalina es altísimo, pero luego, esta
bala caerá y sus consecuencias medirán el grado de irresponsabilidad al haber
tomado esa decisión.
¡Cuántas personas no van a
prisión por simplemente no haberse sabido controlar!, muchas, muchísimas.
¡Cuántas no pierden matrimonios, amigos, y alejan al mundo de sus vidas por
sobreponer su arrogancia, soberbia e notoria inmadurez!
Esta acción de Jerónimo Gil
marcará su vida y ojalá esas balas se pierdan en la nada. Esta acción nos
invita a todos a pensar hacia dentro y respondernos ¿qué somos capaces de
hacer? Los hechos lo condenan, nada lo justifica. Esto explica mucho mejor el
mensaje de Jesús cuando nos invitaba a poner la otra mejilla, una actitud que
parece de tontos pero ahora la podemos interpretar como todo lo contrario: “no seamos idiotas”. De haber pagado la
cuenta y haberse retirado a otro local ¿dónde estaría la paz de Jerónimo Gil?,
pues tranquila con él en casa. El hombre capaz de proyectar las consecuencias
de sus conductas antes de cometerlas, será un hombre capaz de proteger una de las
cosas más necesaria para la vida, la
paz.
Dios los bendiga, nos vemos
en la oración
Luis Tarrazzi
No hay comentarios:
Publicar un comentario