viernes, 21 de abril de 2023

DE TRES OPCIONES PRESIDENCIALES, ME QUEDO CON LA CUARTA




Volvemos a otro año electoral en Venezuela, presidenciales, y la situación sigue siendo la misma: mismos rostros, mismos contrincantes, y misma situación mediática. De todas las cosas que los venezolanos hemos aprendido a superar para sobrevivir, definitivamente los aspectos políticos no son una de ellas.

 

Que pasen 24 años de un mismo sistema de gobierno y sigamos viendo los mismos candidatos que han perdido (o se han dejado ganar), pero además, todos de medios, de redes, de populismo, es una tragedia.

 

Capriles con su reciente documental creo quiso transmitir la idea de que él había sido el único candidato que realmente ha derrotado al chavismo, pero percibo que su asesor no midió el profundo malestar de afirmar, luego de tantos años, lo que afirmó. Porque fue responsable evitar la masacre, sí, eso es verdad, pero el masacrador se quedó en el poder y no sé si eso fue peor.

 

Por otra parte María Corina Machado debe elevar una imagen donde la fortaleza para votar por ella no sea solo por ser mujer, o sea la Avengers de la oposición. Venezuela necesita una imagen de un candidato que rompa el vínculo con la actual realidad socio política y proponga los elementos básicos para que un país funcione y genere bienestar a su gente, como por ejemplo: un sistema de seguridad social que de acceso a hospitales dotados, una educación de calidad y actualizada a los tiempos que vivimos, mejora de todos los servicios públicos (agua, luz, gas, transporte, etc), impulsar el turismo con una vialidad de primer mundo, respetando el ecosistema; y así tantas cosas que no están dentro del marco de la confrontación política.

 

Y finalmente, Benjamín Rausseo, un humorista venezolano que sin duda es ejemplo de crecimiento y de progreso, pero que también deja la duda de que esto no sea un capricho en torno un pendiente por alcanzar, al estilo Trump, y que, sin embargo, no dudo del amor al país que este ciudadano tiene, mas no sé si él está consciente de lo que implica una presidencia y codearse con los capos de la droga, la corrupción profunda en todas las áreas del país, la falta de cultura ciudadana (de los mayores daños del chavismo) y que los que intentan cambiar eso pueden terminan como Ottolina.

 

Lo cierto es que políticamente seguimos con hambre, a nivel de desnutrición, de alimentos frescos, con conceptos políticos modernos, no contaminados por la demagogia, el rencor. El candidato a vencer en estas elecciones no es Maduro, es la apatía, la falta de interés y irrelevancia de la política en el quehacer social. Al final los venezolanos hemos aprendido a dirigir el país sin gobierno, porque por donde nos cierran puertas, abrimos ventanas.

 

Señor, danos políticos santos…

 

Dios les bendiga, nos vemos en la oración

 

Luis Tarrazzi 

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