Un verdugo nace de una necesidad de justicia, y en un país
con algo de cultura democrática presidencialista, el verdugo se entiende
erróneamente como un mesías. Si este mesías sabe manejar los lenguajes y conoce
las debilidades sociales, armado de demagogia logrará captar los votos
necesarios para llegar al poder y una vez ahí el país dará espacio, dentro de
sus propias emociones, a su propia ejecución. Eso fue Hugo Chávez Frías para
los venezolanos.
Venezuela no es un accidente social, es el vivo ejemplo de un
país que se acostumbró a vivir bien desde su era petrolera, un país que quizás
no miraba mucho a las necesidades externas de sus fronteras de las cuales nos informábamos
por medios noticiosos y que sin duda, y lo digo como elogio, albergó a
muchísimos inmigrantes que vivieron hambres, guerras y hasta persecuciones. El
capricho de crecer así como país nos hizo ver problemas magnos donde no los
había, pero eso solo se entiende en retrospectiva, del presente hacia atrás.
Hoy hacemos conciencia de que en los años 80 y 90 del siglo XX no vivíamos tan
mal, y eso lo sabemos porque hoy (año 2019) vivimos agudamente mal. Nos quejábamos
de la sarna que no teníamos y eso hizo que el demagogo llegara al poder, con la
bandera ambigua de acabar con la corrupción, de freír a los adecos y copeyanos
y de fundar la Quinta República, comenzando su plan de destrucción implícito;
porque quien tanto roba y por tantos años no puede pretender desangrar al país
y que su corazón siga como si nada.
Los niveles de excitación social eran enloquecedores en
muchos sectores del país (A, B, C y D).
Tenían un líder que los miraba a los ojos. Los necesitados llevaron al poder a
uno como ellos, a “uno del pueblo”.
Ya sobre esto había hablado la periodista Mirtha Rivero en su
libro “La Rebelión de los Náufragos”
el cual no tuve opción de leer por razones económicas pero sí le he seguido el
paso a los resúmenes y explicaciones derivadas de quienes sí lo leyeron. En él
Rivero hace una “crónica sobre la segunda presidencia de Carlos Andrés Pérez
(CAP) en Venezuela entre 1989-1993. La intencionalidad de la autora es la de
brindar al lector una narrativa sobre el episodio que marca el inicio del
colapso del sistema político venezolano fundado luego de la caída de la
dictadura del general Marcos Pérez Jiménez en 1958” http://revistas.usal.es/index.php/1130-2887/article/viewFile/8715/8880.
Un naufragio que en su propio sentido nos habla de revelarse sin un rumbo claro
de a dónde se deseaba ir, solo obtener el poder por el poder.
Los verdugos de Venezuela son todos los que desde la
independencia hablaron de ideales, de conceptos y adoptaron ideas externas sin
generar las propias como sociedad. El ideal de Bolívar, por ejemplo, no era
Venezuela, era la gran Colombia. El ideal de las dictaduras que tuvimos fue el
poder y la represión, sin dudar que en una, como la de Pérez Jiménez, hubiera
crecimiento en infraestructura. Desde inicio de los 90 yo escuchaba en mi niñez
que Venezuela necesitaba otro Pérez Jiménez, pero el chavismo no lo fue.
Invocamos un espíritu y ahora no sabemos cómo salir de él. La izquierda
comunista, socialista radical ¡cuánto daño le ha hecho al mundo!, ¡qué vergüenza
lo que el hombre es capaz de hacer por sostener el poder y justificar sus
ineficiencias!
Venezuela murió. Hoy solo somos una cárcel de 30 millones de
habitantes. Sufrir entre rejas o fuera de ellas sin luz, agua, comida,
medicinas, viabilidad, transporte, unión familiar, angustia y casi hasta sin fe
(apetencia final del demonio) ha hecho de esta tierra bendita una embajada del
infierno. Pero, ¿no hay esperanza?
La hay, en Dios siempre la hay. Un resurgir que vendrá luego
de este diluvio de plagas y tragedias. Quienes se sostengan en el Arca de la
Iglesia, de la fe, esos verán nacer una nueva Venezuela. Esta purga, quizás,
apenas comience. Resistir en la fe es lo único que nos queda, pero no por ser
lo único es desalentador. Cristo camina con la historia de Venezuela. Luego de
la Cruz hay Resurrección. Dios los bendiga, nos vemos en la oración.
Luis Tarrazzi
Twitter: @luistarrazzi
No hay comentarios:
Publicar un comentario