viernes, 2 de marzo de 2018

SERVICIO DE PROSTITUCIÓN GRATUITO



"Les aseguro que los publicanos y las prostitutas llegarán antes que ustedes al reino de Dios”
(Mateo 21,31)

En el mundo de la oferta y la demanda uno de los riesgos competitivos más altos, catalogados administrativamente como “competencia desleal”, es el dumping. Es decir, cuando personas (naturales o jurídicas) comercializan un mismo producto o servicio y alguno de la rama lo hace a precios muy por debajo del resto para captar clientes e inclusive monopolizar la oferta.

Si esto ocurriera en el mundo de la prostitución sería el fin del comercio, mas no del servicio. El dumping en la prostitución tiene un efecto contrario, pareciera que el deseo del tentador  es aumentar las oferentes sin importar el capital en sí. El pecado no se enriquece con dinero, se nutre del distanciamiento del corazón del hombre de Dios.

El pecado de Adan y Eva, narrado en el libro del Génesis, develó la naturaleza humana en su desnudez, y la respuesta inmediata fue cubrirse, vestirse. Luego de ello, el pudor nos hizo siempre usar ropa, porque más allá de nuestro cuerpo, era el elemento mental, nutrido por la percepción, el que se buscaba resguardar.

Pero la tendencia en moda, erotismo y arte ha sido volver a esa desnudez sugestiva, que estimule las fantasías humanas, en especial las masculinas, llevando a niveles de ridiculez aquella enseñanza de nuestro Salvador cuando señaló:

“Pero yo os digo que todo el que mire a una mujer para codiciarla ya cometió adulterio con ella en su corazón”.
(Mateo 5,28)

Esta lucha no se puede hacer de lo general a lo específico (deductivamente), sino que tiene que hacerse, gota a gota, alma a alma (inductivamente). La ola de la moda solo se detiene con la barrera de personalidades propias, auténticas, que conozcan quiénes son y valoren su dignidad. Una mujer no es más deseable por mostrar más o por tener mayores y variadas experiencias sexuales, una mujer construye su dignidad de cara al respeto de su propio cuerpo, reservándolo para un proyecto familiar exclusivo y para toda la vida.

Los hombres no quedamos aislados de esta lucha. No somos víctimas, somos agresores. El consumo exacerbado de pornografía, de contenidos eróticos, la promiscuidad, denigra nuestra razón y nuestra diferenciación de los animales. Recuerdo un estudiante me preguntaba en tono de burla si ver pornografía lo llevaría al infierno y en ese instante le devolví su pregunta con otra: “¿cómo te sentirías si un amigo tuyo, consumidor de pornografía, te dice que ha visto una película pornográfica <muy buena> y desea compartírtela. Al pasártela le das play y en la primera escena vez a tu madre o hermana ahí, en la escena? Él me respondió que se sentiría ofendido. Ahí, en su respuesta a mi pregunta encontró la respuesta de la suya. Esa mirada es la que Dios ejercita en sus hijos, amándolos a todos.

Por eso Jesús encontraba tanto amor en los publicanos y las prostitutas, porque amándoles como eran no los dejaba en su condición de dolor y denigración, les sacaba de ahí. Un cristiano por conversión suele dar más frutos que uno por tradición. Así, la exhortación es que no sean Instagram, Facebook, Twitter u otras redes sociales una vitrina a tu intimidad corporal. Construye el interés hacia ti centrado en tu ser, así serás valorado(a) en todas las edades de tu vida y no solo cuando fuiste eróticamente útil. Dios te bendiga, nos vemos en la oración.

Luis Tarrazzi

@luistarrazzi

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