martes, 20 de marzo de 2018

JÓVENES IMPERMEABLES A LA FE CATÓLICA


No puedo decir si antes evangelizar era más fácil que ahora. Solo puedo responder por mi tiempo y escuchar referencias de tiempos pasados. Pero sin duda puedo afirmar: ¡qué difícil es evangelizar en estos tiempos!

Quizás desde los tiempos de la ilustración (de lo cual no todo es condenable) se eliminó el aspecto dogmático de toda la fe y comenzaron los razonamientos que en realidad derivaron en cuestionamientos. Hoy ya tenemos unas cuantas generaciones que son nietas y bisnietas de este movimiento; que cuando alcanzan la madurez lo primero que descartan,  no pocas, es la fe tradicional.

Todavía no se ha llegado al paso de negar masivamente la existencia de Dios, aunque a veces creo caminamos hacia allá, pero lo que sí es evidente es el rompimiento masivo, acelerado, entre una doctrina, como la católica, y el seguimiento de Dios. En la niñez es fácil evangelizar, son pocos los cuestionamientos y como esponjas absorben conceptos, ideas. Pero en la adolescencia y edad adulta, con las no menospreciables atracciones hedonistas, se da un fenómeno OFF en la fe. Saben que está ahí pero mientras menos piensen en ella y lo que les cuestiona, mejor.

No niego que ejerciendo la labor de evangelización uno desarrolla una impotencia muy aguda, hasta el punto de caer en la tentadora opinión de pensar: “yo cumplí, ellos verán”.

Los tiempos que vivimos requieren sin lugar a dudas cambiar las formas, no los contenidos. Transmitir el mismo mensaje pero por otros caminos. Hoy, es sabido, no contamos con la atención ni el interés de los jóvenes, no contamos con su curiosidad ni relevancia. 

Es ahí donde emplear las técnicas del miedo o la hipersensibilización puede ser un error. Miedo al hablares solo del infierno, de que los que no aman a Dios se quemarán eternamente. Y la hipersensibilización en el uso exagerado de emociones que los hagan llorar, sentir mal, sentir pecadores.

¡Ojo!, no hablo de eliminar estos recursos sino de moderarlos. La visión primaria del joven hacia Dios (algo que apenas voy asimilando) debe ser la mirada del que descubre un ser real, persona, amigo, infalible, que nos ama y nos expresa su amor y perdón aún en las peores y más duras condiciones de vida. Un Jesús que se revela primero como hombre y luego como Dios. Ese fue el camino de Cristo.

No es modernizar la fe, es hacerla accesible para todos, con un lenguaje fresco sin negar verdades. Un camino sistemático de amor que los lleve a conocerlo y luego seguirlo. Crear un sentido de pertenencia entre Jesús, la Iglesia y la práctica de la fe. Exclusiva en el vivir interior, compartida con generosidad para darla a conocer.

Los jóvenes necesitan formadores convencidos, comprometidos y que den testimonio de la vedad, porque…

¡LA VERDAD LOS HARÁ LIBRES!

Dios los bendiga, nos vemos en la oración.


Luis Tarrazzi

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