No entiendo por qué cosas que advertían los apóstoles y
profetas y hasta el mismo Jesucristo como la anunciación de falsos evangelios o
la proclamación de falsos Mesías, hoy por hoy son tan consumidos como verdades
o innovaciones; y asusta más
que esto venga de personalidades que hacen vida consagrada, que nacieron en una
Iglesia sólida, pecadora, pero que jamás ha dejado de tener por cabeza a
Jesucristo.
Sus más recientes declaraciones y
cuya fuente colocaré al final de este escrito, en donde aborda temas como el
papel de la mujer, la homosexualidad y el diablo están muy cargadas de mundo,
esas palabras que a muchos críticos de la iglesia les gustaría escuchar del
magisterio de la Iglesia. Palabras que le hacen juego a la adversidad, al pecado
y a las presiones que mercadean una iglesia envejecida, obsoleta, verticalmente
sorda.
Buscando frases de San Ignacio de Loyola, fundador de su
orden religiosa “la Compañía de Jesús” encontré esta que me llamó poderosamente
la atención: “Debemos estar siempre
dispuestos a creer que lo que nos parece blanco es en realidad negro, si la
jerarquía de la Iglesia así lo decide”.
Los enfoques futuristas de mentes aparentemente avanzadas
para su tiempo que ven en un futuro una iglesia con sacerdotes casados, mujeres
ordenadas, sacerdotes casando a parejas homosexuales y a un diablo reducido a
comics de Marvel no es nueva, pero si es muy dañina cuando viene de los labios
de un sacerdote que ocupa el cargo que usted ocupa.
Por ejemplo, cuando le preguntan sobre el matrimonio
homosexual usted señala lo siguiente: “Una
cosa es el pensamiento público y oficial y otro lo que sucede en las
comunidades. Una cosa es la homosexualidad y otra es mi compañero homosexual,
aquel que forma parte de mi familia, de mi entorno. En la vida religiosa hay
homosexuales y no son perseguidos, forman parte de la comunidad. El sacramento
[del matrimonio] es otro tema, una
cosa es reconocer el estatuto civil para que no haya discriminación y
otra el aspecto teológico. Los sacramentos no nacen así (chasquea los dedos)”.
Aquí usted no habla del pecado que representan los actos homosexuales y el
peligro que es para el practicante en torno a su salvación eterna. Pero ¿cómo
lo iba a mencionar?, eso no es importante. Lo importante es la “no
discriminación” según su parecer. Los sacramentos ¿no los fundó Cristo, padre
Sosa? Parafraseando al Papa Francisco, estaríamos peinando ovejas y no pastoreándolas.
La fama y los aplausos del mundo son el mejor indicador de
que las cosas no las estamos opinando o haciendo bien. San Agustín decía de
Dios: “Belleza siempre antigua y siempre nueva”.
No sé si San Pablo esté caduco(sarcasmo). No sé si los Padres de la
Iglesia estén caducos(sarcasmo), pero sí sé que el día que comencemos a hacer permeable
la palabra de Dios sin sacrificios, por la puerta ancha, ese día habremos acaba
con la salvación del mundo. Dios lo bendiga, nos vemos en la oración.
Luis Tarrazzi
Fuente original de la noticia: http://infocatolica.com/?t=noticia&cod=29537
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