Mi generación, la de los años 80
y una buena parte de la de los años 70, se vio muy marcada cuando el cantante
guatemalteco, Ricardo Arjona, saltó a la fama. Sobre todo por ese estilo
particular de cantar y transmitir mensajes contra corriente. Frases como: “El vaticano prohibió los anticonceptivos,
prefiere niños con hambre que un preservativo” ó “Jesús es verbo y no sustantivo”, sembraban las bases de temas más
exitosos y que casi instituían un culto de fe para sus grupos de fans que
todavía hoy tienen fuerte presencia en el continente, en especial en mi
Venezuela.
Conozco miembros de su club de
fans y los trabajos que hacen, por ejemplo, con niños con síndrome de Down.
Todo eso, que se aplaude, lo expreso bajo el marco de que no soy seguidor de su
música y tampoco comparto algunos de sus mensajes, mas sin embargo, por no
compartirlo no tengo el derecho de negar su exitoso trabajo y su gran capacidad
de transmitir sus ideas a través de su música.
Sin embargo, me llamó la atención
que los hijos de esta generación (muestra de 37 jóvenes) que admiró y siguió a Arjona, cuando les hacía un comentario sobre la gran
influencia que tuvo Arjona con sus ideas, algunos me miraron extrañados como queriéndome decir: “¿De quién nos está hablando?
Una generación que creció con la
cultura del descarte, como lo señalaba el Papa Francisco, descarte que aplica
a canciones, a productos tecnológicos, a relaciones de parejas y que también
salpica a la fe. Pero ¿Por qué los
jóvenes de hoy son tan de inmediatez y no guardan para la posteridad de sus
vidas valores, canciones o aspiran cosas a largo plazo? La falla no es de
ellos, es de sus formadores, nosotros, sus padres.
No es lo que se enseña, porque el
conocimiento per se no moldea conductas. Es la interiorización, la llegada al
corazón, la convicción de que lo dicho es cierto. El cómo se vive eso en mi
vida, en mi hogar. Por eso, ya desde los tiempos de Moisés, surge esta exhortación:
“Escucha, Israel: El
Señor nuestro Dios es el único Señor. Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón y con
toda tu alma y con todas tus fuerzas. Grábate en el corazón estas palabras que hoy
te mando. Incúlcaselas continuamente a tus hijos. Háblales de ellas cuando
estés en tu casa y cuando vayas por el camino, cuando te acuestes y cuando te
levantes. Átalas a tus manos como un signo; llévalas en tu frente como
una marca; escríbelas en los postes de tu casa y en los portones de tus
ciudades”.
Deuteronomio 6, 4-9
La fe se esteriliza
generacionalmente cuando perdemos esta pasión de hablar de Dios y vivirlo.
Quizás porque las últimas generaciones del siglo XX fuimos auto experimento de
cambio, de querer hacer las cosas tan diferentes que instituimos dos tiranías:
la del descarte y la del relativismo.
Cualquier intento por predicar
con convicción y enseñar dogmas (palabra enemiga del relativismo), para que
sean perdurables en el tiempo es víctima de otra palabra dura y excluyente:
Fanatismo.
Eso, como en mis encuestados
sobre Arjona, quizás nos pasa en muchos hogares con relación a Dios y la fe.
Vivimos a Dios, supimos respetarlo, supimos orarle, supimos el valor de la
oración y el respeto a las cosas sagradas, pero cuando llegaron las nuevas
generaciones, los hijos, se nos olvidó o dimos por dado, inculcarles,
comunicarles, hablares de ello. Al final ¿qué estamos recogiendo?, descarte y
relativismo. Una vida sin hábitos es imposible permee dogmas. ¿Dios existe?, sí, no
hemos llegado aún al punto de negarlo generacionalmente de manera masiva,
aunque sí hay intentos. Pero el dios del que hoy hablan muchos jóvenes es ¡tanto amor! que resulta una suerte de cómplice de pecados, justificador de
conductas desordenadas y enemigo de templos, iglesias y doctrinas.
JESÚS VERBO NO SUSTANTIVO
“Jesús es más que una simple y llana teoría ¿qué haces hermano leyendo la biblia todo el día? lo que ahí está
escrito se resume en amor, vamos ve y practícalo, Jesús hermanos míos es verbo
no sustantivo”
Luego, más adelante:
“Jesús eres el mejor testigo del amor que te profeso tengo la conciencia tranquila por eso no
me confieso”
En otras líneas Arjona decía:
TU REPUTACIÓN
“Si el pasado te enseñó a
tocarme así <BENDITOS> los que estuvieron antes de mí, Si otros
han sido tu escuela Yo seré tu graduación Cuando incluyas en la cama al corazón”
Quizás no supimos transmitirle
quién es Arjona a nuestros hijos pero, ¿no les enseñamos muchas de sus doctrinas?
¿Qué nos esperará para los
hijos de los que hoy crecieron con estos nuevos géneros musicales, tendencias y conceptos?
“Aparte de la cruz, no hay otra escalera por la que podamos llegar al
cielo”.
Santa Rosa de Lima
Dios los bendiga, nos vemos en la
oración.
Luis Tarrazzi
Comparto totalmente tu escrito, a la sociedad le hacen un lavado de cerebro que llega al inconsciente y ni se da cuenta...
ResponderEliminarPero para ser justo, hay una de sus canciones que transmite un mensaje positivo y que en ocasiones he utilizado en los talleres de educación sexual para jóvenes: "Si me dices que No"
¡Saludos!