domingo, 22 de marzo de 2020

¿CONOCEMOS EL DÍA QUE CULMINARÁ EL CORONAVIRUS?



En estos días de cuarentena he tenido la oportunidad de escuchar dos visiones teológicas, no solo científicas, de dos sacerdotes que siempre menciono en mis artículos, una del Padre Antonio Fortea, reconocido exorcista español, y el Padre Nelson Medina, sacerdote de la Orden de los Predicadores quien tiene una amplia trayectoria evangelizadora especialmente en las redes sociales y por su canal de youtube. Ambos los considero parte de mi primera línea de formación católica, actual y muy confiable.

Sin embargo, sobre este tema en particular logré percibir dos enfoques distintos o por lo menos no tan casados, sobre el papel de Dios en este tema del coronavirus. El padre Fortea habló del castigo, pero de una forma muy hermosa, de un Dios que siendo Señor de todo y dueño de todo puede permitir (palabra clave) calamidades personales o sociales por castigo o prueba, y ambos casos son fruto de su voluntad porque si bien no siempre será el responsable de generarlas, sí sería corresponsable por permitirlas pudiendo evitarlas. Fray Nelson si bien no niega que Dios castiga, cambia el término por corrección, pero sí niega categóricamente que Dios sea responsable de esta calamidad y lo analiza en clave de conversión. Si una corrección no da frutos de conversión no es de Dios. Y aunque él reflexiona sobre los países de mayor contagio (al momento de su video) y los menciona (China, Corea del Sur, Irán e Italia), tres de los cuatro países no son de tradición cristiana y el cuarto, el más cristiano en historia y anfitrión del Vaticano, tuvo análisis de algunos de ser un castigo por el tema de la pachamama (derivado del sínodo de la Amazonía). Esto Fray Nelson lo critica duramente y pregunta ¿qué clase de Dios sería si actuara así?

Con esa pregunta inicio mi reflexión. Es de mucha manía actual querer dar una definición conductual de Dios. Recuerdo una charla de un sacerdote que de forma presencial le escuché decir que si Dios actuara de X forma sobre el tema de la homosexualidad él mismo se saldría de la Iglesia. Y sí, desde la fe corremos un enorme riesgo de creer en el Dios de mis conceptos y aprobaciones y no el Dios que es. Por eso, aunque la exposición de Fray Nelson, en dos videos de más de una hora cada uno, es sencillamente magistral, sobre el tema del castigo me quedaré con la visión teológica del Padre Fortea.

Dios es Dios, y si le diera la gana de matar a toda la humanidad al mejor estilo Marvel con un Tanos chasqueando los dedos, igual lo amaría. Dios no se equivoca, su justicia y misericordia (presentada así en la Sagradas Escrituras) es perfecta y este coronavirus o covid19 es una calamidad que tiene frutos divinos importantes. Yo reflexiono cómo el mundo se está paralizando lentamente. Vemos fronteras cerradas, cadenas de producción no prioritarias cerradas, pero también vemos como con este virus temas como la trata de personas, el narcotráfico, las relaciones extra matrimoniales, los excesos propios de la vida recreativa nocturna, los prostíbulos, lugares nudistas, etc, todo se afecta y diría hasta se paraliza. También vemos como la contaminación galopante baja considerablemente y en mi ciudad (Caracas) el clima es hasta más frío, el cielo tiene días despejado, de noche se ven las estrellas.

A Dios hay que dejarlo ser Dios y este virus no durará ni más ni menos que lo que su voluntad desee. Eso me genera tranquilidad, saber y entregar esta situación en sus manos, con el trabajo admirable de científicos y gente de la salud en general, con gobiernos alineados en su mayoría a pesar de las enormes diferencias ideológicas, eso me permite conocer una visión de mundo que parecía utópica a dependencia de la voluntad humana.

Castigo o no, sin duda Dios, el autor de la vida, nos puso a pensar y volver a citar esa frase del salmo 8: “¿Qué es el hombre para que te acuerdes de él?”.

No queramos pensar por Dios. Sabemos que Dios es amor, lo sabemos por la Biblia, sabemos que Dios es misericordia, lo sabemos por la Biblia, sabemos que es lento para la cólera, lo sabemos por la Biblia, pero es más lo que no sabemos de él que lo que sabemos. Dios es más que las cinco emociones de la película intensamente. Dios es sabiduría, es visión de futuro, es providencia, es poder (con todo lo que esa palabra implica). Para él nada es imposible y mucho menos inalcanzable.
Puedo terminar esta reflexión invitando como lo he hecho en otras ocasiones a reflexionar la historia del justo Job, en quien la escritura deja clara la permisibilidad de Dios para dejar que a este hombre bueno y santo le cayeran enormes calamidades, inmerecidas para pensar en un castigo, pero sí alineadas en el mismo criterio para colocarla en el concepto de prueba. Y Job no discute ni se conflictúa ante la voluntad de su Dios. La acepta y con dos frases da la respuesta para vivir momentos de dificultad: “El Señor me lo dio, el Señor me lo quitó, bendito sea Dios” y “Si aceptamos de Dios lo bueno por qué no hemos de aceptar lo malo”. Es decir, hay cosas malas que nos pueden venir de Dios, pero jamás esas cosas malas a nuestro entender tendrán una esencia de maldad como lo conocemos nosotros, porque al final Dios corrige a los que ama y siempre hará lo extremo por salvarnos, hasta dar la vida por nosotros. Dios los bendiga, nos vemos en la oración.

Luis Tarrazzi
@luistarrazzi

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