2018
¿Sigues creyendo en Jesús?, ¿todavía te defines como
cristiano?; sea la primera navidad que vives desde tu conversión u otra de tantas
por tener una fe tradicional – familiar, el punto es que este tiempo es para
ti. Jesús camina contigo, con tu historia y la mía y en retrospectiva, si somos
objetivos con nuestras vidas, es mucho lo que nos falta por crecer, tengamos un
cuarto, dos cuartos, tres cuartos o estemos cercanos al final de nuestras
vidas.
La navidad no solo es un hecho de esperanza sino que año tras
año sigue siendo un desafío pastoral de anuncio, de conversión, de ganar almas
para Dios. La navidad cristiana es el mejor regalo que podemos dejar a nuestros
hijos, es un punto de inflexión para la salvación humana y eso requiere de
todos sus integrantes, de toda la Iglesia, de los bautizados y hechos, por ese
bautismo, hijos de Dios.
Sacerdotalmente la mirada está puesta en la
fidelidad a Dios y al magisterio, una fidelidad que se pide desde el papado
hasta el menor de los pastores de
nuestra fe, menor no por importancia sino por edad y lugar de servicio. Un
servicio que se iguala en el altar, en la Eucaristía que ustedes ayudan a estar
presente. Sacerdotalmente la mirada está puesta en la correcta formación que,
más allá de los libros y los títulos, pasa por esa docilidad del corazón a
dejarse guiar por el Espíritu Santo bajo el don del discernimiento y el
alejamiento de las pasiones humanas. Por ustedes también rezamos y rezamos para
que Dios multiplique las vocaciones y sean santas. Para ustedes sacerdotes:
Feliz Navidad
Familiarmente es un desafío formativo y amor. Las
familias son una escuela de vida y valores. Padres y Madres con buenos
testimonios de vida, honrados, respetuosos de sus propias dignidades e hijos
creciendo en sana obediencia y respeto. Pareciera la utopía de la ética y la
moral, pero dejó de serlo cuando la Sagrada Familia lo hizo posible. En María y
José, con Jesús, está el reflejo de la familia cristiana, nacida de esta misma
humanidad y que son la imagen viva de la gracia y la santidad. Los momentos más
hermosos de la presencia familiar en el mundo deben haber sido cuando estos
tres gigantes de nuestra especie transitaron en las calles, mercados y lugares
de sus respectivas vidas. Hoy la familia, más que nunca, necesita de Dios y que
este Dios esté explícitamente presente, vivo y activo en nuestros hogares.
Y finalmente la
juventud. Tan criticada pero tan sola. Abatida por sus propias distracciones
y burbujas tecnológicas. Tanto potencial cognitivo, vivaz, inventivo,
pacificado por los cantos hipnóticos de sirenas que están cargadas de
aplicaciones. La juventud necesita mirar más la naturaleza, lo creado, aquello
que Cristo vino a rescatar junto con nuestras propias almas. La cercanía a
Jesús los invita a verlo en el pesebre del sagrario, donde reposa para ser
adorado y recibir como obsequios sus propios talentos puestos al servicio del
amor.
Esta navidad es la primera para muchos y también será la
última para otros. Pero Jesús nos invita a una navidad eterna, una navidad que
supera el tiempo y el espacio. Que Viva el Cristo Rey que ha nacido y nos nace
cada Navidad. Dios los bendiga, nos vemos en la oración.
Luis Tarrazzi
@luistarrazzi