sábado, 22 de septiembre de 2018

OBISPOS A LO CHINO




Revisando las noticias de hoy me he conseguido con esta nota del portal ACIPRENSA que señala: “El Vaticano firma con China acuerdo histórico sobre nombramiento de obispos”. Pero al contrario de lo que muchos puedan pensar, no se trata del reconocimiento de los Obispos nombrados legítimamente por Roma por parte del gobierno chino, sino que es el Vaticano el que al parecer ha aceptado los obispos nombrados por el gobierno comunista, caracterizado por décadas en perseguir y arrestar a sacerdotes y obispos legítimos, que hoy pudieran sentirse, a lo menos, traicionados o abandonados.

La política y sus lenguajes diplomáticos tiene estas aristas. Suele estar basada en intereses humanos y no en la verdad misma, la verdad que por ser defendida y no doblegada ha cobrado la vida de muchísimos mártires en la era cristiana. Sin embargo, no quisiera apresurarme a condenar esta decisión de los líderes de la fe que profeso porque mirando la historia imagino que este sabor amargo debió sentirse en el papado de Pío XII, a quien llegó a llamársele “el Papa de Hitler”  y de quien luego se sabría que en la clandestinidad ayudó a propios y judíos en el salvamento de muchas vidas.

En estas reuniones cerradas, entre comidas y bebidas etílicas, entre falsas risas y miradas evaluativas, la mirada de Dios penetra la conciencias de sus actores y solo ellos, en sus conciencias, sabrán el costo y magnitud de decisiones como estas. Al final, mi amor a Dios y su Iglesia, a sus ángeles y santos (en especial María Santísima) siguen ahí intactas, en un pobre ejercicio de acompañamiento orante, muy básico, que me limita el criticar y me invita a trabajar más por el Reino de Dios.

De verdad es un día para tragar grueso, bajar la mirada y decir en un agudo ejercicio de fe: “Jesús, en ti confío”. Dios los bendiga, nos vemos en la oración.

Luis Tarrazzi
@lusitarrazzi

miércoles, 12 de septiembre de 2018

¿TATUARSE NOS ALEJA DEL AMOR DE DIOS?


El libro del Levítico (19, 28)  expresa lo siguiente: “No haréis incisiones en vuestra carne por los muertos; ni os haréis tatuaje. Yo, Yahveh (Yo soy Yahveh)." Esto, como muchas otras cosas de la fe se han relajado o relativizado hasta el punto que como sucede con la sexualidad y la castidad estos argumentos quedaron como del pasado o algo anecdótico para la fe antigua. Pero esto no es tan cierto. Jesús dijo claramente que él no había venido a derogar la ley sino a darle plenitud y también dijo que él no cambiaría ni una tilde de la ley. Así que sí existen riesgos en desafiar la ley de Dios recibida por nuestros hermanos mayores en la fe, el pueblo hebreo.

El punto clave de los tatuajes como con otras tantas cosas que nos suceden en la vida es preguntarnos el por qué hacemos esas cosas. Y para responder a esa pregunta cabe otra previa: Esto que haré, ¿lo haré para dar Gloria a Dios? Esa es la gran diferencia de lo que nos santifica de lo que no nos santifica, de lo que nos acerca a Dios a lo que nos distrae de él.

Muchos de estos temas de tatuajes más allá del hecho de tatuarse son todos los inconvenientes que puede traer, tales como distorsiones económicas (tengo carencias de comida, ropa pero sí tengo dinero para tatuarme), problemas familiares (tatuajes que se colocan muchos sin la aprobación de sus padres siendo menores de edad, incumpliendo el 4to mandamiento?), problemas de salud (jeringas infectadas), problemas de autoestima y personalidad (me tatúo por ser aceptado en un grupo, por cubrir una carencia afectiva, por creer esto me hará mejor). Claro está, no todos los casos son por esto. Hay personas que se tatúan porque les gusta y punto y esto derivaría en otros temas, quizás que también invitan a recordar esa afirmación de Jesús: “Donde está tu tesoro ahí está tu corazón”.

En lo particular no soy muy amigo de modas permanentes, porque la palabra moda es hermana de la palabra cambio. Entonces hacerse algo permanente por moda es un poco contradictorio. Solo tratemos que lo que hagamos nunca nos distraiga del amor de Dios. Dios los bendiga, nos vemos en la oración.

Luis Tarrazzi

@luistarrazzi

miércoles, 5 de septiembre de 2018

¿QUÉ PIERDE LA IGLESIA CON LA RENUNCIA DEL PADRE LINERO?



 No quiero detenerme en su decisión ni juzgar las verdaderas razones. Leyendo parte de las noticias hay una frase suya que recoge radio caracol colombia en su twitter (@BluRadioCo) que dice: “me mamé de la soledad”, y sobre esa expresión quisiera atacar el daño colateral que sí le hace a la Iglesia sus comentarios.

Razón tenían los santos antiguos cuando al mejor estilo de Juan el Bautista se aislaban del mundo para fortalecerse ante las debilidades de la carne. En la soledad quien no se encuentra con Dios perece en su propia humanidad. Hace 3 años recuerdo le hice, en mi anterior canal de youtube, un video tras una entrevista que tuvo en CNN con Cala, y se la hice porque se notaban debilidades en la apologética de muchos conceptos de la fe (https://www.youtube.com/watch?v=_mhzUQvLfPg). Hoy el tiempo me da la razón, porque es el mismo camino que transitó el famoso padre Alberto Cutié.

Cuando hablo de daños colaterales a la Iglesia tras su decisión lo digo por las oportunidades que los atacadores de oficio de la Iglesia hacen; comentarios como estos: “A raíz de la decisión del padre @PLinero de dejar el sacerdocio usted piensa que la iglesia debería acabar con el celibato?” (@jorgecura1070).

Temas como el celibato, la obediencia o los votos de pobreza no son causas creíbles para abandonar el sacerdocio, porque estas tres condiciones son claras desde el seminario y tienen una antigüedad casi similar a la antigüedad de la Iglesia. El celibato solo es comprendido desde el testimonio de quienes lo han vivido con profundo heroísmo y amor, guardando sus “noches oscuras” para Dios y nos para micrófonos o medios.

La Iglesia no pierde nada con su renuncia del sacerdocio, la Iglesia lo tiene todo en Cristo. Somos nosotros los que perdemos cuando cambiamos radicalmente nuestro sentido misionero, cuando vivimos doble vida o cuando no recordamos el consejo de Jesús a sus apóstoles en el huerto de Getsemaní: “Recen porque el espíritu es presto pero la carne es débil”.

Para finalizar quisiera reconocerle algo. Tuve una valiosa amiga que hace tres años, tras luchar casi cinco con un agresivo cáncer, falleció. Grania Blanco, devota de la coronilla de la misericordia, dentro de los grandes recuerdos sacerdotales que se llevó de este mundo fue el suyo. Hablaba mucho de usted. De hecho, yo supe más de usted por ella. Ella hoy, ofreciendo sus dolores y enfermedad, sus quejas y dolores, estoy seguro goza de la eternidad con Dios. Nunca “se mamó” de su realidad, solo la transformó en instrumento de santificación. Ese testimonio a mí me sirvió muchísimo y me sirve para crecer en mi fe, imperfecta como la suya, pero trato de hacer silencio de mis quejas para fortalecerme de Dios y no del mundo. Hoy lo sigo creyendo: ¡Cuánto daño le hacen los medios a la vida consagrada!, sobre todo si esta fama los acerca  más al mundo y no son ustedes los que acercan el mundo a Dios. Nos vemos en la oración.

Luis Tarrazzi
@luistarrazzi

martes, 4 de septiembre de 2018

NECESITAMOS LAICOS PASTORES EN LA FE CATÓLICA


Punto de discordia en el cristianismo católico y protestante es la figura del sacerdote vs la del pastor, este último hombre que pudiendo estar casado y con hijos reúne a una comunidad en torno a él para predicar la palabra de Dios como fin primario.

La figura del pastor es una afrenta, por así decirlo, al celibato sacerdotal, tema que no pretendo desarrollar en este artículo pero yo creo que la comparación entre el pastor y el sacerdote es desproporcional, porque le pastor no tiene, y ni lo intenta, el poder de consagrar, entre otras facultades de autoridad del sacramento de Orden. La comparación cabría más entre el pastor y un laico católico, hombre o mujer.

El accionar del laico católica creo que se ha autosubestimado demasiado y como laicos somos exageradamente sacerdotalistas, es decir, esperamos del sacerdocio todo y quizás muchas sacerdotes también han contribuido y contribuyen con ello. Fuera de lo sacramental, la acción de evangelizar, de crear comunidad, de orar por nuestros enfermos y ayudar a los necesitados; sumado al hecho de prepararnos bien en la Biblia y en la fe, son tareas pendientes para muchos laicos sin dejar por fuera quien les escribe.

¿Debemos reunirnos solo los domingos para escuchar la palabra y predicarla?, no. Además del precepto de santificar las fiestas, la carencia de grupos de oración sólidos, del compartir de la palabra y el crecer espiritualmente han alejado la fe cristiana de muchas personas, en especial las nuevas generaciones. Como escuché en la película "Dios no está muerto 3" en un diálogo de una joven co-protagonista y el pastor. Ella le dice a él que los jóvenes se han alelado de la Iglesia porque la Iglesia solo predica de lo que está en contra pero poco habla de lo que está a favor. Ese ardor de los protestantes por ser y hacer de sus familias cristianos practicantes lo respeto. Al final, si la fe cristiana fuese una, como Cristo lo desea y Pablo lo predicó con anhelo, los protestantes serían modelos para muchos laicos que de rato tenemos tiempo en esta Iglesia en estatus Off.

Sí, necesitamos laicos pastores, quizás este sea el camino de unión entre el protestantismo y la fe católica, o con sentido de pertenencia hacia mi fe, sería el camino de vuelta de nuestros hermanos separados a la Iglesia Católica. Dios los bendiga, nos vemos en la oración.

Luis Tarrazzi

@luistarrazzi