Comienzo aclarando que no pretendo con este artículo ofender
a nadie, más bien busco en mis propias líneas descifrar, para entender, una nueva
realidad social en un siglo que avanza con cambios tan drásticos y tan radicales que
prometen transformar muchos paradigmas sociales, morales y espirituales que traemos
los del siglo pasado.
Las modas, desde siempre, han marcado las conductas de los
seres humanos. Quizás lo entenderíamos mejor desde la avalancha cultural que se
vivió en el siglo XX, a partir de los años 60. Todo se enmarcó dentro del
hedonismo y el relativismo. Esto a su vez puede ser herencia social de los
tiempos de la ilustración. Lo cierto es que nuestros patrones sociales están
cambiando.
Pero hoy, más que nunca, se nota una transformación
conductual en los dos únicos sexos naturales que la biología nos da, definidos
con los cromosomas XX (mujer) y XY (hombre). El culto al cuerpo, que no
satanizo siempre y cuando no se convierta en un obsesión, con jornadas de
gimnasios y uso de ropas ajustadas siento va derivando, en hombres, en excesivos
cuidados propios del género femenino (por lo menos desde un óptica tradicional)
y mujeres que les gusta inspirar deseo en propios o extraños. Pero las
tendencias no se quedan hoy solo en jornadas de gimnasios. Hoy hasta en fotos
escolares, fiestas, reuniones sociales, etc; se percibe con claridad la necesidad de exhibir los músculos trabajados o las partes del
cuerpo humano que activan la libido. Todo esto con un órgano vital que cada vez
sub utilizamos más, que se vuelvo básico y con peligro de involución: el
cerebro. Y la riqueza más grande que
tiene la juventud, que es la fertilidad del pensamiento, se vuelve básico hacia el
culto de un cuerpo condenado a desaparecer.
Hoy vemos muchos conductores de programas, series juveniles,
artistas, con accesorios, gestos, peinados que nos cuesta a los del siglo XX
asociar con la masculinidad. Y ojo, quizás
se trata de que los patrones están cambiando y nosotros debemos adaptarnos a
esta nueva realidad o también pueda tratarse de un esnobismo que quiere
colocar las excepciones como norma y a la norma como excepción.
Ante esto, los cristianos ¿qué debemos hacer? La fe para esto
muchos la perciben obsoleta y poco atractiva para las nuevas generaciones. Pero
si desde el principio hombre y mujer nos
creó y es más que sabido que la psicología masculina no es igual a la
femenina, debemos estar atentos de que el mundo no se convierta en una gran
tarima de actores que vivan constantemente disfrazados en personajes irreales,
ajenos a su realidad biológica y social, lo cual pondría en peligro no solo a
la familia y a la vida, sino que nos haría esclavos de una Matrix que Jesús ya
derrotó, una Matrix que nos terminaría haciendo zombis de nuestras propias
vidas y adictos a una moda que se pondrá muy creativa con nuestra sumisa venia.
Dios los bendiga, nos vemos en la oración.
Luis Tarrazzi
@luistarrazzi
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