jueves, 17 de mayo de 2018

¿TIENEN SENTIDO LOS PADRINOS SACRAMENTALES?



Esta respuesta va más allá de la intención que se tenga sobre los padrinos desde la fe,  siendo un análisis desde su realidad actual y funcional que realizan estos para quienes reciben los sacramentos apadrinados. Y si a esa realidad nos remitimos, mi respuesta sería que no.

Según el catecismo de la Iglesia Católica los padrinos de bautismo: “deben ser creyentes sólidos, capaces y prestos a ayudar al nuevo bautizado, niño o adulto, en su camino de la vida cristiana. Su tarea es una verdadera función eclesial.” (1255).  En el caso del la confirmación la Iglesia a través del catecismo nos enseña lo siguiente: “conviene que los candidatos busquen la ayuda espiritual de un padrino o de una madrina. Conviene que sea el mismo que para el Bautismo a fin de subrayar la unidad entre los dos sacramentos”.  (1311)

Estos aspectos de acompañamiento cargados, no lo dudo, de buenas intenciones, a veces siento que desgasta muchas horas explicando quien puede o no puede ser padrino (lo cual tiende a acentuar esa falsa imagen de juez y discriminador de la Iglesia) y también burocratiza en variados aspectos el sacramento.

El sujeto importante en el sacramento es quien lo recibe, no quien lo acompaña y así como en la primera comunión, la confirmación es una gracia vivencial experimentada por la fe en Dios y en su Iglesia. Diferente es en el caso del matrimonio donde los “padrinos” cumplen una suerte de testigos del hecho.

No deja de preocupar como los sacramentos, con el pasar de los años, con la tecnología, la estética y las canciones, le roban a los niños y jóvenes aspectos vivenciales notables, el silencio, el encuentro y la gracia. Y estas reflexiones no las hago como una crítica a la Iglesia, la hago como una reflexión desde la experiencia de catequesis y sobre todo los frutos que estamos recogiendo de esos sacramentados. Los derivados de una formación sacramental no siempre deben ser futuros consagrados (aunque sí deberíamos tener algunos casos) pero sí una fe que se refleje en las familias, fortaleza en el acercamiento a Dios y servicio. Los padrinos de hoy (no sé antes) no suman a esto. Se han convertido en el adorno superior de una rica torta que luego pasan al olvido pero sí son, no pocas veces, agentes perturbadores durante la preparación; motivos de discusión y de esterilidad. Creo sería bueno suplir los padrinos por santos, que cada bautizado o confirmando se le dé la opción de escoger un padrino o madrina que goce de reconocida santidad por parte de la Iglesia (canonizados) y esto quizás a la larga rinda mejores frutos que la realidad actual. Dios los bendiga, nos vemos en la oración.

Luis Tarrazzi

@luistarrazzi

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