No manejo las cifras de las personas que se han ido de mi
país, Venezuela, pero si lo sacara solo por mis familiares y amigos que lo han
hecho, la cifra es cuantiosa. Esta huida o éxodo tuvo muchas razones y solo una causa. ¿Las razones? son la búsqueda de mejores oportunidades de vida,
búsqueda de estabilidad alimenticia, de salud, búsqueda de una mejor relación trabajo
– bienes y servicios, búsqueda de seguridad, etc. ¿La causa?, solo una, el actual
gobierno.
Muchos de los que han emigrado lo han hecho como la esposa de
Lot al salir de Sodoma y Gomorra (con su mirada puesta a lo que dejan), pero estos no se convirtieron en piedra; al
contrario, agudizaron su sentido de responsabilidad hacia sus progenitores,
hermanos u otros familiares que siguieron acá, bregando con una hiperinflación sin
precedente en el país, sumado a la escasez, el estancamiento económico, corrupción
desmedida. Y como era de esperar, más temprano que tarde, las remesas empezaron a llegar al país.
No sé si lo han notado pero ha aumentado la demanda de dólar,
porque en efecto, enviar dólares al país alivia, un poco, la angustia económica de no poder costear los pocos productos
que se consiguen. Estos dólares se vuelven ovejas en sociedad de lobos y al
lograr ser llevados a bolívares los grandes beneficiados son los comerciantes,
que no se enriquecen pero logran subsistir. Eso podría explicar por qué todavía
se ve, pero no mayoritariamente, un sector social que logra mantener vehículos
rodando, alimentarse en restaurantes, comprar equipos tecnológicos. El dolar se
ha vuelto producto y un producto de alto rendimiento.
Pero ¿de dónde vienen estos recursos que indirectamente le
dan respiro económico también al gobierno?, pues del duro, durísimo sacrificio,
de aquellos que tuvieron que dejar familias, amistades, empleos, utensilios,
etc para no solo ayudarse sino ayudar a sus familias. Es un terrible precio y
hoy se empiezan a ver los frutos de
ello.
Es el principal producto importado para el país, el dólar. Un
dólar “del imperio" que tanto critican los que nos gobiernan pero que sin él no sé de dónde sacarían sus fondos.
Venezuela no exportó talento, se lo arrebataron y ese talento
ahora genera fuentes de ingreso necesarias para sus seres queridos pero que a
su vez oxigenan la economía. Se empobrecerán los que no cuenten con estos recursos
de fuera, los que dependan solo del bolívar para vivir. Con estas remesas,
un número importante consigue placebos económicos para comprar comida,
medicinas, reparar sus carros o pagar bienes y servicios.
Eso es lo complejo de las perversidades del poder, que se
sirve hasta de quienes huyen de él. El poder es como el cáncer que destruye
organismos productivos. El poder, sin el Temor de Dios, es perdición. Dios los
bendiga, nos vemos en la oración.
Luis Tarrazzi
@luistarrazzi
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