No sé que pueda haber en el corazón y en la mente de un
hombre como usted, y de todas las cartas y artículos que he escrito este sé que
será uno de los que más me costará controlarme para no emitir improperios ni alimentar mi
ira.
La vida, como don de Dios y regalo incomprendido de los
hombres, es algo que todos, creyentes o no creyentes, sin importar
recursos y tiempo, deberíamos defender hasta más no poder, hasta que el mismo
cuerpo lo agradezca y se detenga. Me asustan los hombres y las leyes que se
atribuyen el poder de decidir hasta cuándo vive una persona y sus formas de
morir. Y lo más triste, me asustan los hombres que rememoran la cultura Nazi y
Stalinista, esa que no le importaba matar personas de hambre, sed, dolor. Esa
que se hacía indiferente al dolor de quienes lloran a un ser que aman.
Me asusta el "desarrollo" que desde mi país (Venezuela), el
cual hoy no dudo desde afuera ven como un país tercermundista y
subdesarrollado, ustedes, los países del “primer mundo”, nos ofrecen.
Tecnológicamente y desde el punto de vista del civismo son ejemplares. Son un
orden pulcro pero espiritualmente vacío. No en vano nuestro querido Simón Díaz (compositor de Caballo Viejo),
que visitó Londres una vez para un concierto, estando allá le dijo a su hija
que lo acompañaba que se quería regresar a su país (Venezuela) porque allá (en
Londres) no salía nunca el Sol.
Yo comenté en una de mis redes sociales que admiraba la
paciencia y decencia que tenían los padres de Alfie porque honestamente no sé
que estuviera haciendo yo en una situación así.
No dejo de recordar la película
John Q protagonizada por el
reconocido actor Denzel Washington en donde un padre desesperado por salvar la
vida de su hijo secuestra el hospital y hasta ofrece su propio corazón para
dárselo a su hijo.
Yo no sé Mr. Hayden si usted es padre de familia o no pero sin duda creo
que una persona con corazón, por encima de leyes e ideología ante una situación
así, lo último que buscaría es quitarle a los padres de un hijo en la condición
de Alfie, la posibilidad de buscar vías, recursos y esperanza para salvar su
vida, sea ahí, en Italia o donde ellos dispongan. Ya usted demostró que su
corazón es frío, maligno y de espaldas al amor de Dios.
No le deseo nada diferente que sienta la mirada de Dios y con ella le arda la conciencia. Que ojalá usted, antes de morir, conozca al Poder del
Altísimo, que le doble las rodillas, liquide su soberbia y la del equipo de
magistrados que le acompañe y que sepa que la mirada del mundo creyente está
sobre este caso. Dios tiene el poder de levantar a Alfie de esa cama, sano y
salvo. Sea lo que sea que Dios disponga, usted con sus inhumanas decisiones le
ha dado a Dios más poder sobre Alfie y a su vez ha perdido presencia de Dios en la suya. Nos vemos en la oración…Alfie
Luis Tarrazzi
@luistarrazzi
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