Complicada respuesta, pero tuve
la necesidad de escribir sobre ello ya que en estos días estuve haciendo breves
reflexiones al respecto.
Antes de desarrollar mi opinión
aclaro algunos aspectos: soy cristiano católico, abrazo los cuatro dogmas
marianos en su totalidad, sin objeción alguna y respeto, como a mi madre, a
nuestra Santísima Virgen María.
Para mí la expresión CO describe a una
persona, natural o jurídica, que comparte igualdad
de condiciones, naturaleza o aporte a la hora del reconocimiento de una
causa. Así una coproducción refiere a los aportes de más de una persona en la
realización de un film, por ejemplo.
En las exageradas predicaciones a
favor de María hay personas que llegan a condicionar la misión salvífica de
Jesús al sí de María; es decir, si María no hubiese dicho que sí, Jesús no
hubiese podido realizar su misión. Otras predicaciones, muy en la línea
protestante, en contra de María, anulan cualquier virtud en María reduciéndola
a un mero puente, canal o vía para que Jesús se encarnara y, como me señaló una
señora protestante hace algunos años, si María decía que no pues habría otra
que se le pudiera delegar esta puntual misión. Sobre estas dos consideraciones
desarrollaré esta opinión.
Dios no necesita de nada ni de
nadie para ser feliz ni para realizar su obra. Por su naturaleza y única condición
sobrenatural, Dios se basta a sí mismo para existir y ser feliz. La
colaboración que los seres humanos podemos darle a Dios parte de su deseo
amoroso de hacernos parte de su felicidad. Con el regalo de la vida Dios nos
dio algo, no somos nosotros los que le damos a él algo que necesite para elevar
su autoestima. Ahora bien, si resulta no menos cierto que el sí de María en ese
momento histórico era muy importante, porque María fue creada y pensada para esta única misión, sin suplentes, ni plan B,
denotaría exageradísimo pensar que la misión de Jesús, Salvador y Redentor,
estuviese condicionada de manera radical a María. María fue creada para un sí y
pensar en la menor posibilidad de que ella dijese que no, por su nivel de
santidad y pureza, es sencillamente imposible. María recibió de Dios un regalo,
un don único, ser la Madre del Salvador
del mundo, no la co-salvadora del mundo.
Así el arcángel Gabriel, en el
relato de la anunciación tomado del evangelio de San Lucas dice lo siguiente: “No temas, María, porque has hallado gracia
delante de Dios; vas a concebir en el seno y vas a dar a luz un hijo, a quien
pondrás por nombre Jesús. Él
será grande y será llamado Hijo del Altísimo, y el Señor Dios le dará el trono
de David, su padre; reinará sobre la
casa de Jacob por los siglos y su reino no tendrá fin.»" Subrayo, a propósito, el pronombre y el verbo
que dan luces a la idea que deseo expresar: Él y reinará. Ambos en singular. El
ángel no le dice a María “Ustedes serán grandes” ni les dice “reinarán”. María
es reina por ser la Madre del Rey no por ejercer en sí misma el trono de David.
Más adelante, en el capítulo 2
del mismo evangelista, el profeta Simeón exclama: “Ahora, Señor, puedes, según tu palabra, dejar que tu siervo se vaya en
paz; porque han visto mis ojos tu
salvación". Sí, esa salvación
refería y refiere a Jesús, llevado por su madre, la santísima virgen María,
quien como sierva de Dios cumplía todos los preceptos de la ley judía.
Por tal sentido, a mi criterio,
para que María compartiese el carácter corredentor debería tener:
- La
misma naturaleza de Jesús (que humanamente la tiene pero divinamente no, ya que
Jesús fue engendrado, no creado y María sí fue creada).
- Compartir
el mismo nivel de santidad (que si bien su nivel de santidad es único,
hiperdulía, no llega a la adoración, latría) y
- Compartir
el mismo mérito redentor de vivir una vida sin pecado y haber dado su vida por
todos los pecados del mundo. Quizás este último punto sería el debatible porque
María vivió sin pecado, inclusive fue protegida del pecado original, mas sin
embargo la pregunta sería: ¿Hubiese permanecido María sin pecado sin la
presencia de Jesús en su vida? La explicación de un embarazo a tan corta edad
(14 o 15 años) refiere a que probablemente no.
El otro punto, el protestante,
también sería abiertamente exagerado apoyarlo, debido a que no había existido,
ni existió en su tiempo, ni existirá jamás mujer alguna del nivel de santidad
de María. Su carácter disciplinado, santo y puro la hizo meritoria de todos los
reconocimientos que la historia de la Iglesia le ha dado. María recibió todos
los dones del Espíritu Santo y eso la hace modelo ejemplar de cristianismo, de
obediencia, de fe, de servicio. Solo que de ahí al salto de proclamarla
corredentora creo es un tramo ancho. Pero, en obediencia a la Iglesia, si el día de mañana es meritoriamente
proclamada como dogma su condición corredentora la abrazaré y seré el primero
en proclamarla con alegría.
De momento diré como la canción: “María Ven, llévame de la mano a Jesús, enséñame
a amarle, como le amaste tú”. Dios los bendiga, nos vemos en la oración.
Luis Tarrazzi
@luistarrazzi
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