Este 21 de diciembre, como nos lo ha enseñado la doctrina de la Nueva Era, muchos católicos celebrarán el espíritu de la Navidad. Una fiesta marcada por nuestras necesidades y la invocación de un poder que nos lo conceda. Podríamos decir que es un prólogo para la navidad, que no se vincula en nada con ella pero que se suma a nuestra nutrida cartera de sincretismos y dudas.
Por eso he preparado para este
año un honesto manual de conciencia que nos servirá para vivir esta celebración
más clara y coherente con lo que realmente somos:
Primero: Termina de reconocer que No
amas a Dios por sobre todas las cosas. Esto te aliviará profundos males
de incoherencia y te definirá como lo que realmente eres, un practicante politeísta.
Dios se define a sí mismo como un Dios celoso y como el único Dios verdadero y este nivel de fe nos invita aceptar lo
bueno y lo malo que recibimos e inclusive aceptar aquellas cosas que no llegan
a nuestras vidas porque ante la mirada del Creador seguramente no nos convienen
todavía o nunca.
Segundo: No santifiques las fiestas dominicales porque ahí, en las
misas, hay una oración que repetimos en comunidad que reza así: “Tuyo es el Reino, tuyo es el Poder y la
Gloria por siempre Señor”. Semejante afirmación no da espacio a
invocaciones de desconfianza en deidades que nada tienen que ver con Jesús y su
camino de salvación.
Tercero: El 21 en la noche, cuando esperes con emoción al espíritu de
la navidad, coloca una cruz en la mesa y mírala “minutos antes de que llegue
este simpático viejito de los deseos” así, mirando a Jesús y su dolor,
encontrarás más sentido a la traición de Judas que lo vendió por 30 monedas de
plata y quizás hoy tú lo harás por 7 deseos.
Cuarto: Cuando termines de leer cada deseo repite con devoción: “Te lo pido a ti porque desconfío de la
Providencia de Dios”. Eso acelerará el poder de tu deseo y quizás haga
que el mismo llegue más rápido. Porque seguramente has olvidado las palabras
del Arcángel Gabriel: “Para Dios nada hay
imposible”.
Quinto: Aclárale a tu nuevo dios que creerás en él pero no para siempre.
Porque seguramente cuando el demonio invite a nuevas traiciones contará
contigo para sus proyectos cargados de “buenos” deseos. No olvides que gracias
al demonio y la emoción de Eva por ser como Dios hoy nosotros morimos y sin
Cristo no tendríamos salvación.
Que tengas un feliz espíritu de
la navidad. Dios te bendiga, nos vemos en la oración
Luis Tarrazzi
No hay comentarios:
Publicar un comentario