lunes, 12 de diciembre de 2016

AL DIOS DESCONOCIDO (POR LOS VENEZOLANOS)



Hace pocos días publiqué este comentario en mi muro privado de facebook, el cual comparto a continuación:

“Aquí tiene ya que pasar algo", la frase más clara que señala el nivel de impotencia que tenemos los venezolanos. La verdad es que ya no sabemos qué hacer y todo lo transformamos en "algo". Estamos como en los tiempos de Pablo en Grecia orándole " al Dios desconocido"
La rabia que sentimos es fruto del miedo. Y así, con miedo, la esperanza se nos nubla.
¿Qué podemos hacer? De momento he optado por dos opciones: entregar todo mi futuro a la providencia de Dios y desde mi cotidianidad sembrar en la cosecha del mañana (estudiantes) la fe en Dios y el Santo Temor de Dios.
La muerte de Chávez dejó claro que la cabeza de este mal no era él sino el demonio. Y que sin una conversión como la de Nínive Venezuela avanza hacia una purga divina sin precedente en su historia.
Somos una sociedad que asusta, que no nutre, pecadora. Solo queda decir: perdón mi Señor.

Hoy he decidido compartirlo y expandirlo un poco en aras de que la idea no quede en los momentos de una red social sino como un testimonio presente para la posteridad.

Cuando Pablo entró en Grecia, con el entusiasmo de llevar la buena nueva que a él lo había convertido, fracasó. Y fracasó no porque su mensaje fuese mentira ni por falta de voluntad. Es que Grecia, con su politeísmo, creía en muchas cosas y a su vez no creía en nada. Era una suerte de tener “dioses a la carta”, según sea la necesidad se utilizaba o se cambiaba de dios.

Constantemente muchos creyentes caemos en el error de la desesperanza y cuando Dios calla muy prolongadamente le buscamos sustituto; cuando perdemos la fe pues invocamos EL ALGO que cambie las cosas, una suerte de ruleta de la historia cuya pelotica esperamos caiga en el número correcto.

Cuesta creerlo pero Dios no se cruza de brazos ante los acontecimientos de la vida, de la tuya y de la mía. Es como señalan en la película Dios no está muerto 2, al decir en el guión que: “Durante la prueba el maestro está en silencio”. Eso es lo que siento, insisto, nos falta como país; Confiar en el Dios crucificado de Pablo y no poner nuestra esperanza en la desesperanza, en ese algo que nadie sabe qué es.

El demonio, líder de todos los males, instrumentaliza personas y a través de ellas da rostro a su maldad. Pero las utiliza y estas al consumirse en su maldad son reemplazadas por otras. Por eso el mal nunca termina ni terminará hasta la parusía de Cristo. Solo una sociedad reduce sus niveles de maldad y de error cuando, como Nínive, se arrodilla y pide perdón por sus errores, algo que en Venezuela parece tan distante de ocurrir porque no tenemos “un rey” que tema a Dios y respete sus advertencias. ¿Será el tiempo de la purga? Dios los bendiga, nos vemos en la oración.

Luis Tarrazzi

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