jueves, 22 de diciembre de 2016

OTRA NAVIDAD SIN CRISTO


Complicado entender lo que significa la navidad en nuestros tiempos. Adornos, ropa y comida se han posado con fuerza en el altar de nuestros corazones para la navidad y sin lugar a dudas hoy adoramos más la magia de la navidad que al Dios encarnado que se hizo hombre para devolvernos la amistad con el Dios Padre Creador.

Cristo prometió, hace más de 2000 años que regresaría; y esta segunda venida, la definitiva, marcaría el fin de lo conocido, del pecado y del mal, trayéndonos la justicia y la paz que todos anhelamos pero por la que pocos trabajamos. Ahora, esperar 2000 años a una persona y sostenerse a receta de fe no es sencillo. ¿Será que Cristo no volverá?

La pregunta que yo más bien debería realizar es: ¿Cristo alguna vez se fue? A veces confundimos ver con presencia, tocar con presencia, oler o escuchar con presencia. Y en realidad Cristo dijo: “yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo” (Mateo 28,20). Cristo transformó su manera de acompañarnos en lo que siempre ha sido, un Dios Omnipresente que trasciende lo físico. En nuestra fe cristiana católica, Jesús se hizo parte de nuestra vida en el Sacramento Eucarístico, donde el sagrario es como el pesebre y Cristo, vivo y real, hace morada en él para que vayamos, como los pastores y reyes, a adorarle en espíritu y verdad.

En nuestras casas estamos esperando la navidad, eso es indudable, pero ¿estamos esperando a Cristo? Esta interrogante me recuerda las palabras de Jesús cuando interpelaba al mundo al decir: “…cuando el Hijo del Hombre venga, ¿hallará fe en la tierra?” (Lucas 18,8)

Recientemente publicaba el sacerdote dominico Fray Nelson Medina en su cuenta de facebook lo siguiente: “Muchos cristianos han olvidado qué significa Navidad; al parecer algunos fundamentalistas de otras religiones sí lo tienen bien presente”. Haciendo clara alusión al reciente atentado vivido en Alemania donde un vehículo envistió un mercado con elementos característicos de la navidad occidental.

La navidad es navidad por Cristo. Esperar su venida, anhelarla sin miedo y con profunda esperanza es lo que más nos debe caracterizar como cristianos. Aunque cada vez resulte más difícil y contra corriente, es la fe la que debe sostenernos. Feliz navidad 2016 para todos, Dios los bendiga, nos vemos en la oración.


Luis Tarrazzi

martes, 20 de diciembre de 2016

LOS 5 PASOS PARA HACER UN “BUEN” ESPÍRITU DE LA NAVIDAD



Este 21 de diciembre, como nos lo ha enseñado la doctrina de la Nueva Era, muchos católicos celebrarán el espíritu de la Navidad. Una fiesta marcada por nuestras necesidades y la invocación de un poder que nos lo conceda. Podríamos decir que es un prólogo para la navidad, que no se vincula en nada con ella pero que se suma a nuestra nutrida cartera de sincretismos y dudas.

Por eso he preparado para este año un honesto manual de conciencia que nos servirá para vivir esta celebración más clara y coherente con lo que realmente somos:

Primero: Termina de reconocer que No amas a Dios por sobre todas las cosas. Esto te aliviará profundos males de incoherencia y te definirá como lo que realmente eres, un practicante politeísta. Dios se define a sí mismo como un Dios celoso y como el único Dios verdadero y este nivel de fe nos invita aceptar lo bueno y lo malo que recibimos e inclusive aceptar aquellas cosas que no llegan a nuestras vidas porque ante la mirada del Creador seguramente no nos convienen todavía o nunca.

Segundo: No santifiques las fiestas dominicales porque ahí, en las misas, hay una oración que repetimos en comunidad que reza así: “Tuyo es el Reino, tuyo es el Poder y la Gloria por siempre Señor”. Semejante afirmación no da espacio a invocaciones de desconfianza en deidades que nada tienen que ver con Jesús y su camino de salvación.

Tercero: El 21 en la noche, cuando esperes con emoción al espíritu de la navidad, coloca una cruz en la mesa y mírala “minutos antes de que llegue este simpático viejito de los deseos” así, mirando a Jesús y su dolor, encontrarás más sentido a la traición de Judas que lo vendió por 30 monedas de plata y quizás hoy tú lo harás por 7 deseos.

Cuarto: Cuando termines de leer cada deseo repite con devoción: “Te lo pido a ti porque desconfío de la Providencia de Dios”. Eso acelerará el poder de tu deseo y quizás haga que el mismo llegue más rápido. Porque seguramente has olvidado las palabras del Arcángel Gabriel: “Para Dios nada hay imposible”.

Quinto: Aclárale a tu nuevo dios que creerás en él pero no para siempre. Porque seguramente cuando el demonio invite a nuevas traiciones contará contigo para sus proyectos cargados de “buenos” deseos. No olvides que gracias al demonio y la emoción de Eva por ser como Dios hoy nosotros morimos y sin Cristo no tendríamos salvación.

Que tengas un feliz espíritu de la navidad. Dios te bendiga, nos vemos en la oración


Luis Tarrazzi 

lunes, 12 de diciembre de 2016

AL DIOS DESCONOCIDO (POR LOS VENEZOLANOS)



Hace pocos días publiqué este comentario en mi muro privado de facebook, el cual comparto a continuación:

“Aquí tiene ya que pasar algo", la frase más clara que señala el nivel de impotencia que tenemos los venezolanos. La verdad es que ya no sabemos qué hacer y todo lo transformamos en "algo". Estamos como en los tiempos de Pablo en Grecia orándole " al Dios desconocido"
La rabia que sentimos es fruto del miedo. Y así, con miedo, la esperanza se nos nubla.
¿Qué podemos hacer? De momento he optado por dos opciones: entregar todo mi futuro a la providencia de Dios y desde mi cotidianidad sembrar en la cosecha del mañana (estudiantes) la fe en Dios y el Santo Temor de Dios.
La muerte de Chávez dejó claro que la cabeza de este mal no era él sino el demonio. Y que sin una conversión como la de Nínive Venezuela avanza hacia una purga divina sin precedente en su historia.
Somos una sociedad que asusta, que no nutre, pecadora. Solo queda decir: perdón mi Señor.

Hoy he decidido compartirlo y expandirlo un poco en aras de que la idea no quede en los momentos de una red social sino como un testimonio presente para la posteridad.

Cuando Pablo entró en Grecia, con el entusiasmo de llevar la buena nueva que a él lo había convertido, fracasó. Y fracasó no porque su mensaje fuese mentira ni por falta de voluntad. Es que Grecia, con su politeísmo, creía en muchas cosas y a su vez no creía en nada. Era una suerte de tener “dioses a la carta”, según sea la necesidad se utilizaba o se cambiaba de dios.

Constantemente muchos creyentes caemos en el error de la desesperanza y cuando Dios calla muy prolongadamente le buscamos sustituto; cuando perdemos la fe pues invocamos EL ALGO que cambie las cosas, una suerte de ruleta de la historia cuya pelotica esperamos caiga en el número correcto.

Cuesta creerlo pero Dios no se cruza de brazos ante los acontecimientos de la vida, de la tuya y de la mía. Es como señalan en la película Dios no está muerto 2, al decir en el guión que: “Durante la prueba el maestro está en silencio”. Eso es lo que siento, insisto, nos falta como país; Confiar en el Dios crucificado de Pablo y no poner nuestra esperanza en la desesperanza, en ese algo que nadie sabe qué es.

El demonio, líder de todos los males, instrumentaliza personas y a través de ellas da rostro a su maldad. Pero las utiliza y estas al consumirse en su maldad son reemplazadas por otras. Por eso el mal nunca termina ni terminará hasta la parusía de Cristo. Solo una sociedad reduce sus niveles de maldad y de error cuando, como Nínive, se arrodilla y pide perdón por sus errores, algo que en Venezuela parece tan distante de ocurrir porque no tenemos “un rey” que tema a Dios y respete sus advertencias. ¿Será el tiempo de la purga? Dios los bendiga, nos vemos en la oración.

Luis Tarrazzi

viernes, 2 de diciembre de 2016

¿QUÉ ES LA IGLESIA?


Muchas respuestas teológicas, pastorales y hasta mundanas podrían aventurarse a responder esta pregunta, y en términos de certeza creo todas podrían dar un aporte constructivo para resumir una sola respuesta.

Desde la fe, Iglesia somos todos los bautizados en Cristo, una comunidad que cual familia de Dios (citando el catecismo) camina hacia la eternidad. Una Iglesia dividida en tres: Militante, Purgante y Triunfante.

Pero la Iglesia nació de una respuesta. Sí, fue una respuesta correcta, certera y muy iluminada que donada por Dios (según el mismo Cristo) sembró las bases de nuestra fe. La respuesta a su vez derivó de una pregunta concreta de Jesús: “¿Y para ustedes, quién soy yo?”. Sonaría radical decir que una persona que no le responda esto a Jesús no debería formar parte de la Iglesia. Esa pregunta, consciente y directa nos interpela y no tiene atajos, matices o varias opciones. La pregunta llevada al primer pronombre personal, el yo, nos la haría hoy Jesús así: “Para ti, ¿quién soy yo?” Porque si para ti Cristo es una ideología de vida, un amigo fiel, un profeta, un iluminado, un guía, un tipo chévere de la historia de la humanidad, entonces en tí la Iglesia no podría sembrar raíces, no podrías ser sucursal de esta Iglesia Universal (Católica). La respuesta es una: “Tú eres el Mesías, el hijo de Dios vivo” Esta respuesta de Simón le dio entrada a la Iglesia de Cristo a nuestra historia humana. Fue su respuesta acertada, poco pensada pero potentemente colocada en su intelecto la que impulsó el nacimiento de nuestra Iglesia.

Sí, nuestra Iglesia fue producto de una respuesta correcta, de un anhelo de verdad, de una inspiración divina, de un profundo amor. La Iglesia es el recuerdo más vivo de un Cristo humano y la Eucaristía es la presencia viva de un Cristo Divino.

La Iglesia camina y tropieza pero su santidad brilla por Jesús. La Iglesia es la fuente de respuestas correctas. La Iglesia es el manual que seguido conduce a una eternidad con Dios.

Se podrán equivocar cardenales y obispos, sacerdotes y laicos, pero Cristo no se equivocó cuando dijo estas palabras: Bienaventurado eres, Simón, hijo de Jonás, porque esto no te lo reveló carne ni sangre, sino mi Padre que está en los cielos. Yo también te digo que tú eres Pedro, y sobre esta roca edificaré mi iglesia; y las puertas del infierno no prevalecerán contra ella.…” (Mateo 16, 17-18). Dios los bendiga, nos vemos en la oración.


Luis Tarrazzi