lunes, 25 de abril de 2016

CARTA ABIERTA AL PADRE NUMA MOLINA




SIN APOLOGÉTICA NO HAY FE

Es malo, muy malo, hablar mal de un sacerdote. En términos generales por los sacerdotes se reza y se aboga por su fortaleza. Así que no quisiera centrarme en su ministerio sacerdotal sino, con el respeto que se merece, en el contenido de sus ideas, ya que escuchando su entrevista radial con la periodista Gladys Rodríguez del 25 de abril de 2016 (1:30 pm a 2:00 p.m.) cuando usted es presentado como sacerdote católico habla en representación de la fe que amo y defiendo.

Jesucristo nos invita a amarnos, a trabajar por los pobres, pero por encima de todo eso a EVANGELIZAR, porque quizás Jesús sabía que “pobres siempre tendríamos entre nosotros pero a él no siempre lo tendríamos” y eso no solo aplicaba a su tiempo con nosotros sino que aplica para la vida en sí misma. Culminado nuestro tiempo en esta vida si perdemos a Jesús ¿quién nos lo podrá recuperar?

Siempre da como escozor escuchar a sacerdotes o religiosos hablar de luchas sociales porque en la visión marxista de la teología de la liberación eso podría tener cabida, pero en la realidad integral de los evangelios esa “lucha” de Jesús por los pobres por encima de los ricos no se ve ni con lupa. El mensaje de Jesús era elocuentemente como su reino, fuera de este mundo. Era una misión centrada en abrirle las puertas a los pecadores, que somos todos, de la aceptación de su labor salvífica, ya que el pecado está presente en todos: niños, jóvenes, adultos y ancianos. No es un tema de condición social sino de concupiscencia.

Yo he estado en sus homilías, le he escuchado criticar del código de derecho canónico y sus miles de cánones, también habla de una diferencia entre ser cristianos y católicos, porque ser cristianos, para usted, trasciende cualquier encierro institucional religioso. Me gustaría ver si Santa Catalina de Siena, la doctora, pensaría igual que usted. Porque en ese puente que ella describe entre el hombre y Dios que sería Jesús, la única tienda descrita, necesaria, para caminar hacia Dios es la Iglesia Católica.

Los discursos cargados de demagogia y de profundo desprecio a la institucionalidad, en nuestro caso, religiosa, siempre calan en la fe popular. Acomodan a las personas en sus pecados, en sus conceptos. Se entiende: “solo importa amar” y nos hacemos populares para el mundo.  Así cabe la pregunta del mesías: “¿de qué le sirve al hombre ganar el mundo entero si se pierde así mismo? Sacerdotes con magisterios paralelos, con doctrinas propias, que se sienten avanzados en sus ideas con respecto a lo ortodoxa que es la Iglesia, esos sacerdotes caen bien al mundo, encajan perfecto, pero ¿son pastores de Dios?

La Iglesia no es perfecta y jamás lo será hasta la parusía del Señor, pero los que desde afuera la cuestionan y adversan, así sea en sus tildes, comas o signos de exclamación, tampoco son perfectos. Pero la Iglesia sí es santa y lo es porque aquel que murió por ella (como expresa San Pablo en Efesios) lo es.

Ahora, cuando un consagrado suma a sus ideas empatías políticas contamina lo sagrado con lo superfluo, vacío y estéril, eso que le ha hecho tanto daño a las sociedades y en especial a mi amada Venezuela. Una revolución que vociferó improperios grotescos contra cardenales y obispos, que practicó abiertamente la santería, que alimentó de odio a un país que se caracterizaba por su camaradería, que hizo daño a empresarios, comercios y que cual Robin Hood robó a los ricos para dar a los pobres, ese sistema ¿es defendible?, ¿no hay solidaridad por sus colegas vocacionales ofendidos?

Sus misas son famosas, televisadas. Es una figura pública y el  gobierno confía en usted, ¿eso no debería ya indicarte que algo va mal?, ¿dónde está el desprecio y las persecuciones por ser cristianos que Jesús padeció y vaticinó para quienes evangelizaran en su nombre? Un padre amigo decía: “cuando todo huele muy bien es porque algo está muy descompuesto”

No hay desprecio en las buenas intenciones que manifiesta a favor de los pobres y desasistidos, esa labor la hace la Iglesia institucional también. Pero el centro de nuestra labor evangelizadora no son los pobres, sino las almas, la conversión, la gracia, la aceptación amorosa y radical de Jesús como único camino de salvación, la correcta formación sacramental, el respeto a la Eucaristía, el amor a la Iglesia que es VOLUNTAD DE DIOS. Los pobres tienen la mirada amorosa de Dios quien ofrece consuelo y salvación para ellos, pero a veces esa promesa se cumple después de la muerte como en la historia de Lázaro y Epulón.

Cuestiono cualquier postura radicalizada en la política, bien sea a favor del gobierno o en contra (porque también hay posiciones muy radicales de sacerdotes en contra del gobierno). Los puntos de encuentro para reunificar a Venezuela parten por entender el DESASTRE político y social en el que vivimos TODOS SOMOS RESPONSABLES, todos lo que pusieron sus ideas y vivismos por encima del bien común. ¿Hay raspa cupos, bachaqueros, corruptos en general?, claro que los hay. Y eso ocurre porque Venezuela perdió el temor de Dios, padre Numa, Venezuela ya no teme el juicio porque hablamos mucho de la misericordia. Así Santiago nos recuerda:

“Habrá un juicio sin misericordia para quien no practicó la misericordia, pero la misericordia triunfará sobre el juicio”
Santiago 2,13

Evangelicemos con la Iglesia Padre Numa porque “ni las fuerzas del infierno podrán contra ella” Así cabría la pregunta para todos: ¿de qué lado están nuestras fuerzas? Dios lo bendiga, nos vemos en la oración.

Lic. Luis Tarrazzi

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