Tres aspectos
mencionaré para abordar esta interrogante:
1) Papel de
los cristianos católicos
2) Papel de
los cristianos NO católicos
3) Integración
de nuestros hermanos mayores, la fe judía.
Prólogo para artículo:
Mis recientes opiniones sobre el Islam,
incluyendo una en audio cargada en youtube, pudieran catalogarme de un anti
islamista, pero de corazón no es así. Sin embargo sí pienso que alrededor del
Islam hay un rápido y creciente ascenso de fundamentalismo, de violencia y de
imposición de la fe, a la fuerza, que no solo a mi debe preocupar. Nuestra fe
cristiana ya vivió una etapa gris y conoce los resultados de buscar imponer la
fe por la fuerza, algo que conlleva a futuro a injusticias y la percepción del
desprecio a todo lo sagrado, aumentando la búsqueda del secularismo y el
relativismo. Algo así como que Dios estaría siendo víctima de malos
publicistas.
Lo único que hace al islam
compatible con la fe cristiana católica, a grandes rasgos, en su adoración
monoteísta al Padre Creador de todas las cosas, visibles e invisibles. Y como
rasgo menor que ven en Jesús a un gran profeta. A este elemento lo llamo “rasgo
menor” porque, para mi pobre enfoque, no reconocer a Jesús como Dios mismo y
como hijo de Dios es prácticamente no reconocerlo.
Ante una escalada de una fe que
etiqueta de “infiel” a todo el que no reconozca el Corán y que se ha ido
adueñando de gobiernos y países, contaminando las mentes de jóvenes sin
identidad, en su ala más extremista, debemos tener alguna reacción más allá de
la pasividad.
Papel de los cristianos católicos
Los seres humanos por naturaleza necesitan
una identidad y pienso esto aplica tanto para lo material (la conducta) como
para lo espiritual. Este dualismo conforma el SER. El extremo más pobre de este
existencialismo lo encontramos en el ateísmo y el secularismo y el lado más
agudo en el fundamentalismo (de cualquier denominación religiosa). Así todo
cristiano católico debe tener orgullo de su identidad espiritual y ese orgullo
se consuma, se hace real, en la conducta humana. Como explica el apóstol
Santiago: “La fe sin obra en una fe muerta”. La pérdida de esta identidad conlleva a la apatía de
quizás ni siquiera plantearnos, desde nuestra militancia laica y seglar (sin
generalizar) una abierta lucha al secularismo, permitiendo que
crezcan corrientes religiosas como el Islam, que se presumen la mano de
la justicia de Dios. El secularismo trae caos porque va de la mano con el
relativismo. Al no existir nada malo, nada que cuestionar, los derechos se
pisan entre sí y esto conlleva a que se busquen medidas de disciplina social
fuertes y determinantes y es aquí donde el Islam toma fuerza. Es como se decía
en la Venezuela de finales del siglo XX que “aquí lo que hacía falta era una
mano dura como la del dictador Marcos Pérez Jiménez”; los resultados ahora nos
explotan en la cara. Los cristianos católicos tenemos que activarnos no como
cruzados sino desde una oración con causa, es decir, aprender primero cómo orar
para luego establecer motivos de oración. Hacer dimicatios que aten las
influencias del demonio en nuestras sociedades y gobernantes, hacer conciencia
de la Eucaristía y su adoración sincera y sobre todo RETOMAR ESPACIOS PÚBLICOS
DE FORMACIÓN donde ya la Iglesia sencillamente no tiene presencia, algo que ha
hecho que estemos evangelizándonos, cantándonos y predicándonos a nosotros
mismos, como dijo recientemente el Santo Padre Francisco: “estamos peinando
ovejas”, añadiendo yo, a puertas cerradas y de forma segura.
Papel de los cristianos NO católicos
Aunque creo que sonará feo esto que
diré, ¡Ya basta de este infantilismo doctrinal que practican muchos
protestantes de ver en la fe cristiana católica su horizonte pastoral de
ataque! Cuando el verdadero mal surge por fuentes no cristianas. Muchos de estos
hermanos ha preferido la pastoral sencilla (aunque duela decirlo) de sacar
católicos de su fe para incorporarlos a la de ellos. No discutiré por qué están
equivocados en esta postura, porque ese no es el fin de este artículo, pero sí
cuestionaré que la división entre cristianos debilita la presencia y acción de
Jesús como salvador en el mundo. Jesús lo advertía sobre el fracaso de un reino
dividido y este concepto sí que lo ha entendido bien el diablo a la hora de
contrarrestar la eficiencia de esta fe, viéndose ahora suplida por una
fe islámica, desde donde hoy se cometen atrocidades criminales peores que las
de cualquiera que no crea en Dios y haga el mal. Desde la fe católica el protestantismo
no es percibido como una enemiga, quizás antes lo fue y ambos se hicieron mucho
daño, pero en ese el cristianismo católico ha crecido y mucho. Y tenemos que
unirnos sin sabotearnos, sin herirnos, mostrando el mensaje de Jesús bien sea
solo desde la biblia (los protestantes) o sumando la biblia los sacramentos, la
tradición y la asesoría sacerdotal (católicos)
Integración de nuestros hermanos mayores, la
fe judía
La fe hebrea, nuestros hermanos mayores en la
fe (llamados así por San Juan Pablo II), son y serán siempre el pueblo escogido
por Dios. De ellos heredamos el conocimiento y amor por Dios. En esta fe María
y Jesús fueron formados y el cristianismo no es la sustitución de esta fe, sino
en cierta forma, es su plenitud. Jesús es el mesías que esperaban los hermanos
Judíos y su reconocimiento, aunque no se dio, aún está con las puertas
abiertas. El judaísmo está invitado a crecer y sumarse al cristianismo y así dar
plenitud al mensaje de salvación. Ellos son nuestros hermanos, hermanos de fe y
salvación. Pero más allá de si esta unión está cercana o lejana de darse, lo
cierto es que como aliados ante la creciente fuerza del extremismo islámico es
muy importante. Es verdad que el judaísmo ha sufrido y mucho. El solo
holocausto vivido en el siglo XX bastaría para que ellos no quieran saber nada
de luchas y confrontaciones. Pero es que percibo que algo, peor y más masivo,
que el nazismo crece en el mundo con un objetivo fijo, acabar con el
cristianismo y las libertades de culto, incluyendo la fe hebrea.
Como REFLEXIÓN FINAL hay algo que no está en los puntos de inicio pero
que podría, fácilmente, ser el cuarto punto;y es la propia postura interna de
quienes practican el Islam. Yo escucho mucho que no todo el Islam es así y
seguramente es cierto. Pero si dentro de sus practicantes no hay un esfuerzo
creíble de presentar una postura más digerible de esta fe, sobre todo a
nivel de los gobiernos de credo islamista, sencillamente eso se traduciría como
una complicidad interna, una placebo diplomático que buscaría atenuar las
críticas sin develar el verdadero propósito del Islam (solo como reflexión).
Dios los bendiga, nos vemos en la oración.
Lic. Luis Tarrazzi
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