viernes, 31 de diciembre de 2021

¿A DÓNDE VAN LOS AÑOS VIEJOS?

 


Dios creó todas las cosas pero delegó al hombre definirlas, darle nombre, y es ahí que entre tantos conceptos surge uno que ha marcado el transcurrir de las vidas humanas: el tiempo. Lo que conocemos por años se enmarca en la lógica del tiempo (meses, días, horas, minutos, segundos...); pero a su vez hemos hecho una suerte de caracterización del tiempo, dándole atributo de "buenos o malos años, buenos o males meses, buenos o malos días..."


Ya una vez señalé que los años no eran buenos ni malos, simplemente eran espacios de vida donde se desarrollaban hechos, sucesos, acontecimientos que iban nutriendo el libro de nuestras vidas. Nadie se la pasa todo un año, día a día, hora tras hora, llorando o riendo, pero sí es posible que acontecimientos puntuales consuman buena parte de nuestros estados de ánimo en fases de alegría, depresión, preocupación, ansiedad, triunfos, etc. 


Lo que sí es de impacto es el poder de los seres humanos para marcar definiciones o conceptos, no solo para los años sino también para determinar los recuerdos de personas. Como bien dicen por ahí, la historia siempre dependerá de quien la cuente y es ahí donde una exclamación del Salmo 8 tiene mucho contenido para esta idea que deseo expresar: 


"¿qué es el hombre, para que te acuerdes de él?, qué es el hijo de Adán para que cuides de él?. Un poco inferior a un dios lo hiciste, lo coronaste de gloria y esplendor. Le has hecho que domine las obras de tus manos, tú lo has puesto todo bajo sus pies: ovejas y bueyes por doquier, y también los animales silvestres, aves del cielo y peces del mar, y cuantos surcan las sendas del océano." 


El año 2021, al igual que el 2020, posiblemente será recordado en mayoría y para los efectos de la historia, como el año de la pandemia COVID 19 y con ello, con los tapa bocas y las políticas de encierro y distanciamiento social, serán recordados como años malos, dignos de olvidar. Esa determinación es cierta, pero no por ello injusta, porque estoy seguro que también durante estos años tuvimos espacios para reír y ser felices. Aprendimos a encontrarnos como hogar, como familia. Pero es ese poder de etiquetar la historia lo que también puede marcar la vida de personas. ¿Cómo recordamos a Hitler?, como un macabro hombre de la historia, casi que un demonio encarnado, y es cierto. Sus males definieron sus recuerdos para la posteridad, aunque posiblemente eso borre injustamente el hecho de que este ser haya tenido espacios de amor o de detalles para con sus afectos así haya sido a tempranas horas de su vida. (no se entienda como una apología del nazismo porque sin duda comparto el desprecio a este oscuro recuerdo de nuestro siglo XX)


En la película Coco, y quizás es donde mejor aplica, los recuerdos tienen poder pero debemos cuidarnos de etiquetar la historia a razón de nuestras percepciones, porque como dije al inicio, Dios creó las cosas, el hombre definió los tiempos. Seamos misericordiosos al momento de evaluar las vidas de otros y los momentos, porque a nivel de días entre el 31 de diciembre y un 1ero de enero solo ha pasado un día más, una hora más, un minuto más. No seamos fatalistas a la hora de recordar los años de nuestras vidas, que con sus altos y bajos permiten definir lo que tu y yo somos hoy.


Feliz año 2022 y que en él nos preparemos para vivirlo con todo lo que eso implica: alegrías, tristezas, rabias, miedos y desagrados (citando las emociones de la película intensamente)


Dios los bendiga, nos vemos en la oración


Luis Tarrazzi 


Instagram: @luistarrazzi

Twitter: luistarrazzi


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jueves, 30 de diciembre de 2021

A LOS QUE SE FUERON POR COVID 19


Para el momento que escribo estas líneas Google reporta más de 5,42 millones de fallecidos por COVID 19, de un total de 285 millones (redondeado) de casos diagnosticados, manteniéndose la cifra de muertes en relación porcentual cercana al 2%. Un cifra tan baja no puede atribuirse como una enfermedad letal, pero no por ello ha dejado de ser, desde el año 2020, el foco de preocupación de la mayoría de las personas del mundo y creo que podría afirmar que todos conocemos casos cercanos de personas que fallecieron por COVID.


Todos los días batallamos contra la muerte, la cual, paciente nos espera a todos por igual. Somos un cliente seguro que comprará una vez y para siempre sus servicios. Caminamos hacia ella porque, como dice el refrán, "todos los caminos conducen a Roma", pues todos nuestros caminos conducirán a la muerte.


Pero la mirada de la vida no debe centrarse en este final. La vida hay que vivirla y con pasión, atendiendo a cada detalle que nuestros sentidos nos permiten percibir. Pareciera que en ese reloj de arena que consume nuestro tiempo, debemos fijar la mirada en lo integral y no en lo que en teoría nos quede por vivir, ya que como dijo Jesús en una oportunidad refiriéndose a su venida: "nadie sabe el día ni la hora". La muerte es lo más anti protocolo y anti esquemas que conoceremos de la vida. ¿Quién podría pensar que con una tasa de muerte de 2% y por ende una probabilidad de supervivencia del 98%, tantas personas hoy tengan duelos, porque el COVID decidió que dentro de su 2% estarían sus seres queridos?, nadie.


Sin el consuelo de un más allá, de un cielo administrado por la misericordia de Dios, no solo estas pérdidas, sino todas las vividas por enfermedades, accidentes, malas decisiones, nos serían insuperables. Es verdad que el tiempo lo sana todo, pero no cura las heridas del vacío. 


El libro de Eclesiastés, capítulo 3, 1 - 8, encontraremos una enseñanza fundamental para la vida:


Todo tiene su momento oportuno; hay un tiempo para todo lo que se hace bajo el cielo: un tiempo para nacer, y un tiempo para morir, un tiempo para plantar, un tiempo para cosechar; un tiempo para matar, y un tiempo para sanar; un tiempo para destruir, y un tiempo para construir; un tiempo para llorar, y un tiempo para reír, un tiempo para estar de luto y un tiempo para saltar de gusto; un tiempo para esparcir piedras, y un tiempo para recogerlas; un tiempo para abrazarse, y un tiempo para despedirse; un tiempo para intentar, y un tiempo para desistir; un tiempo para guardar, y un tiempo para desechar; un tiempo para rasgar, y un tiempo para coser; un tiempo para callar, y un tiempo para hablar;  un tiempo para amar, y un tiempo para odiar, un tiempo para la guerra, y un tiempo para la paz.


Por eso, esto no se trata de malas rachas, de mala suerte, de que Dios no nos ama, de que nos cayó la pava (mala suerte). Esto es vivir, y en los esquemas de la vida, sus excitantes momentos y amargas experiencias, cada día nos recuerda el por qué debemos ser agradecidos con lo que tenemos en salud, techo, comida, trabajo, familia. 


No olvidemos que los que se fueron por COVID 19 no han dejado de existir, solamente llegó "su tiempo de morir" y esto les abre una nueva experiencia de vida que todos conoceremos y que al llegar seremos como los recién nacidos, aprenderemos a vivir fuera del líquido amniótico de esta vida para respirar aires de vida eterna. 


Dios les bendiga, feliz año 2022 y nos vemos en la oración


Luis Tarrazzi


Instagram: @luistarrazzi

Twitter: luistarrazzi


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viernes, 24 de diciembre de 2021

MI MENSAJE DE NAVIDAD 2021

 


Esta será mi navidad número 41, de mis 40 años cumplidos. La navidad es una época globalmente feliz, una época que invita a fortalecer los lazos familiares, sentarnos a la mesa con personas que quizás ya no vemos con tanta regularidad y, no menos importante, el compartir detalles, obsequios.

Para nuestra fe cristiana, no obstante, es eso y más. No es la llegada del Salvador (como muchos suelen indicar), sino el recuerdo de un triunfante plan de salvación que inició no un 25 de diciembre, sino 9 meses atrás en el anuncio de su encarnación. Cristo se hace hombre para que, compartiendo nuestra naturaleza frágil y limitada, nos señalara un camino, una verdad y una vida. Sin embargo, desde hace tiempo, gota a gota, la navidad se ha ido transformando en algo muy humano, de recuerdo poco divino. El espíritu de la navidad, centrado en regalos, comidas, música, alcohol, juegos y bellos adornos, arropa cualquier intento de oración, conversión y encuentro con nuestro Salvador, que nace desde el tiempo de adviento hasta el final del tiempo de navidad, por allá en el recuerdo litúrgico del bautismo de Jesús. 

La necesidad de que Dios, en la persona del Hijo, se encarnara, responde a un gesto de amor incalculable o fuera de toda lógica humana. Este tiempo nos llama a emular un sacrificio que Cristo ejemplificó: él, conservando su naturaleza divina, decidió asumir la naturaleza humana. Nosotros, con nuestra naturaleza humana, estamos llamados a desear y vivir la naturaleza divina desde la mirada de los santos, jamás para ser dioses, pero sí para ser espiritualmente eternos y, con él, eternamente felices.

Cada año podemos vivir este tiempo de muchas maneras: potenciar los detalles, esforzarnos por construir bellos momentos familiares, agradecer cada día con salud, pero sin dejar a un lado a quién recordamos, quién es el celebrado.

Finalmente, este año 2021, al igual que el 2020, han sido años que se recordarán en la historia como los años de la pandemia (el 2022 no será la excepción, esperando que para finales de este ya la pandemia esté superada). Este año 2021 muchos perdieron seres queridos, muchos vivieron separaciones matrimoniales, agudas crisis económicas, riñas no sanadas, depresiones, desempleos, falta de fe. Ante todo esto recordaré las palabras que el ángel Gabriel dijera a María: "para Dios nada es imposible". La vida, por ser vida, tendrá sus altos y bajos y eso no va unido a años buenos o años malos, simplemente al hecho de vivir. Esperemos que esta navidad 2021 y el próximo año 2022 nos permita conservar y crecer en la fe, obtener necesarios espacios de paz alejados del chisme y las murmuraciones, fortalecer los lazos familiares y confiar en la providencia de aquel que nos amó hasta el extremo.


Feliz Navidad 2021

Dios los bendiga, nos vemos en la oración

Luis Tarrazzi